Tras la crecida del río Iguazú, que produjo el desborde de pasarelas en la Garganta del Diablo en las Cataratas, el ingeniero Hugo Rohrmann, especialista en recursos hídricos de la provincia, en contacto con Radio Facundo Quiroga, explicó que si bien este caudal impactó en el Paraná elevando su marca a 3,80 metros, la situación es solo temporal.
No obstante, consideró que se trata de una buena noticia, ya que comienza a configurar el escenario, para el fin de la bajante histórica que esperan llegue a fin de año.
«Esta crecida del río Paraná generada específicamente por el río Iguazú, ya está mostrando en nuestra costa valores por encima de los 3 metros que es el límite entre aguas bajas y medias, pero no va a subir más de lo que está 3,60 metros o 3,80 metros y al ser generada por el río Iguazú, es una creciente muy rápida pero también es corta, tiene poco volumen porque la cuenca es chica», explicó el referente.
«Pero no deja de ser una muy buena noticia que dentro del panorama de la gran bajante de este río Paraná se produzcan estos eventos, de algún modo aislado, pero que van configurando un escenario para que a lo mejor a fin de años podríamos decir que esta gran bajante fue historia y el río recupera sus niveles normales», anticipó.
Más adelante, el especialista precisó: «En este contexto, la parte más grande de la cuenca del Paraná, incluso la cuenca del Paraguay, prácticamente no llovió en las últimas tres semanas, es decir que este evento está generado por una lluvia muy focalizada sobre la zona de Curitiba la cuenca del Iguazú y algo sobre Itapú, pero sobre aguas arriba el Paraná sigue bastante deprimido y dentro de la lógica de la temporada seca, entrando al invierno las precipitaciones bajan ostensiblemente».
«Por eso la esperanza, si aparece un evento muy localizado, que de algún modo, días antes se dio sobre la cuenca del Uruguay, está configurando que la lluvias vuelven a ser normales», interpretó.
«Brasil determinó que en los próximos 3 meses dentro de este contexto de pocas lluvias las precipitaciones serán normales, y eso no deja de alentar que cuando comience la temporada de lluvia por septiembre y octubre, y son normales con este contexto de lluvias previas pueda decirse que el Paraná termina con su gran bajante», describió.
También destacó que «otro aspecto importante son los embalses, que en el río Paraná son más de 60, y se han empezado a recuperar, hoy están alrededor del 70% de su almacenamiento útil y por lo tanto dejan de ser un lugar de acumulación porque si aparecen nuevas lluvias podrán largar agua más o menos normalmente rio abajo y nosotros estamos ahí».
«El único aspecto que se está mirando y que recién allá por julio o agosto vamos a tener alguna confirmación, es si esta próxima temporada de lluvias es realmente normal o por encima de lo normal, entonces ahí si la cuenca va a aportar los valores como para que Corrientes, Barranqueras podamos decir que está por encima de los tres metros y se vuelva a la normalidad que conocíamos antes de 2020», agregó .
Asimismo, Rohrmann explicó: «La cuenca del Iguazú es la que está pegada al río Uruguay y son dos cuencas similares, que tienen como particularidad, a diferencia de lo que es la gran cuenca del Paraná y Paraguay, es que en los límites, cerca de las costas, están arriba de los 1.300 metros de altura, y en poco recorrido, llegando a las Cataratas, en el caso del Iguazú o a los saltos del Moconá en el caso del río Uruguay, bajan a 100 y 200 metros, y las dos cuencas en líneas generales, es normal que aparezcan estos eventos de 150 o 200 mm justamente por esa altura y generan rápidamente una crecida que se manifiestan dos o tres días en Cataratas y lo mismo en la zona Argentina», describió el proceso.
Esa es la particularidad que tienen el río Iguazú y Uruguay. En cambio el Paraná, desde Itaipú hacia arriba hay 2000 km y no con tanta pendiente por lo tanto una superficie más grande y por lo tanto las crecidas son mucho más lentas y más difícil de recuperar, esa es la diferencia clara que tienen estos dos ríos», contrapuso.
Al tiempo que recordó: «En la historia hubo crecidas del Paraná generadas por el Iguazú solamente, por eso trato de explicar especialmente a los que viven cerca de la costa, los productores, que hay que tener muy en claro el origen, si es del Iguazú es muy rápida, duplica, y de hecho eso ha hecho, en horas el caudal que sale de Itaipú, pero dura una semana, después desaparece y vuelve a la normalidad.
En cambio, si es una crecida del Paraná es mucho más lenta, demora 15 días o un mes en manifestarse, pero también, una vez que se dio, está uno o dos meses y las consecuencias son distintas o más graves que una minicrecida rápida del Iguazú».
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