Resistencia, capital del Chaco, continúa en la mira de los especialistas en recursos hídricos debido a su alta exposición a inundaciones, tanto por crecidas del río Paraná como por lluvias intensas. Así lo expresó el ingeniero Hugo Rohrmann en una reciente entrevista concedida al programa «El Resumen de Natagalá», donde trazó un panorama alarmante de la situación hídrica en el área metropolitana.
“Por un lado, para fijar mi posición, yo creo que el Gran Resistencia es la capital nacional de la inundación”, sentenció. “Porque cualquier lluvia más o menos intensa, o de un cierto volumen, genera inundación en alguna parte de la ciudad.”
Rohrmann, docente de la Facultad de Ingeniería de la UNNE y escritor especializado en la temática, remarcó que la ciudad está emplazada sobre un valle de inundación y que cualquier lluvia intensa genera anegamientos en distintos sectores. “Ese ejemplo de ver qué pasaría si llueve lo de Bahía Blanca, de algún modo ya lo tuvimos el 8 y el 9 de enero del 2019, donde llovió entre 150 y 200 milímetros, y el Gran Resistencia quedó paralizado durante un día o dos, piquetes en todos lados, pero bien inundada”, recordó.
El experto repasó los antecedentes históricos que justifican su advertencia: la inundación de 1983, que dejó bajo agua a gran parte de la ciudad; el evento de 1998, que motivó la construcción del anillo de defensa; y los más recientes episodios de lluvias copiosas. “Nos defendimos del Paraná, no entra el Paraná, pero nos cuesta sacar el agua que llueve adentro”, explicó. “No sale con la misma facilidad que si no tuviera nada. Está bien, nos defendimos del Paraná, pero tenemos problemas con el agua de lluvia. Eso cuesta entenderlo.”
A pesar de la existencia del anillo de defensa, Rohrmann advirtió que la infraestructura actual solo protege a quienes están dentro del perímetro, dejando en situación de alta vulnerabilidad a localidades como Puerto Vilelas, Barranqueras y barrios periféricos del sur. “Todo eso está a merced del río Paraná cuando quiera. Ni hablar de las edificaciones, entiendo que es sin planificación también, que se va dando en las islas. Está dentro del territorio del Paraná y no tomamos debida nota de qué significa eso”, enfatizó.
Además de la amenaza de crecidas, Rohrmann alertó sobre los efectos de las bajantes prolongadas. “Aparecieron durante tres años valores tan bajos que hacía más de 50 años que no se daban”, dijo en referencia al periodo 2019-2022. “Y entramos a recurrir a la primera etapa de medición desde el año 1900 hasta 1970 para encontrar valores similares.” Según el especialista, esto no solo afectó la navegación sino también el acceso al agua potable. “Formosa había inaugurado una toma nueva, que quedó en el aire. No podían tomar agua y tuvieron que rehabilitar la anterior. Y Puerto Iguazú, uno dice qué ciudad es sinónimo de agua, quedaron las bombas en el aire.”
El ingeniero también se refirió a la influencia de las represas aguas arriba, especialmente las más de 60 construidas en Brasil. Aunque reconoció que estas permiten regular los caudales mínimos, también señaló que el conocimiento actual del comportamiento del Paraná es extremadamente limitado. “Medimos el Paraná el 1% de su historia. Nos falta el 99% y no sabemos cuáles pueden ser las máximas crecientes ni las mayores bajantes. Y creemos que la tenemos clara, y ahí es un problema para la ingeniería.”
A futuro
Rohrmann criticó con dureza la falta de planificación estructural a largo plazo. “Se planifica en los tres o cuatro años que yo estoy de gobernador, o de presidente, o de intendente. No, la ciudad tiene que ser pensada a 50 años hacia adelante. Y eso no lo vemos.” Y agregó: “No miramos el pasado, que es un 60% o un 70% del problema. Miramos solo el futuro, y ni siquiera lo proyectamos correctamente.”
A modo de ejemplo, mencionó a ciudades como Valencia, Porto Alegre y La Plata, donde la historia de inundaciones se repite sin que se tomen medidas correctivas eficaces. “Parece que no aprendemos y creemos que a nosotros no nos va a tocar. Esa es la tragedia anunciada por la historia. Bahía Blanca tiene el antecedente de 10 años antes de esta tragedia, y con la advertencia de especialistas, donde claramente no se tomó nota y terminó sucediendo.”
También explicó las diferencias topográficas entre Resistencia y otras ciudades afectadas por lluvias intensas. Mientras que en lugares como Bahía Blanca el agua arrastra vehículos por sus pendientes pronunciadas, en Resistencia el escurrimiento es lento. “Nos vamos a inundar, pero el agua no tiene velocidad para llevarte los autos, a lo mejor algunos chiquitos, pero no te va a llevar la corriente. O sea, el peligro de pérdidas de vida se achica mucho.”
Por otra parte, subrayó la importancia de comprender que el agua no es un recurso infinito ni sencillo de administrar. “No, no es infinito. Está mensurado. Tenemos la suerte que desde hace miles de años está en la misma cantidad, no se va, se puede transformar. Puede estar en distintos estados. Pero el agua dulce es la menor parte, es el 3%, y la que usamos es menos del 1%. Y tenemos una particularidad los hombres: de contaminarla.”
En relación al futuro energético, Rohrmann sostuvo que la Argentina debería expandir su matriz hidroeléctrica. “Argentina en líneas generales usa un 25% de energía hidroeléctrica, el resto son energías mucho más caras, si pensamos en la de carbón, petróleo, las térmicas. En cambio Brasil, que es mucho más grande, en consumo de energía eléctrica el 60-70% lo provee la energía hidroeléctrica.” Señaló además que está pendiente la construcción de la represa de Corpus, entre Yacyretá e Itaipú, un proyecto que data de hace más de medio siglo. “Está diseñada desde hace 50 años. Hubo hace unos 20 años una movida para que no se haga, pero está pensada desde la misma fecha que se pensó Yacyretá.”
Finalmente, dejó una reflexión que sintetiza su advertencia: “No es la guerra del agua entre países lo que viene, sino el conflicto de intereses de ocupar esa agua cuando a su vez no la cuidamos. Me parece que ahí está el eje de lo que viene hacia el futuro. Y si no planificamos, el futuro nos va a pasar por encima como el río.”