Desde España hasta la selección argentina, pasando por su querida Resistencia, Gonzalo Corbalán (23) atraviesa el mejor momento de su carrera: campeón y figura con el San Pablo Burgos, clave en el retorno del equipo a la Liga ACB, y parte de la nueva camada del seleccionado nacional que se prepara para la AmeriCup.
El chaqueño sigue sumando méritos en un camino que combina talento, sacrificio y un fuerte sentido de pertenencia con su tierra natal.
«Fue una temporada increíble, por fin logramos el ascenso», expresó en diálogo con N9.
Corbalán contó que se siente plenamente integrado en la ciudad de Burgos, donde no solo se consolidó como jugador sino que recibió el afecto del público y del club: «Desde que llegué me trataron con mucho cariño y me siento muy cómodo».
Instalado hace unos días en Resistencia, aprovechó su descanso para reencontrarse con su familia, sus amigos y su club de origen, Villa San Martín. «Fui a ver el partidazo en Dubu, se me ponía la piel de gallina», comentó sobre el homenaje que recibió del club donde dio sus primeros pasos. Pese al éxito internacional, no olvida sus raíces. «Estoy muy orgulloso de ser villero», aseguró.
Su incorporación a la selección argentina fue otro de los grandes hitos del año. «Es un sueño que tenía desde chico», remarcó.
Asimismo, Corbalán valoró el ambiente de renovación que vive el equipo conducido por Pablo Prigioni, donde jóvenes talentos como él empiezan a convivir con figuras experimentadas: «Queremos volver a ser ese equipo al que todos temían enfrentar».
A pesar de que sus obligaciones lo llevan a recorrer miles de kilómetros, no pierde el entusiasmo ni el compromiso: «Siempre estoy agradecido de que me llamen a la selección», dijo, incluso cuando eso implica volver a Madrid justo después de visitar su casa. Para él, representar al país -y al Chaco- lo vale todo.
Antes de despedirse, dejó un mensaje para quienes luchan por sus sueños: «Lo que hagan, háganlo disfrutando, y den ese extra que no da cualquiera. Los frutos llegan después».
Con humildad, convicción y una proyección que no deja de crecer, Gonzalo es presente y futuro del básquet argentino.
