Con el Domingo de Ramos comenzó ayer la Semana Santa para los católicos. En la Iglesia Catedral celebraron tres misas, a las 8.30, 10.30 y 20, con la tradicional bendición de laureles, olivos y hojas varias que representan las ramas de palma con las que una multitud recibió y esparció frente a Cristo mientras él entraba en Jerusalén. Por esto al ingreso y en las inmediaciones se pudo ver vendedores ambulantes que ofrecían estos ramitos para su posterior bendición.
El párroco Alberto Fogar reflexionó: «Vamos a compartir este momento tan importante que es el inicio de la Semana Santa, vamos a hacer partícipe de la celebración a todos los que nos acompañen y pedir al Señor su gracia para que vivamos una Semana Santa con la bendición de Dios y mucha disposición para recibir lo que el Señor quisiera regalarnos».
Y recordó que «después de haber preparado nuestros corazones desde el inicio de la cuaresma, por medio de la penitencia, la oración y las obras de caridad, hoy nos congregamos para iniciar con toda la Iglesia la celebración del misterio pascual de nuestro Señor, este sagrado misterio se realiza por su muerte y resurrección, para ello Jesús ingresó a Jerusalén, la ciudad santa, y nosotros llenos de fe y gran fervor, recordamos esta entrada triunfal y seguimos al señor para que por la gracia que brota de su cruz, lleguemos a tener parte en su resurrección y vida».
Semana Santa
Domingo de Ramos: se celebra la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. En todas las iglesias se hace una procesión con ramos benditos y cantos que recuerden a la multitud que aclamaba al Mesías. Con el Domingo de Ramos se da inicio a la Semana Santa y los católicos se disponen a acompañar a Jesús en su dolor y en su Gloria de Resurrección.
Miércoles Santo: se celebra la misa crismal. El crisma son aceites consagrados para los sacramentos del Bautismo y Confirmación. También en la consagración de obispos, la ordenación de los presbíteros, la dedicación de las nuevas iglesias y del nuevo altar. La unción con el crisma representa también la plena difusión de la gracia. Los otros óleos consagrados son el de los enfermos, llamado «unción de los enfermos» y el óleo de los catecúmenos.
Jueves Santo: este día se celebra la misa en la cual recuerda la Última Cena, que fue en la cual Jesús compartió la última vez con los discípulos a la mesa, también enseñó que con el gesto del lavado de los pies no existe diferencia entre maestro y discípulo. Este día recuerda la Última Cena de Jesús con sus discípulos en la que les lavó los pies dándonos un ejemplo de servicialidad en la última cena. «Jesús se quedó con nosotros en el pan y vino, nos dejó su cuerpo y sangre. Es el Jueves Santo, cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio», recuerdan.
Viernes Santo: este día recuerda cuando Jesús muere en la cruz para salvar a la humanidad del pecado y dar la vida eterna. El sacerdote lee la pasión de Cristo en la liturgia de la adoración a la cruz. Ese día no se celebra la Santa Misa.
En las iglesias, las imágenes se cubren con una tela morada al igual que el crucifijo y el sagrario está abierto en señal de que Jesús no está. El color morado en la liturgia de la Iglesia significa luto. Se viste de negro la imagen de la Virgen en señal de luto por la muerte de su hijo. Este día manda la Iglesia guardar el ayuno y la abstinencia. Se acostumbra rezar el Vía Crucis y meditar las Siete Palabras de Jesús en la cruz. Se participa en la Liturgia de Adoración a la Cruz con mucho amor, respeto y devoción. Se trata de acompañar a Jesús en su sufrimiento.
Sábado Santo: se recuerda el día que pasó entre la muerte y la resurrección de Jesús. Es un día de luto y tristeza pues Jesús no está. Las imágenes siguen cubiertas y el sagrario abierto. Es un día de silencio, reflexión y meditación, a la vez acompañamos a María en el dolor de perder a su hijo. Por la noche se lleva a cabo la vigilia pascual para celebrar la resurrección de Jesús. Vigilia que significa «la tarde y la noche anterior a una fiesta». En esta celebración se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo.
Domingo de Pascua: en este domingo radiante de vida, la Iglesia invita a participar del gozo de la Resurrección del Señor. Invita a participar (no a mirar desde fuera), a hacer nuestra esta alegría, como cuando se toma parte en una fiesta… Y esta es la fiesta más grande: la Pascua: la del Señor.