Ignorar la crisis climática podría causar daños económicos a la economía global de entre USD152 billones y USD792 billones para 2100, la pandemia terminará costándole USD28 billones, la epidemia de la depresión USD16 billones entre 2010 y 2030, los accidentes de tránsito casi USD2 billones entre 2015 y 2030.
Solo en los Estados Unidos la pobreza infantil ya tiene un costo económico de 1 billón de dólares al año y los congestionamientos de transito otros USD305 mil millones. La obesidad cuesta a la economía global y los sistemas de salud USD2 billones al año. A la economía de Latinoamérica el crimen y la inseguridad cuestan USD261 mil millones al año. Para poner en dimensión estos números el PBI global antes de la pandemia alcanzó los USD88 billones.
Pero no solo es dinero, también son vidas, pobreza y tristeza. La polución ambiental mata 5 millones de personal al año, y la destrucción de ecosistemas extingue especies a un ritmo nunca antes visto, el Covid-19 acumula a marzo de 2021 casi 3 millones de víctimas fatales, 1.4 millones mueren en accidentes de tráfico, 800 mil personas se suicidan cada año, 145 mil son asesinadas en Latinoamérica y en el mundo cientos de millones de personas viven en la pobreza sin agua potable ni infraestructura básica.
Todos estos problemas tienen algo en común: resolverlos sería más barato a dejar que sigan ocurriendo. Dejando de lado cuestiones humanísticas, desde el enfoque económico carece de sentido no invertir en resolverlos.
La agricultura intensiva e insostenible, la destrucción de los ecosistemas naturales y la cría industrial de animales como cerdos y pollos está directamente relacionada con enfermedades y pandemias como el coronavirus. Financiar una transición hacia una agricultura y ganadería sustentables, y una economía libre de carbono, es muchísimo más barato que seguir por este camino y tener que afrontar este tipo de epidemias devastadoras de forma regular. El mundo está tratando los síntomas sanitarios y económicos de la pandemia, pero no la causa ambiental. Un informe de The Food and Land Use Coalition estima que invirtiendo entre USD300 mil millones y USD350 mil millones al año en agricultura sostenible se podrían ahorrar trillones de dólares en daños económicos y ambientales.
Durante 2020 el gasto militar global fue de USD1.9 billones; en contrapartida el gasto gubernamental en eficiencia energética, energías renovables, transporte sustentable e I+D vinculado a estas energías renovables no supera los USD250 mil millones, por lo que invertimos 8 veces más en armas que en combatir el cambio climático. Cuando se trata de amenazas potenciales como una guerra o un ataque terrorista, los gobiernos no tienen reparos en desembolsar cientos de miles de millones de dólares.
Sin embargo, para frenar el cambio climático, que es un hecho real, que ya está sucediendo y que está provocando daños irreparables, no se destina lo suficiente. Según el reporte de la ONU de 2019 se debería lanzar de forma urgente un New Deal de escala mundial para detener el cambio climático. El reporte sostiene que invirtiendo el 2% del PBI global o alrededor de USD1.7 billones al año, se podría alcanzar una industrialización limpia en los países en desarrollo, produciendo una fuerte reducción de las emisiones hacia 2030 y generando 170 millones de empleos.
En cuanto a los accidentes de tránsito, si los países invirtieran de forma anual un 0,1%-0,2% adicional de su PBI en carreteras seguras se podrían salvar 450 mil vidas al año, con un retorno de USD8 por cada dólar invertido.
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