El ingeniero Hugo Rorhman, reconocido especialista en temas hídricos, describió las causas estructurales de las inundaciones provocadas por las lluvias intensas y señaló algunas medidas de fácil ejecución para mitigar el impacto.
En declaraciones a Radio Nacional Resistencia, reconoció que, si bien se puede minimizar las consecuencias, aclaró que evitar por completo las inundaciones es una tarea casi imposible, especialmente en una ciudad como Resistencia, ubicada en una llanura y en el valle de inundación del río Paraná. Explicó que el agua tarda considerablemente en drenar debido a la topografía plana, lo que genera demoras en la evacuación del agua y contribuye a la saturación del suelo.
El experto señaló que el problema se agrava por el crecimiento urbano constante, donde nuevas construcciones impermeabilizan el suelo y obstruyen el sistema de drenaje natural y artificial. Además, hizo hincapié en la falta de adaptación del sistema de desagües pluviales al crecimiento de la ciudad, lo que genera un desajuste entre la demanda y la capacidad de evacuación del agua.
En cuanto a las lagunas existentes en la ciudad, Rorhman destacó su importancia como reservorios naturales para mitigar las inundaciones. Sin embargo, advirtió que la falta de mantenimiento y la acumulación de sedimentos reducen su capacidad de almacenamiento, lo que contribuye al problema de las inundaciones.
El ingeniero propuso medidas concretas para abordar la situación, como la profundización periódica de las lagunas para aumentar su capacidad de almacenamiento y el desarrollo de planes directores de desagües pluviales que se ajusten al crecimiento urbano. También destacó la importancia de la conciencia ciudadana en la gestión de residuos, ya que la obstrucción de los desagües por basura agrava la situación durante las lluvias.
crecimiento urbano
El especialista indicó que, si bien se puede minimizar el problema, reconoció que «tratar de que no se inunde nada es casi imposible, especialmente cuando las lluvias son muy grandes, son muy intensas».
Tras lo cual fundamentó su postura: «El sistema natural y artificial de esta agua le lleva quince minutos a media hora en reaccionar y empezar a llevar agua. De ahí, las grandes dificultades que en líneas generales tienen las áreas urbanas con muy pequeñas pendientes», describió.
Y aportó otro factor: «Las ciudades crecen todos los días. Todos los días aparece una casa nueva, un techo nuevo, un mosaico, cemento, pavimento, y el sistema de desagües, especialmente artificial, está parado hace 20, 30 años, por lo tanto, la brecha entre lo que se requiere de servicios de desagües pluviales y lo que puede llevar este sistema parado hace 20 o 30 años, cada vez se hace más grande».
«Y ahí es donde aparecen claramente los problemas cuando hay lluvias muy intensas o una sucesión de lluvias como la que ocurrió en estos últimos diez días de abril, donde el suelo ya está totalmente saturado, y todo lo que llueve termina en la calle para que se vaya por el escurrimiento».
Más adelante Rorhman aclaró que «cuando hablo de desagües hablo de grandes conductos, no las cunetas que se hace en un barrio que se construye, la cuneta sirve para sacar el agua de esa manzana, pero cuando ya sumó cuatro manzanas, ya tengo que hacer algún conducto importante y eso es lo que me parece que no se está construyendo en el Gran Resistencia», señaló.
No obstante, reconoció que «no es exclusivo. Corrientes, Formosa, Santa Fe, en todas las ciudades aparece ese problema de que el servicio de desagües pluviales no acompaña el crecimiento que tienen las ciudades y ahí aparecen los problemas», aseguró.
Desagües naturales
En esta línea el ingeniero recordó la existencia de los reservorios naturales «que son la laguna. Hasta hace 20 o 30 años estaba bien visto rellenar y construir. El ejemplo más claro de la laguna Argüello donde hoy está el Colegio Nacional, las instalaciones de Sameep, el laboratorio de Salud, el colegio secundario, donde está el hospital pediátrico, todo eso era parte de la laguna Argüello. Hoy está rellenado y construido», ejemplificó.
Y en este sentido destacó que «hace unos 20 años para acá, la mayoría de los gobiernos municipales se dieron cuenta de que las lagunas ayudan en ese servicio de desagües pluviales, porque puede sacar del área urbana rápidamente el agua, en esa laguna que actúa como compensadora y después despacito la voy sacando con bomba o con alcantarillas si el río Negro, el río Paraná están bajos», describió.
Al mismo tiempo indicó que «en toda la lluvia el agua en la primera media hora o en la primera hora de escurrimiento limpia la ciudad de todos los sedimentos que naturalmente tiene nuestro ambiente. Y esos sedimentos terminan en el fondo de la laguna, la cual es un ámbito donde el agua entra, va muy despacito, entonces los sedimentos se depositan en el fondo. A lo largo de 20 años, a 80 lluvias en promedio por año, es una enorme cantidad de sedimentos que terminan en la laguna. Entonces las lagunas cada vez tienen menos capacidad de almacenamiento. Si yo no ataco esa causa, bueno es lógico que se produzcan inundaciones y ni hablar del hecho de que la ciudad crece todos los días», explicó el profesional.
En este punto recordó los trabajos que periódicamente realizaba la Municipalidad de Resistencia de profundizar la laguna, «sacaban esa tierra, barro y la laguna recuperaba de algún modo el nivel de almacenamiento. Lo he visto en la laguna Francia, en la laguna Ávalos, esa que está detrás del Club de Regatas, paralela a la avenida Lavalle, que es una laguna muy chica y tiene un área de aporte muy grande. Eso se ha hecho varias veces porque los sedimentos de la achican e incluso impiden que el agua de esos conductos que viene del centro de la ciudad pueda descargar fácilmente», precisó. «Entonces me parece que ahí hay otra línea que no requiere mucho dinero y se puede hacer».
Al mismo tiempo recordó que «en la laguna Argüello, en una acción conjunta entre la APA y la Municipalidad de Resistencia, allá por 2002, se amplió esa laguna, porque eso resulta claramente beneficioso y a su vez por supuesto un espacio de recreación porque aparece el parque urbano Laguna Argüello».
En cuanto al avance urbanístico sobre las lagunas, el especialista señaló que «el 90% de las lagunas y el río Negro tienen propietarios privados, o sea, hay lotes aceptados por la Dirección de Catastro municipal y provincial y el Registro de la Propiedad Inmueble que dicen que esa parte de la laguna es de tal persona. Porque cuando se hizo la primera mensura del Gran Resistencia, se dividió en chacras de un kilómetro por un kilómetro con todo lo que había adentro y ese adentro, con el crecer de la ciudad, se fue subdividiendo y en algunas partes había laguna», sostuvo.
«La laguna Los Lirios que es la laguna más grande que tenemos, todo tiene propiedad privada, entonces me parece que hay que blanquear esa situación. Cuando esta crisis hídrica, especialmente en épocas de lluvia, empieza a visualizarse esa laguna debería ser de dominio público, eso está en el Código Civil de 1880 y la mayoría de todas las ciudades de la Argentina no le dieron importancia a ese hecho».
Parte del problema, parte de la solución
Entre las medidas que se pueden adoptar para mitigar el impacto de las lluvias Rorhman mencionó: «Me parece que hay alguna línea en la cual independientemente de lo costoso que es el tema de los desagües se pueden implementar, plantar más árboles. El árbol es un elemento de tensión de la lluvia, por lo menos cinco minutos, diez minutos que vuelven a ayudar a ese tiempo que requiere el sistema en empezar a sacar agua».
Al mismo tiempo instó: «Por supuesto que tenemos que tener conciencia, no se debe impermeabilizar, el 100% del inmueble. Es lo que dice el Código del Planeamiento Urbano, que deben dejar el 30% de la superficie permeable. Ahora yo recorro cualquier manzana del centro y tiene el 90%, el 100% impermeabilizado. Y entonces ahí hay una culpa compartida entre la municipalidad que tiene que controlar y el propietario que no debe pasarse de ese límite», señaló.
Seguidamente Rorhman recordó que «en la mayoría de las lluvias en la cual nos inundamos, los funcionarios culpan a los vecinos por tirar la basura que terminan tapando los desagües. Pero si hay residuos en las ciudades, es porque también está fallando el servicio público de la recolección de residuos, más hacia las afueras, en las barriadas, en las villas, donde no pasa todos los días. La gente no se puede quedar con toda esa basura. Entonces la tira enfrente, después a lo mejor pasa un carrito y la lleva y la tira en una esquina. Bueno, me parece que también ahí hay otra línea de trabajo con respecto a ese tema. Entonces hay varias aristas de trabajo además de requerir que los conductos se hagan».
Por último, recordó la falta de elaboración, actualización y ejecución de un plan director de desagües pluviales que permitan programar una serie de obras en base a las necesidades más imperantes.