Igual que casi todos los miércoles, las fuerzas de seguridad reprimieron a jubilados y manifestantes que reclaman por un aumento en los haberes. Se registraron personas heridas.
Desde las 15, los jubilados comenzaron a manifestarse en las inmediaciones del Congreso. Previamente, hubo una convocatoria, a las 14, de la mesa ecuménica que contó con el grupo de sacerdotes que vienen acompañado en las últimas semanas. Justamente, el padre Paco Olveira, quien fue detenido en las últimas dos protestas, estuvo presente en las inmediaciones. También hubo representantes del Polo Obrero y de la UTEP que acompañaron la manifestación.
Por el otro lado, se dispuso un importante vallado y la Policía Federal, la Prefectura y la Gendarmería aplicó el protocolo antipiquete para evitar el corte de calle.

Las fuerzas de seguridad avanzaron contra los manifestantes que se encontraban frente al Congreso, olbligándolos a retroceder por avenida Rivadavia a la altura de Virrey Cevallos. Más temprano, el Gobierno había logrado sabotear el quórum de la sesión en la que se buscaba aprobar un aumento de emergencia para jubilados.
Cuando los manifestantes intentaron hacer un “semaforazo” en la esquina del Congreso, la infantería de la Gendarmería avanzó sobre los manifestantes que generó incidentes con la policía. Con palos y otros elementos contundentes, varios manifestantes que pertenecían a las columnas de los grupos que respaldaban a los jubilados se enfrentaron con la policía.
Minutos después, otra columna de la infantería de se enfrentó con otra columna de manifestantes sobre la avenida Rivadavia para llevarlo a la plaza del Congreso. Nuevamente, se registraron enfrentamientos con gases lacrimógenos y palos. Los manifestantes, que tenían la cara tapada, respondieron con golpes, palos y cinturones, y hasta le robaron escudos a los efectivos.
Incluso, hubo algunos de los integrantes de los grupos que se manifestaron que terminaron heridos y tuvieron que ser atendidos por los grupos que se dedican a urgencias en las marchas.