El femicidio de la bibliotecaria Érica Torres (45), ocurrido el viernes en la zona rural de Las Breñas, disparó el debate sobre una problemática creciente entre quienes deben ir a pueblos y parajes para trabajar. Una docente de la ENS 19 de Corzuela relató una situación límite vivida camino a su trabajo en un jardín de Avia Terai, a bordo de una camioneta con un desconocido.
Entre las repercusiones tras el brutal asesinato a cuchillazos a la bibliotecaria Érica Torres, uno de los posteos que se viralizó en la red social Facebook involucra a una profesora de nivel inicial de Corzuela.
Se trata de Maricel García, quien trabaja en la ENS 19 de esa localidad del interior. Si bien el relato que hizo la mujer está fechado el pasado miércoles 22, de alguna manera permite dilucidar los inmensos peligros que atraviesan cientos de docentes a lo largo y a lo ancho de la provincia.
Maricel García refiere, en un extenso escrito publicado en Facebook y que reprodujo el portal Corzuela en la Web, los pormenores de la situación límite que atravesó apenas dos días antes del sexto femicidio cometido en el Chaco durante 2024.
«Siempre dije vamos, vamos, nada va a pasar, y cuanto me equivoqué. Ayer me tocó pasar una situación terrible (en alusión al martes 21 pasado). Salí a la ruta a esperar el cole, para viajar a mi jardincito en Avia Terai. Hacía bastante frío, paró una camioneta y un señor me pregunta si quiero viajar.
Acepté, como lo hago siempre, íbamos viajando conversando lo más bien, y en un momento este señor empezó a decirme cosas totalmente fuera de lugar, faltándome el respeto. Me pedía que le acaricie su mano, obvio que no lo iba a hacer», comienza su testimonio.
El escalofriante relato continúa: «Me pide el número de celular. No le quise dar y se puso loco. Para esto mi cabeza a mil pensando, el corazón que me quería salir. Se me ocurrió darle otro nombre y otro número de celular, rogaba que no intente llamarme porque se iba a dar cuenta que no era el contacto».
Impactada por el momento vivido, la docente expresó: «Le pedía tanto a Dios que me proteja y pensaba en mis hijos.
La situación cada vez más tensa, llegando a Campo Largo le digo aquí bajo, no quería parar porque me decía vos no trabajas aquí. Le pedí varias veces que parara y no lo hacía. Destrabé la puerta y le digo pará o me tiro, juro que me tiraba».
La situación límite continuó para Maricel: «Frenó. Creo que es porque vio unos policías haciendo dedo. Me bajo y en eso los policías lo levantan. Me cruzo la ruta y la camioneta seguía estacionada, caminé dos o tres cuadras, no recuerdo bien, solo sé que pasé por frente del hospital y seguí. Miro para atrás y la camioneta me seguía, no sé cómo hice, pero me metí en el patio de una casa y esperé que se fuera».
Reflexionando sobre lo sucedido, la docente corzuelense indicó en su posteo: «En los años que viajo a dedo jamás pase por i a situación así y ruego a Dios que no se vuelva a repetir. Seguramente piensen por qué no hice esto o aquello, yo también después cuando caí en lo que había pasado dije, hubiera hecho esto, o aquello, pero en ese momento solo le pedí a Dios su protección».
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