El Presidente anticipó que vetaría el proyecto y, si ambas cámaras del Congreso rechazaran el veto con los 2/3, confirmó que ello no pondrá en riesgo el equilibrio fiscal, ratificando que «el déficit cero» no se negocia. Reafirmó así sus dichos de febrero pasado -cuando en su primera intentona fallida retiró el proyecto de Diputados- adelantando que el ajuste se hará por otra vía. En los últimos días, el flamante jefe de Gabinete, Guillermo Francos, fue categórico al remarcar que el Gobierno ajustará por otras vías, de ser necesario, para financiar el mayor gasto que genere el costo del proyecto que aún debe pasar el Senado. Desde el empresariado, una declaración de Idea aludió a la irresponsabilidad de los legisladores de aprobar un proyecto sin garantizar su financiación y aplaudió la decisión de Casa Rosada, de no comprometer el equilibrio fiscal. El primer mandatario, aún con la iniciativa parlamentaria en el horno, redobló la apuesta consciente del rechazo social a la política. Calificó de «degenerados fiscales» a los diputados que levantaron la mano. Habló de la «casta inmunda», y descalificó a los radicales que «cruzaron el Rubicón» hacia el kirchnerismo. Aunque «el tirón de orejas más fuerte» fue hacia Miguel Pichetto, quien defendió las jubilaciones de privilegio, que finalmente fueron avaladas por 111 votos contra 109. El libertario, apostando al rechazo que en la sociedad generan las actitudes sectarias de la política, anticipó que en lo personal no se beneficiaría con la decisión e hizo efectiva su renuncia al derecho de cobrar al fin de su mandato. Para los opositores, el resultado fue -a criterio del oficialismo- «una victoria a lo Pirro». Lo que queda en claro es que, es una pulseada con final abierto en la que el jefe de Estado, al menos por ahora, logra capitalizar el malhumor social hacia los legisladores que sumaron otro capítulo con el aumento de las dietas que públicamente les reprochó.
«El que avisa no traiciona», dice la frase popular de la que Javier Milei hace gala desde que encaró la campaña presidencial. Desde entonces y más incluso desde el 10 de diciembre de 2023 viene cumpliendo a rajatabla este «apotegma de gestión».
En las últimas semanas, su confrontación con la clase política -a la que denomina «casta»- adquirió ribetes inéditos, entonado por encuestas que muestran que, si las elecciones fueran hoy, el espacio oficialista obtendría un claro triunfo. Desde el núcleo tradicional de la clase dirigencial se lo están haciendo sentir a través del Congreso de la Nación, mediante el estancamiento y esmerilamiento constante del proyecto original de la ahora llamada «ley Bases» que, al principio de este año, se conoció como la «ley ómnibus».
El tránsito parlamentario fue puliendo (con la mano opositora) la iniciativa oficial, sirviendo además de catapulta para otras propuestas que involucran temas sensibles como el de las jubilaciones. Fue así que lo hecho en Diputados con la aprobación de un nuevo cálculo de movilidad jubilatoria hizo trinar al primer mandatario.
No fue sólo el impacto económico en los números el motivo del enojo. Molestó, y mucho, el accionar de espacios dialoguistas que terminaron siendo funcionales al kirchnerismo, desde Lilita Carrió a Miguel Pichetto, pasando por la UCR, que terminó encolumnada tras Martín Lousteau. El titular del radicalismo, bajo cuerda, teje un acuerdo en la Ciudad Autónoma con el cristinismo para disputar al PRO la Jefatura de Gobierno en 2027.
VETOS
«Les voy a vetar todo, me importa tres carajos», advirtió Milei hace cuatro días, durante el décimo Latam Economic Forum. Lo dijo tras conocerse la media sanción a la fórmula para las jubilaciones en la Cámara baja.
Sin embargo, ya había utilizado una similar y tajante aseveración. «Voy a vetar los proyectos que nos rompan el equilibrio fiscal, me importa tres carajos». Esa vez fue al cierre del 41er Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas que se realizó el 21 de mayo pasado.
Lo destacable es que cada una de sus afirmaciones fueron rubricadas con cerrados aplausos del empresariado que reconoce la fortaleza de las convicciones en el rumbo trazado.
O sea, dos oportunidades que sirvieron para notar la tesitura cuasi intransigente del Presidente respecto a su objetivo de sostener el déficit cero. Todo un mensaje a la clase política, pero más todavía a los gobernadores e intendentes que, si bien actúan interpósitos legisladores, también saben que los intereses partidarios están a la orden del día, mientras ellos deben lidiar con los problemas diarios que conlleva la administración de los recursos públicos en pos del bienestar de la ciudadanía.
En este marco de extrema tensión, nadie apuesta a que los senadores, particularmente los radicales, mantengan la posición de funcionalidad hacia el kirchnerismo, más allá del análisis que los ajustes que sobrevengan, en caso de que rija la ley, serán a costa de las administraciones provinciales.
No menor, tampoco, es la exposición pública de los legisladores, no sólo senadores, por el aumento de las dietas y por la aprobación de las jubilaciones de privilegio. Al menos un par fueron objeto de escraches, por separado, en un restaurante y en un vuelo de línea.
Es ahí donde pareciera que el libertario se encuentra enfocado. Con la pericia de un cirujano, confía en que sus punzadas permitirán que los mandatarios provinciales entiendan la gravedad de la situación y la necesidad de alcanzar un consenso que se traduzca en breve en el aval parlamentario de la «ley Bases».
Hacia 2025
A la vez, se atiende otro frente: el electoral. Pero allí «El Jefe» es la encargada junto a los Menem (el estratega Lule y la voz cantante en Diputados, Martín). Una simbiosis que avanza territorialmente para acomodar las calchas y esperar ordenados a 2025, año en el que los libertarios pretenden sacudir los cimientos de la política con un nuevo y contundente mensaje electoral.
Una muestra cabal de esta laboriosa avanzada se dio en Corrientes el lunes 3, con la visita de la secretaria general de la Presidencia y del presidente de la Cámara baja nacional, que arribaron para la audiencia judicial en la cual se dio la presentación en sociedad de La Libertad Avanza como partido político con injerencia en el distrito correntino. Luego, junto a una multitud, inauguraron la primera sede partidaria de la fuerza que impulsa el presidente de la Nación en calle 25 de Mayo 1648 de la Capital.
El desembarco de «El Jefe» no fue el único a escala país, puesto que ya supo estar en otras jurisdicciones. Pero lo sucedido con Corrientes fue una clara demostración de la relevancia que le da el Gobierno central al hecho de contar con un orden estratégico en términos políticos para la batalla que se avecina por la gobernación. Ello se vio en el hecho de que Karina viajó a horas de llegar del exterior (Estados Unidos). Dejó una lectura inequívoca de la importancia que los hermanos Milei dan a la elección local, donde son conscientes de la necesidad de tener una propuesta electoral propia para enfrentar la coyuntura electoral de la Provincia, donde se avizoran cuatro o cinco frentes electorales con intención de llegar a ser parte de los dos finalistas que definirán el balotaje.
Por estas horas, el núcleo duro del «mileísmo» analiza reformular sus estrategias sobre Misiones, Formosa y el Chaco, donde -como en otras provincias- la elección será de medio tiempo, pero en las que el Gobierno espera sumar tropa propia. El análisis de las encuestas en el NEA muestra un posicionamiento que, de verificarse, redundaría en una cosecha de legisladores nacionales de significación. En el caso del Chaco, en el bolillero, una figura fuerte no vinculada a la política para encabezar la lista al Senado, donde se descuenta se anotará también el exgobernador Jorge Capitanich y, por lógica, el senador ucerreísta, Victor Zimmermann, que se jugará una carta fuerte, porque no descarta competir por la sucesión de Leandro Zdero y que cuenta a su favor con la alta exposición pública que le otorga el rol que cumple en el Senado, donde preside una de las comisiones más importantes.
Antipolíticos
A TODO O NADA. La sesión en el Senado convocada para el miércoles venidero, para destrabar la «ley Bases» y el pacto fiscal, no fue óbice para que Milei castigue, como nunca antes, a los senadores. Decidido a jugar sobre el límite, el Presidente es consciente del descrédito de la llamada casta. La aprobación de las jubilaciones de privilegio y un nuevo aumento de las dietas dieron letra al Gobierno para dejar con poco margen de maniobra a los integrantes de la Cámara alta. Las demoras en la aprobación de las leyes demoradas perjudican la lucha contra la inflación, impactan en el dólar, y en el crecimiento del riesgo país. Los gobernadores se muestran preocupados en la medida en que muchos de los legisladores hacen juego propio, más allá de las necesidades del día a día de la gestión. Lo que queda en claro es que el primer mandatario no parece dispuesto a que el Congreso interfiera en el poder administrador del Estado. En la mira, particularmente, Martín Lousteau y Miguel Pichetto, amén de Máximo Kirchner, cuya postura para el oficialismo no sorprende.