El ex gobernador del Chaco y actual candidato a senador nacional por Fuerza Patria, Jorge Capitanich, entrevistado por Radio Natagalá, analizó la situación política del país en el marco de un proceso electoral decisivo.
El dirigente recordó que la Argentina ha estado atravesada desde 1810 por «dos polos antagónicos» que se expresaron en diferentes momentos históricos a través de clivajes sociopolíticos, culturales y económicos.
Recordó enfrentamientos entre unitarios y federales, liberales y conservadores, radicales y peronistas, y subrayó que la proscripción del peronismo durante 18 años profundizó esa lógica de antagonismo entre peronismo y antiperonismo.
Capitanich recalcó que ese antagonismo se traduce hoy en coaliciones flexibles y dinámicas que reconfiguran el mapa político. En este sentido, destacó el ascenso del actual presidente Javier Milei, a quien describió como un «outsider» que llegó al poder «sin formación política sólida, sin equipo, sin intendentes, sin gobernadores y sin estructuras partidarias», y recordó que Milei logró gobernar dos años sin presupuesto, recurriendo a disposiciones legales que le habilitaron crédito y maniobra fiscal.
Sin embargo, advirtió que esa concentración de poder sin estructuras sólidas constituye un desafío para la estabilidad institucional. «Es un Presidente que sin experiencia ni partido pudo ejercer facultades delegadas y gobernar con decretos, lo que marca un hecho político inédito», remarcó.
ESCENARIOS ELECTORALES Y PROYECCIONES
Consultado sobre los posibles resultados en las elecciones legislativas, Capitanich recordó que desde hace quince meses su equipo viene elaborando un índice de riesgo político que proyecta para el oficialismo un 42% de máximo y un 36% de mínimo. Ese margen, explicó, permite al gobierno sostener un tercio del Congreso, aunque sin alcanzar mayorías decisivas. Para contextualizar, recordó que el mejor desempeño en elecciones de medio término desde el retorno democrático lo obtuvo Raúl Alfonsín en 1985 con un 43,29%, impulsado por el juicio a las juntas, la recuperación de la democracia y el Plan Austral.
Capitanich consideró que un resultado en torno al 38% o 39% para su espacio sería el mejor desempeño legislativo del oficialismo en cuatro décadas, mientras que Milei, con un 34% o 36%, también consolidaría una fuerza con capacidad de bloqueo en el Congreso.
En este punto, enfatizó que el equilibrio legislativo no cambiaría sustancialmente el escenario económico ni político, ya que ninguna fuerza alcanzaría la hegemonía suficiente.
El exgobernador chaqueño sostuvo que el rol de la oposición no debería ser obstruccionista. Al respecto señaló: «Nosotros creemos que el modelo económico es absolutamente inviable, pero hay cuestiones institucionales que se pueden resolver con acuerdos y garantías». Añadió que, más allá de las diferencias, resulta imprescindible debatir reformas que permitan mejorar la calidad institucional del país.
REFORMAS Y PROPUESTAS LEGISLATIVAS
Capitanich dedicó un extenso análisis a la necesidad de avanzar en reformas profundas del sistema judicial. Propuso la obligatoriedad de declaraciones juradas patrimoniales, impositivas y fiscales para jueces, así como un sistema de concursos transparentes con mandatos renovables.
Además, planteó que la Corte Suprema debe ser ampliada y organizada en salas especializadas, con un esquema de control de constitucionalidad más eficiente. «No puede tener solo tres miembros, necesitamos una Corte de alta calidad institucional», expresó.
También consideró urgente la designación de un procurador general por parte del Congreso, función vacante desde la renuncia de Alejandra Gils Carbó. En ese mismo sentido, reclamó consensos para cubrir la Defensoría del Pueblo y para garantizar que los organismos de control tengan independencia real.
«Hay que ponerle límites al sistema republicano y democrático», enfatizó, al tiempo que anunció que junto a otros legisladores presentará un paquete de 100 iniciativas parlamentarias, además de otras 100 en elaboración.
Perspectivas electorales
De cara a los próximos comicios, Capitanich advirtió que el escenario se encamina hacia una polarización creciente, tanto a nivel nacional como provincial.
En el Chaco, anticipó una disputa aún más marcada que en otros distritos y explicó que mientras en provincias como Córdoba el peronismo carece de anclaje sólido, en Buenos Aires mantiene hegemonía clara, y en Santa Fe la competencia es más equilibrada entre las principales fuerzas.
El exmandatario remarcó que en la Argentina conviven dos grandes familias políticas: la peronista y la no peronista. En esa línea, sostuvo que el peronismo es «el movimiento de la primera vuelta», que solo puede imponerse en elecciones iniciales si logra unidad y liderazgo, mientras que el no peronismo se constituye como «el partido del balotaje».
Asimismo, consideró que la estrategia opositora consiste en dividir al peronismo para obligarlo a disputar segundas vueltas desfavorables.
Además, subrayó el deber de alcanzar la mayoría parlamentaria requerirá construir alianzas amplias. Señaló que en Diputados el objetivo es llegar a 129 bancas y que en el Senado se necesita alcanzar 37 para las mayorías calificadas. Advirtió que, aun con un crecimiento electoral, la oposición deberá negociar acuerdos para designaciones clave como jueces de la Corte Suprema, procurador general y defensor del pueblo.
El rol del Estado
Jorge Capitanich remarcó que, a pesar de las diferencias ideológicas, en la Argentina existe consenso en torno a ciertos principios: la importancia de la iniciativa privada, el rechazo a la estatización total de los medios de producción y la necesidad de preservar un sistema democrático.
La verdadera disputa, explicó, gira en torno al rol del Estado. «No es bueno destruir el Estado, pero tampoco sirve un Estado débil o ineficaz. Se necesita un Estado regulador con capacidad de promover crecimiento sostenido», afirmó.
En relación con los gobernadores, Capitanich reconoció diferencias en el posicionamiento de los mandatarios peronistas frente al gobierno nacional, aunque destacó que varios se han encolumnado en una estrategia opositora.
Por otra parte, señaló que figuras como Axel Kicillof y Ricardo Quintela mantuvieron autonomía, mientras que otros mandatarios adoptaron posturas más flexibles hacia el oficialismo. Sin embargo, pronosticó que en el Senado la oposición podría sostener una representación significativa, con un mínimo de ocho y un máximo de doce bancas a renovar.
Sobre una eventual reforma constitucional, planteó tres ejes: justicia, legislativo y ejecutivo. En el plano legislativo, sugirió reemplazar el sistema bicameral por uno unicameral con representación equilibrada de provincias y nación, para corregir problemas de subrepresentación y fortalecer el federalismo.
En cuanto al Poder Ejecutivo, defendió la instauración de un régimen semipresidencial con un presidente a cargo de las relaciones exteriores y la defensa, y un jefe de gabinete o primer ministro con capacidad de articular coaliciones en la asamblea.