Por Guillermo Cabaña
La entrega del segundo libro del amigo y periodista Silvio Buittoni, «Tanteador Centenario II», al entrenador de básquet cordobés, Daniel Racigh, resultó una experiencia única para aquellos que amamos este deporte: es que además de las vivencias de su paso como técnico en clubes de Resistencia, tuve el placer y honor de conocer a otro de los máximos emblemas del Chaco: Orlando Salinas, el gran base de la historia en la provincia.
Carlos Paz es la ciudad que nos reunió, café de por medio, en una charla, dos en realidad, donde los recuerdos de cada uno hicieron vivir tiempos que muchos de los que hoy practican básquet en el Chaco no lo recordaban o no lo conocían.
Y así, las remembranzas fueron llegando solas, pero además permitieron conocer que tanto Daniel como Orlando son casi vecinos y el básquet los reunió hace un puñado de años a través del club Caza y Pesca, donde el gran Orlando despuntó sus últimos años como jugador.
También llegaron reminiscencias de historias trascendentales para este deporte, como que la ciudad turística cordobesa por excelencia fue elegida hace casi 40 años como sede de una de las reuniones entre técnicos de todo el país para charlar sobre la idea del enorme León Najnudel, de crear un campeonato único en todo el país, que hoy con orgullo se la conoce como la Liga Nacional.
EL GRAN ORLANDO
Con 65 años, el otrora base de Unión Progresista y de la selección del Chaco habló con LA VOZ DEL CHACO y contó que hace tres décadas se asentó en Carlos Paz con su familia, pero no olvida sus pasos tanto de la provincia como por la Liga, donde fue el chaqueño que debutó en este torneo en su inicio y hasta se dio el lujo de ser campeón en su primera temporada.
Recordó que aquel Campeonato Argentino disputado en Formosa en 1092 y donde el Chaco fue quinto, sirvió para que desde San Andrés se fijaran en él y lo llevaran para que sea el base que lleve la americana junto a la estrella argentina, Eduardo Tola Cadillac.
«En tres días se arregló mi pase, me buscaron en Villa Ángela en taxi desde Resistencia y en avión fui a Capital Federal», recordó, a la vez que lamentó la pérdida de otro emblema de ese equipo inolvidable, Ricardo Rattone, fallecido hace pocas semanas y con quien compartió el departamento durante su estadía en el club porteño.
Y en ese juego de memorizar anécdotas, trajo a la luz un recuerdo deportivo que pocos pueden «chapear», aunque con su forma de ser sólo lo contó con mucha humildad: es que en 1984 San Andrés fue invitado al Mundial de Clubes Open Mac Donald que se jugó en Barcelona. Justamente el súper equipo español fue el rival del debut, con la novedad que el equipo argentino le ganó.
«Cuando llegué a San Andrés la gente pensaba que verían a un pivot y se sorprendieron, pero mi debut no pudo ser mejor ya que le ganamos nada menos que a Boca por el torneo local y hasta el propio Carlos Pellandini, estrella nacional por entonces, me regaló su muñequera», expresó.
«El Tola (Cadillac) se lesionó casi en el debut y tuve que ser el base titular el resto del torneo, le ganamos a equipos europeos y fuimos primeros en nuestra zona, pero luego nos tocó perder con Monte Líbano de Brasil y luego contra el Partizan de Drazen Petrovic», recordó como si fuera un par de partidos de barrio.
La charla fue en general, siempre de básquet, donde Salinas siguió desplegando su básquet en otros equipos, pudiendo haber pasado a Olimpo de Bahía Blanca, pero por razones afectivas eligió Córdoba de Corrientes, en el viejo Torneo Nacional de Ascenso, donde compartió la media cancha con Ricardo Siri.
«Ricardo era más ayuda base que llevador, tenía buena mano y compartimos muchos torneos también con la selección chaqueña», confió.
Tampoco olvida a su Unión Progresista, que llegó a jugar en la máxima categoría de la Liga Nacional en aquel recordado equipo donde deslumbraba, entre otros, Jorge Lobera y se vio el debut de Rubén Wolkowyski, aunque solo estuvo una sola temporada. También se quedó el recuerdo de compartir cancha con otros grandes basquetbolistas de aquellos fines de los 70 y parte de los 80, como Eduardo Neco Pérez, Gabriel Milovich, el gringo Bonfanti y los hermanos Lobera, Carlos y Jorge.
Hoy sigue mirando básquet, de vez en cuando viaja a su Villa Ángela, pero mantiene la clase para ver el juego, como lo hacía en sus tiempos de base. Hasta mostró su desazón por no ver a la selección nacional en el próximo mundial.