El caso de los policías de la comisaría Duodécima de Resistencia, detenidos y a un paso de ir a juicio por la presunta protección de narcos, armado de causas y amedrentar a gendarmes, sigue dando que hablar. Un informe publicado por el portal Corzuela en la web habla de supuestos «aprietes» de parte de los imputados.
También está imputada una mujer, acusada de ser una dealer protegida por los policías sospechados, y un gendarme, quien habría brindado secretos de inteligencia para favorecerlos. Las reveladoras escuchas telefónicas fueron clave en esta investigación.
A través de escuchas telefónicas se habría confirmado el vínculo de extrema confianza que había entre el sargento de apellido M. y la dama en cuestión. En una conversación que se produjo el 16 de diciembre de 2021, M. le pidió a ella que le provea de drogas para plantárselas a un sujeto de la zona y así detenerlo.
«Necesito que me aguantes cuatro bolsitas porque, bueno, escuchá, te adelanto, estoy por hacer unos pares de allanamientos (SIC) acá viste, en el Santa (Catalina) y le quiero poner falopa», le confió el sargento a la mujer. «¿A quién? ¿A mí?», preguntó ella preocupada. A lo que el sargento respondió: «Naaa, si te pido a vos no te voy a hacer. Es para constatar con un ‘gente’ (sujeto) que no estoy queriendo. Vos avisame, yo paro ahí en la ventanita, agarro y me voy. Yo ando acá, ando juntando bochitas, pero tengo que juntar todas las que pueda, pero con cuatro ya me amortiguás».
ASESORAMIENTO
En otras escuchas también se constató que el policía se desempeñaba como una suerte de asesor de delincuentes del barrio. Los asistía no sólo para evitar que sean detenidos, sino que también les brindaba apoyo cuando se producían allanamientos.
En una de las conversaciones, un sujeto le propuso cometer un robo, a lo cual el oficial se negó. Lejos de denunciar el hecho, le brindó una serie de consejos para evitar ser descubierto. «Si querés, metele. Pero vas a necesitar otro. Fijate nomás cómo lo vas a hacer. Tenés que mirar que no haya cámara ni nada», alertó.
En otra de las intervenciones telefónicas, se detectó un llamado entre este policía y quien sería un dealer de la zona, de apellido Aguirre. El segundo le pidió ayuda al primero debido a que justo en el momento en que se producía la conversación estaban allanando la casa de un pariente suyo en busca de droga. «Dejame, yo me voy a mirar para allá en el auto una disparada. Escuchá: agarrá y borrá todos los mensajes, todo lo que vos mandás a tu gente que te trae eso», instruyó el uniformado.
Posteriormente a las detenciones de los policías y allanamientos en la comisaría y sus domicilios particulares se sumó otra causa más contra los miembros de esta organización.
M. y otro policía de apellido C. fueron imputados por amenazar al grupo de gendarmes que los venían investigando. La amenaza ocurrió el 12 de enero de 2022 durante una recorrida que realizaba personal de Gendarmería. En un momento dado, el conductor del móvil advirtió que los venía siguiendo un automóvil Suzuki Fun. El auto logró sobrepasarlo y lo cruzó, colocándose delante, impidiendo su paso.
Del auto bajó el sargento M. y se presentó como personal de la Policía del Chaco y de manera muy agresiva interrogó a los gendarmes respecto de sus actividades en el barrio Santa Catalina. Los uniformados respondieron que sólo hacían «recorridas de prevención».
Olfateando lo que ocurría, días más tarde M. retomó su idea de intentar amedrentar a los agentes de Gendarmería que lo investigaban. Para eso se subió a una moto Honda Tornado y, acompañado de otro compañero, se presentó en la Unidad de Reunión de Información (el grupo de inteligencia de Gendarmería). Ambos estaban armados con escopetas. La situación no pasó a mayores.
Los policías investigados querían data respecto de qué pasaba en Gendarmería. Saber detalles de la investigación. Qué sabían y qué no. Es por eso que se comunicaron en varias oportunidades con un suboficial principal de Gendarmería, Miguel Hugo P., cumpliendo funciones en Río Gallegos. Este les brindó información sensible tanto de la estructura de la fuerza federal como de la pesquisa en curso. Por este accionar, el fiscal Sabadini también lo imputó por revelar secretos oficiales.
La organización
«La organización conformada por Ester de la C.P. y los funcionarios policiales M., C. y F. habrían comenzado a operar en 2021 a fin de concretar diferentes ilícitos», señaló el fiscal Patricio Sabadini en su requerimiento de elevación a juicio.
«El acuerdo para la actuación de los miembros de la asociación ilícita se observa de las intervenciones telefónicas realizadas respecto de los abonados utilizados por los encartados en donde se vislumbra perfectamente cómo estos actuaban coordinadamente en la jurisdicción donde los miembros de la Policía del Chaco operaban, más precisamente en la comisaría Duodécima», añadió.
En relación al gendarme P., indicó que «con su accionar, reveló información y datos de carácter confidencial, relativo a sus funciones como miembro de una fuerza de seguridad, cuando dio indicaciones específicas al encartado M. respecto de la Unidad de Reunión de Información (URI Chaco) de Gendarmería (…)» poniendo «en riesgo las investigaciones que estaban siendo llevadas a cabo».
Las causas de estos policías son cohecho pasivo, encubrimiento agravado, abuso de autoridad y asociación ilícita, todo en concurso real.