El ex senador y economista chaqueño Eduardo Aguilar realizó una dura crítica hacia la actual situación política y económica del Chaco, destacando la ausencia de proyectos serios y la insostenibilidad de la baja inflación.
«Quedó trunca la posibilidad de tener un asesoramiento serio, alguien que realmente conozca la economía y la política, un hombre que conoce el paño», afirmó Aguilar, en referencia a la falta de equipos técnicos sólidos.
«Ha sido ministro de Economía, diputado provincial y senador nacional, y tiene una mirada crítica hacia las formas de llevar adelante la política», agregó en un contexto de análisis.
Sobre la decadencia de los partidos políticos tradicionales, Aguilar señaló: «Los partidos están totalmente muertos, desactivados. No hay partidos políticos verdaderos, solo maquinarias electorales que se activan solo en día de elecciones».
En este sentido, enfatizó la ausencia de elaboración de propuestas y el cierre de espacios como la universidad y el Consejo Económico y Social (Cones), que anteriormente contribuían con pensamiento técnico y estratégico. «Si querés pensar qué reforma de políticas sociales, educativas o de seguridad hacer, no hay quién lo piense ni lo financie», afirmó.
Sobre la transformación de la política y el rol de las redes sociales, dijo: «La política está mediada por las redes sociales y rinde mucho más el insulto que la propuesta. Hoy alcanza con un tuit rimbombante o un eslogan fuerte para ganar elecciones».
Aguilar también criticó el cierre de la Escuela de Gobierno, una iniciativa destinada a formar profesionales para el Estado provincial, que consideraba clave para renovar la dirigencia pública. «El proyecto de ley que establecía que los directores del Estado debían ser egresados de la escuela fue desarmado, y hoy tenemos un Estado donde ni siquiera se sabe cuántos productores hay en la provincia ni qué producen», aseveró.
Respecto a su militancia política, comentó: «Sigo afiliado al Partido Justicialista, pero probablemente me desafilie pronto, porque estamos tratando de conformar en la provincia el partido Hacemos, que tiene origen en el peronismo pero busca una alianza con fuerzas de centro».
Sobre el liderazgo de Capitanich, Aguilar fue contundente: «El peronismo perdió las elecciones y viene en un proceso de decadencia hace bastante tiempo. Aparecen cuestionamientos al liderazgo de Capitanich, quien, creo, perdió la visión política hace 10 años».
En ese sentido, recordó que en 2016 dio un paso al costado del armado político de Capitanich y señaló que «la alianza con el kirchnerismo, con Gustavo Martínez y con los piqueteros ya no va más».
El economista también alertó sobre la influencia y el poder de los movimientos sociales: «Esto habla de la destrucción del Estado. Estos grupos pueden traer la demanda, pero no canalizar la oferta. Se creó un Estado paralelo que decide cuándo movilizarse y cuándo no».
Finalmente, sobre el futuro del peronismo chaqueño, Aguilar subrayó la necesidad de renovación y la pérdida de votos de la clase media: «El peronismo está recostado en su base provincial del 30%, su voto de identidad, pero no podés perder la resistencia de la clase media y pretender ganar la gobernación».
Crítica al modelo kirchnerista
Aguilar sostuvo que la cercanía con el kirchnerismo terminó por romper los vínculos del peronismo con los sectores medios de la sociedad.
«El kirchnerismo y su réplica chaqueña, son modelos agotados en la discusión política nacional. En términos de potencia electoral, eso ya no alcanza. Esa forma de hacer política necesita una reformulación completa», señaló.
El desencanto político y la falta de conexión con la realidad
Aguilar también reflexionó sobre su experiencia personal tras no ser candidato a gobernador en 2015: «Eso me ayudó mucho. Me dediqué cuatro años a recorrer cada escuela, cada hospital, cada campo, cada fábrica. Y lo que vi fue que el Estado no tiene nada que ver con los problemas de la sociedad. Eso va a terminar mal. Y lo dije en un libro en 2017».
«El repudio de la sociedad a la política viene creciendo hace años. Pero también le diría a la gente: cuando encuentres malos políticos, buscá buenos políticos, no payasos de televisión», ironizó.
Una estabilidad económica ficticia
Consultado por la baja en los índices de inflación, Aguilar fue categórico: «¿3% de inflación? Eso es 42% anual, y lo logran postergando aumentos de tarifas, como hacía el kirchnerismo en los años electorales.
Retrasan los aumentos del combustible, no actualizan impuestos y mantienen el dólar artificialmente bajo, sin cumplir las metas de compra de reservas que exige el FMI».
Aguilar recordó que durante los años 90 también hubo un espejismo de estabilidad: «En el 95 y 96 la inflación había bajado, pero el desempleo pasó al 18%. La gente ya había incorporado la estabilidad, y empezó a castigar la corrupción. En el 97 se perdió, en el 99 también, y ya no se recuperó más».
La necesidad de acuerdos políticos duraderos
Para Aguilar, la clave está en la construcción de acuerdos de largo plazo: «Ninguna estabilidad es duradera si está basada en la ruptura política. La Argentina necesita inversiones, reformas, previsibilidad. Un camino lento, pero sostenido, de consensos».
Y cerró con una advertencia: «Esta estabilidad es frágil. Está a tiro de elección. Si gana otro partido, cambia toda la política. Alguien tiene que tener la grandeza de decir: ‘Vení, vamos a acordar políticas de Estado, aunque yo no gane dentro de cuatro años’. Solo así los argentinos van a volver a creer y sacar sus dólares de abajo del colchón».