El arte no solo es una forma de expresión, sino también una herramienta poderosa para construir puentes entre las personas. En ese horizonte, donde la sensibilidad se encuentra con la responsabilidad social, la obra del escultor Daniel Papaleo se erige como una propuesta estética y ética profundamente contemporánea.
Nacido en Buenos Aires en 1968, y con una sólida formación bajo la tutela del maestro Ennio Iommi, Papaleo ha desarrollado un lenguaje visual abstracto que interpela tanto al ojo como al corazón.
Su trabajo, atravesado por la sinestesia y el deseo de generar empatía, trasciende la mera contemplación para convertirse en una experiencia inclusiva.
Co-fundador de Fundai -una fundación dedicada al arte inclusivo-, Papaleo ha llevado su compromiso a distintos escenarios nacionales e internacionales, entre ellos el Museo de Arte Contemporáneo de Corrientes MACC, a través del proyecto Ñandé MAC, donde presentó la obra «Listen to me», una escultura pensada para ser sentida más que observada, y que sintetiza su apuesta por un arte accesible, emocionalmente vibrante y socialmente transformador.
En diálogo con «El radar», que se emite todos los domingos de 11 a 13, con la conducción de Facundo Sagardoy, reflexionó sobre su trayectoria, su búsqueda de una estética sin barreras, y el rol del arte como vehículo de encuentro, memoria y proyección colectiva.
-Bienvenido, Daniel. Es un gusto tenerte en contacto.
-Es un placer para mí también estar en contacto. Muchas gracias por la invitación, por el enorme trabajo que están haciendo en la promoción del arte en Corrientes, que no solo se limita a la provincia de Corrientes, sino que influye en toda la región.
Y, por otra parte, bueno, quería saludar a todos los que nos están escuchando por estas Pascuas y el Pesaj, que nos está uniendo también a los pueblos.
-Daniel, su obra parte de un lenguaje abstracto, profundamente sensorial. ¿Cómo fue ese tránsito desde la forma tradicional hacia una estética orientada a la sinestesia y la inclusión?
-Sí, mi trabajo gravita en cuanto a la obra abstracta, las formas abstractas, porque pienso que dentro de la abstracción hay una libertad donde no hay una necesidad de poner un título o de identificar la obra con algo. Entonces, eso es una puerta de entrada hacia una libertad, y creo que hay una guía en cuanto a esto que decís, de cómo fue el paso.
Creo que hay una guía en el interior de cada uno de nosotros, es una guía muy grande que trasciende nuestro entendimiento y razonamiento lineal, que tiene que ver con el lenguaje hablado, escrito, donde nos referimos a un pasado, presente y futuro.
Creo que esa fuerza, esa guía, es la que ha hecho la transformación de la estética como un proceso natural, algo así como un organismo vivo que va evolucionando.
«Trabajo más allá
de la mirada»
-Trabaja con la idea de sentir el arte más allá de la mirada. ¿Qué experiencias o encuentros marcaron esta decisión, Daniel?
-Sí, trabajo más allá de la mirada porque me parece que solo contemplar un objeto, mirarlo, nos limita de alguna manera. Podemos advertir nosotros en algunos casos que, bueno, es necesario, podemos considerarlo necesario, una barrera en los museos, en las salas expositivas donde las personas no pueden acercarse a los trabajos porque son históricos o porque pueden tener algún riesgo de rotura.
Yo considero que la persona tiene que atravesar esa barrera para poder fundirse en la pieza artística. Y qué mejor que el sentimiento, que nuestro propio sentimiento individual y a la vez colectivo, que no tenemos que recurrir a conocimientos estéticos sino que conectamos directamente con el sentir, con la emoción.
-El proyecto «Listen to me» que presentó en Ñande MAC de Corrientes interpela no solo al espectador, sino también al espacio que lo rodea. Se sabe que es posible que la obra se instale en el cul-de-sac frente al Museo de Arte Contemporáneo, un lugar precioso en el centro de la ciudad, en la plaza Vera. ¿Qué representa esta obra para usted? La obra está conservada ahora, se la va a ver seguramente dentro de los próximos meses, pero quisieramos saber ya cómo dialoga con la comunidad.
– Bueno, primero, qué lindo esto que me contás de la ubicación de la obra, ¿no? Es un lugar privilegiado. La verdad que es un gran placer, y también tengo que agradecer a Luis Niveiro, el gestor y motor primordial -por lo menos el que yo puedo conocer desde aquí, desde Buenos Aires- en este proyecto que es el Ñande MAC, donde fue, bueno, una iniciativa desde el origen con una potencia muy, muy fuerte, ¿no? También como Oscar Bernal, el arquitecto que ha trabajado, a veces un poco desde el silencio, pero que ha trabajado fuertemente para que las cosas se realicen.
Y en cuanto a la obra, desde el nombre ya constituye un diálogo con la forma, ¿no? Eso de «escucharme» le otorga a la obra una personalidad como si fuese un elemento realmente vivo, la posiciona en el mundo de los vivos. Y por otra parte, la obra cuenta con un lado literalmente abierto que invita al experimentador a ser parte integral de la pieza, ingresar en ella, poder escuchar su voz dentro de la pieza reverberando en la sonoridad a través de la voz, o percutiendo también la obra, porque tiene un elemento para poder percutirla y que los sonidos se expandan más allá del espacio circunscripto de la obra, el espacio físico, ¿no?
Esas ondas, esa activación que puede hacer cada uno de los, ya no espectadores, sino experimentadores de la obra, hacen que esa obra trascienda las barreras físicas propias y pueda expandirse en ondas sonoras. Así que un poco esa es la temática de esta pieza, que es una pieza de la serie «Sonitus», del proyecto «Gondwana».
«La inclusión no es dar una explicación, sino abrirse a una experiencia amplificada»
-¿Qué significa para usted la inclusión en el arte? ¿Es una cuestión de accesibilidad meramente o una forma de repensar toda la experiencia artística?
-Es una buena pregunta. La experiencia artística, estética, se va transformando en cuanto a las necesidades de la propia obra para poder abrirse en un diálogo justamente más amplio. Es un poco lo que estaba diciendo al principio: se da como en un proceso natural.
Pienso que tiene que haber una reformulación del arte en ese sentido, y creo que los artistas, de alguna manera -algunos más conscientemente, otros más inconscientemente- también, ligados a esta fuerza que está detrás de la creación, detrás de la transformación, pienso que está esa transformación para un arte más inclusivo.
Creo que la inclusión hoy en día no tiene tanto que ver con dar una explicación conceptual, sino abrirnos más a una experiencia más amplificada, una conciencia más amplificada, una experiencia más amplificada de la realidad.
-¿Cómo imagina el futuro del arte inclusivo en la Argentina y en el mundo?
-Es un buen tema. En la Argentina, generalmente estamos sumergidos en problemáticas de gestión, en distintas problemáticas que a veces nos distraen un poco del eje. Pero yo creo que, volviendo un poco a ese pensamiento de esos artistas como Dalí en aquel momento con los científicos, me parece que hoy el arte busca mostrar una dimensión más.
Lo repito, a veces algunos artistas sin conciencia, pero algunos muy conscientemente, creo que buscan representar una dimensión más. Y si uno pudiese acelerar la película de la representación artística de la humanidad, desde ese hombre de las cavernas que simplemente colocaba algunas figuras de esa representación en ese interior de esa caverna, a la representación artística que tenemos hoy en día, a la abstracción -y sabemos que estamos haciendo arte, porque antes el humano no sabía que estaba haciendo arte-, me parece que la inclusión, tanto en la Argentina como en el mundo, cada lugar respetando su propio ritmo, me parece que va en ese sentido.
Va en el sentido de buscar una dimensión más a la realidad. Y ahí creo que está la clave de la verdadera inclusión. Donde las etiquetas ya no pican, a veces uno lo habla esto, pero es donde las etiquetas se caen.
«Gondwana surge de esa mirada
fresca de niño que se sorprende ante
el mundo»
-Qué bonito. Bueno, esperemos hacer la conexión en el próximo programa con el presidente de la Asociación Mundial de Educación Especial, Orlando Terré Camacho, desde La Habana, Cuba. Seguramente estos conceptos también le resultarán más que interesantes, si tenemos la suerte de tener contacto con él. Una pregunta más, Daniel, la última de esta entrevista. Si tuviera que definir su búsqueda artística en una sola palabra, ¿cuál sería y por qué?
-La búsqueda artística es dar cuenta de este mundo interconectado, intercomunicado, interdependiente. Todos somos un solo ser en algún punto, si bien podemos visualizar las individualidades, pero creo que esa es mi búsqueda artística: poder representar, a través de la abstracción, esa sensación de interconexión. Como cuando tomamos un vaso de agua y esa agua pasa a ser parte nuestra, parte de la vida.
O le ponemos sal a la comida, y esa comida, esa sal, pasa a ser parte de nuestra circulación sanguínea. Entonces, esa es mi búsqueda: generar conciencia, aumentar la conciencia en ese sentido. Si esto lo tuviese que decir desde un nivel del budismo, por ejemplo -que he practicado mucho-, para el Dharma esa palabra sería Œknyat, y Œknyat es la nada y el todo.
Se dice que, si ponemos una palabra para poder explicar Œknyat, ahí frisamos la experiencia, se corta la experiencia, y eso es lo que busco a través del arte: que la experiencia siga viva. Pero es una experiencia de la conciencia individual en el interior de cada una de las personas.