En mayo de 2025, una familia tipo de cuatro integrantes en el Chaco necesitó $1.084.565 para cubrir la Canasta Básica Total (CBT) y no caer bajo la línea de pobreza, según el relevamiento mensual del Índice Barrial de Precios (IBP) que elabora el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci).
La Canasta Básica Alimentaria (CBA), que determina la línea de indigencia, se ubicó en $475.686. Ambas registraron un incremento del 4,62% respecto al mes anterior.
«La situación económica de los hogares populares sigue deteriorándose mes a mes. Cada vez más familias quedan por debajo de la línea de pobreza y ni siquiera con dos salarios mínimos se cubren los gastos básicos», afirmó Patricia Lezcano, directora del Isepci Chaco, en declaraciones a Radio Natagalá.
Aumentos que
alejan del plato
El aumento mensual de la CBT fue de $47.850, mientras que la variación interanual de la CBA -es decir, comparada con mayo de 2024- fue del 46,47%. «Solamente para alimentarse, una familia necesitó casi medio millón de pesos», remarcó Lezcano, y subrayó: «Hoy por hoy, muchas familias priorizan una sola comida diaria. Si no es el almuerzo, es la cena. Y así se van arreglando, haciendo maravillas para subsistir».
Frente a un salario mínimo vital y móvil que en junio se estableció en $313.400, Lezcano fue contundente: «No alcanza ni para cubrir la Canasta Básica Alimentaria. Ni sumando dos salarios mínimos se llega a cubrir la canasta total».
El impacto r eal
en los barrios
El IBP se construye a través de un relevamiento participativo en distintos barrios populares de la provincia. «Nosotros relevamos en el Gran Resistencia y en Sáenz Peña. Ahí hacemos una estimación promedio, pero sabemos que en localidades más alejadas los precios suben aún más por el costo del traslado y otros factores», explicó Lezcano.
Además, apuntó que los negocios de cercanía -verdulerías, almacenes, carnicerías- son los que más sufren la presión inflacionaria: «No pueden sostener stock, hay productos que directamente dejan de venderse porque no se pueden reponer.
Y los aumentos en servicios como la luz también impactan en la posibilidad de refrigerar alimentos.
Es una cadena que castiga con mayor fuerza a los sectores populares».
Más pobreza, menos empleo
«Cada vez más personas están cayendo por debajo de la línea de pobreza. Muchas familias quedaron sin trabajo y tienen que salir a buscar changas, pero hoy eso también se complica. Ya ni siquiera alcanza con dos o tres ingresos informales», alertó la directora del Isepci.
Consultada sobre el impacto en la infancia, Lezcano no dudó en señalar que «entre cinco y seis de cada diez pibes están en situación de pobreza, lo cual indica que sus hogares tampoco logran cubrir los ingresos mínimos para garantizar derechos básicos».
«Una cosa era antes, cuando se podía resolver con una o dos changas. Hoy por hoy eso también se cortó. Mucha gente que arreglaba una casa, que contrataba a alguien para un trabajo diario, ya no lo puede hacer. Todo ese ingreso desapareció», lamentó.
Comer o pagar la
luz: el dilema
Los hogares deben elegir entre alimentarse o pagar los servicios», sostuvo Lezcano y agregó: «Estamos hablando de familias que tienen que decidir si pagan la luz o compran carne. Ese es el nivel de urgencia con el que se vive hoy en nuestros barrios».
Según el informe del Isepci, los aumentos en tarifas de servicios básicos como electricidad también están empujando a muchos negocios al cierre.
«Nosotros veníamos relevando siempre los mismos comercios para tener una medición correcta. Y muchos de esos ya bajaron sus persianas. Eran negocios familiares, en el frente de la casa, que hoy están cerrados. Eso significa una familia menos con ingresos», dijo.
Modelo excluyente
Respecto de las proyecciones a futuro, Lezcano fue categórica: «Las perspectivas no son alentadoras mientras continúe este modelo económico que solo favorece a un sector muy concentrado y deja al resto totalmente postergado».
Criticó especialmente el recorte del gasto público y las medidas del gobierno nacional. «Los cierres de organismos, el desfinanciamiento del Hospital Garrahan, los recortes en salud, todo eso genera un círculo de exclusión. ¿Cómo garantizamos salud o alimentación si no hay recursos?», se preguntó.
Además, cuestionó la respuesta oficial ante la crisis social: «El Gobierno dice que va a vetar incluso el aumento para jubilados. Es un gesto de absoluto desprecio hacia la mayoría que está sufriendo. Seguimos con una economía paralizada y con millones de personas empobrecidas».
El IBP: qué mide y
por qué importa
El Índice Barrial de Precios es una herramienta de medición construida de forma participativa. Estima el costo de vida en los barrios populares mediante la medición mensual de los precios de 57 productos básicos en los rubros almacén, verdulería y carnicería.
Su valor reside en reflejar con fidelidad el impacto real de la inflación en los sectores más vulnerables. «El IBP da cuenta de lo que vive la gente todos los días. Mientras las estadísticas oficiales tardan, nosotros ya estamos viendo que cada vez se come menos y se vive peor», subrayó Lezcano.