La Fuerza Aérea Argentina concretó ayer un operativo especial para retirar y trasladar a Buenos Aires un tanque de cohete que había caído en el ex Campo Rossi, en Puerto Tirol.
El artefacto, que impactó en la zona el jueves pasado, fue asegurado bajo estrictas medidas de seguridad y enviado primero a la Base Aérea de Resistencia para luego ser derivado a un centro de investigación en Buenos Aires, donde será sometido a estudios técnicos.
El cilindro, de aproximadamente 1,70 metros de longitud y 1,20 metros de diámetro, estaba confeccionado en aluminio, duraluminio y recubierto con fibras de carbono.
Presentaba un orificio circular en uno de sus extremos y un sistema de válvulas con inscripción de serie FG-144A/GFFa3-11/S9-2305 en el otro, lo que refuerza la hipótesis de que se trata de un tanque de propelente utilizado en cohetería espacial.
El director del Centro Aeroespacial de la Fuerza Aérea, comodoro Rubén Lianza, explicó que «claramente se trata de un tanque de la industria aeroespacial, utilizado para portar combustible en etapas iniciales o finales de maniobra en órbita».
Advirtió, además, que el material de fibra de carbono «es lo más peligroso, porque desprende un polvo que se clava en la piel como espinas de cactus».
Ante la posibilidad de riesgos para la salud, se dispuso un perímetro de seguridad y los efectivos que tuvieron contacto directo con el objeto fueron sometidos a controles médicos de rutina.
Desde la Policía del Chaco confirmaron que todos se encuentran en buen estado de salud y que no se registraron incidentes durante la intervención.
El procedimiento fue registrado en actas con documentación fotográfica y contó con la participación de la Policía del Chaco, Bomberos de Resistencia y efectivos de la Fuerza Aérea, bajo la coordinación del comodoro Gabriel Acosta Manrique, jefe de la Base Aérea de Resistencia.
Especialistas de la Fuerza Aérea descartaron riesgos químicos o radiológicos, aunque precisaron que la investigación sobre el origen del tanque recién comienza. La numeración hallada será cotejada con bases de datos internacionales y registros de órbitas para intentar determinar a qué vehículo espacial pertenecía, ya que en la industria aeroespacial los componentes suelen fabricarse en distintos países.
El hallazgo reavivó el debate sobre la basura espacial que ingresa de manera descontrolada a la atmósfera y que en ocasiones impacta en zonas habitadas. Ahora, el análisis en Buenos Aires permitirá avanzar en la identificación del cohete y en eventuales responsabilidades internacionales.
