El ex ministro de Economía, Hacienda y Finanzas advirtió que la reciente elección en Buenos Aires profundizó la fragilidad del país. Remarcó que las urnas bonaerenses expusieron la falta de respaldo político al gobierno nacional. Subrayó sobre sus efectos como la fuerte devaluación del dólar, la caída en la bolsa y el aumento del riesgo país. Afirmó que la administración actual carece de un plan alternativo para sostener la estabilidad macroeconómica, y alertó sobre las dificultades para renovar deuda de corto plazo.
El ex ministro de Economía, Hacienda y Finanzas, Cristian Ocampo, en diálogo con Radio Natagalá y el canal Somos, advirtió sobre que «la fragilidad económica se profundiza porque el Gobierno no tiene plan B».
Explicó que la caída del valor de los bonos y el aumento del dólar tras los comicios responden a una pérdida de confianza de los inversores, quienes optan por instrumentos más seguros cuando perciben incertidumbre en la gestión gubernamental.
Esta situación, indicó, genera una transferencia de recursos desde los sectores productivos hacia los tenedores de activos financieros, con efectos directos en la economía doméstica.
Ocampo describió la elección como «la encuesta más grande que hay en la nación», y subrayó que los resultados adversos para el Gobierno representan un veredicto ciudadano sobre la dirección política y económica adoptada. Señaló que, históricamente, incluso gobiernos de distintas orientaciones han sufrido derrotas en Buenos Aires, pero el contexto actual evidencia un impacto más profundo debido al relato de estabilidad que no se sostuvo.
«La sociedad dijo no, no está yendo por el buen camino y dio su veredicto», remarcó, explicando que la reacción del mercado financiero responde a esa percepción de fragilidad política y ausencia de un rumbo alternativo.
Por otro lado, señaló que el riesgo país alcanzó niveles que impiden al gobierno acceder a financiamiento externo, y advirtió que la política monetaria basada en la contención de la plaza mediante la reducción del circulante y la elevación de las tasas de interés tiene efectos limitados en la economía real.
«Hoy tienen renovación de $7.2 billones… eso es lo que tienen que renovar hoy. O es un quinto de todo el dinero circulante en la economía», ilustró, destacando el impacto de estas medidas sobre el consumo y la inversión.
CONTRADICCIONES
Y DESAFÍOS
DEL MODELO
El exministro señaló que esta improvisación genera tensiones y dificulta la implementación de políticas consistentes. «Es muy difícil administrar la cosa pública… una política económica no es eso. Incluye la finanza, el flujo fiscal, el plan de desarrollo económico», afirmó, insistiendo en la necesidad de contar con un presupuesto claro y una hoja de ruta definida.
Asimismo, Ocampo recordó su experiencia al frente de la economía provincial, comparando la complejidad del manejo macro con la gestión de recursos a nivel nacional. Destacó que, si bien se aplicaron medidas de emergencia para atender compromisos judiciales y financieros, siempre se hizo con un plan estratégico orientado a garantizar la continuidad de la administración y evitar el colapso de la provincia.
«Nos hicimos cargo… y a pagar la deuda y a seguir para adelante», indicó, señalando que la planificación y la previsión son esenciales para sostener la estabilidad financiera.
También comparó la situación argentina con otros países de la región, como el Paraguay, donde un modelo extractivo permite generar dólares de manera constante y mantener una macroeconomía estable.
En contraste, la Argentina ha optado por un modelo industrial y de transformación de productos primarios, que requiere políticas más complejas y tiempos más prolongados para consolidar estabilidad y generar divisas suficientes. «No podés hacer esa transformación en un año y medio y por decreto sin un Congreso», advirtió, subrayando los límites de la acción rápida frente a problemas estructurales.
Otro punto crítico, sostuvo, es la desconexión entre la macroeconomía y la economía real. En ese sentido, remarcó que la política de control de la inflación mediante la reducción del circulante y la suba de tasas puede ser técnicamente correcta, pero genera efectos colaterales sobre la actividad productiva, el consumo y el empleo.
«El país no está generando… hubo un modelo antiinflacionario, una política de estabilización inflacionaria, pero solamente eso», señaló, enfatizando la necesidad de un plan B que contemple crecimiento económico, inversión y desarrollo industrial.
SITUACIÓN PROVINCIAL Y LECCIONES DE EXPERIENCIA
Ocampo detalló, además, la situación financiera de las provincias, señalando que la deuda de corto plazo y la falta de fondos discrecionales representan desafíos críticos para la gestión de los recursos públicos.
Recordó que durante su paso por la economía chaqueña se implementaron mecanismos de financiamiento para atender compromisos judiciales y garantizar la continuidad de los servicios, siempre dentro de un marco de planificación y transparencia. «Se pagó a los judiciales en pesos y en 10 años… nos hicimos cargo», explicó, destacando la importancia de la estrategia y la previsión.