La producción frutihortícola chaqueña continúa consolidándose como uno de los sectores más dinámicos del interior provincial. Con el impulso de productores locales, instituciones públicas y cooperativas que apuestan al arraigo y al intercambio de saberes, el Chaco busca avanzar hacia el autoabastecimiento y fortalecer su identidad agroalimentaria.
En ese contexto, el ingeniero agrónomo Roberto Guillard encabezó la 7ª Expo Frutihortícola y el 2° Encuentro de Productores de Frutilla, realizada en Colonia Benítez, donde destacó el trabajo conjunto de los pequeños y medianos productores y el crecimiento sostenido de la horticultura provincial. «El 80% de las frutas y hortalizas que consumimos viene de otras provincias», dijo.
Durante la jornada previa, Guillard analizó la situación actual del sector y enfatizó el enorme potencial que tiene el territorio chaqueño para ampliar su capacidad productiva.
«El 80% de lo que se consume de frutas y hortalizas viene de otras provincias, cuando la potencialidad que tiene el Chaco es importante», remarcó el especialista, quien además coordina la Cooperativa Desafío Productivo.
En declaraciones a radio Facundo Quiroga, el ingeniero recordó que la frutihorticultura local fue históricamente relegada frente a otras actividades agropecuarias más tradicionales, pero advirtió que los nuevos desafíos de la economía regional exigen repensar ese esquema.
«Yo siempre digo que la frutihorticultura es la hermana menor abandonada de la producción agropecuaria. Se le da poca importancia, pero tiene un valor estratégico enorme, sobre todo si pensamos en la soberanía alimentaria», subrayó.
En esa línea, destacó que uno de los principales retos es lograr una mayor articulación entre productores. «Si no tenemos productores trabajando de forma conjunta, va a ser difícil ser competitivos. Lo importante es la organización», insistió.
Guillard repasó además el recorrido de casi dos décadas desde los primeros intentos por cultivar frutilla en el Chaco hasta la expansión actual que involucra a decenas de productores en distintas localidades.
«Hace 18 años probamos con 2 mil plantitas y anduvo de diez. A partir de ahí comenzamos a extender el cultivo», recordó.
Hoy, esa experiencia pionera se multiplicó. «Ya son casi 500 mil plantas las que se hacen en el Chaco, con productores en General San Martín, Castelli, Tres Isletas, Villa Ángela y Du Graty», enumeró.
La idea surgió, según contó, a partir de una observación técnica sobre las condiciones agroclimáticas de la provincia. «Desde el punto de vista agronómico y climático, el Chaco es muy parecido a lo que hoy se considera la capital nacional de la frutilla, que es Coronda, en Santa Fe. También en Bella Vista, Corrientes, se produce mucho, y las condiciones son similares.
Entonces pensé: ¿por qué no se hace frutilla acá? Si no se hace, algo debe haber, me decía. Y lo probamos», relató.
El experimento fue impulsado junto a la familia Pisa, de Colonia Benítez, quienes confiaron en el proyecto pese a las dudas iniciales. «Primero no estaban muy convencidos, pero finalmente nos animamos. Hicimos las primeras 2 mil plantas y funcionó de maravillas. Así empezó todo», contó
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Un cultivo que requiere técnica, inversión y compromiso
Guillard explicó que la producción de frutilla demanda tecnología, conocimiento y dedicación, pero ofrece resultados sostenibles si se trabaja con responsabilidad.
«La frutilla es un cultivo que requiere mucha tecnología: riego por goteo, fertilización controlada, mulching plástico, manta térmica para las heladas. En su momento, los productores no estaban familiarizados con eso, pero aprendimos juntos», señaló.
Con los años, la experiencia se fue consolidando y el número de productores creció. «Hoy ya hay frutilleros en distintas localidades y con distintos tamaños de producción. Siempre aconsejamos que el que empieza no haga más de 3 mil o 5 mil plantas para aprender el manejo y la comercialización, porque la frutilla es muy perecedera. Se cosecha hoy y mañana hay que venderla», explicó.
También destacó el acompañamiento estatal: «Cuando uno trabaja con pequeños y medianos productores, la capacidad de inversión es limitada. Por eso es fundamental el apoyo del gobierno provincial, a través del Ministerio de Producción, que nos ayuda con financiamiento.
Los que ya crecieron y producen 30 mil o 50 mil plantas, ya caminan solos, pero hay que seguir impulsando a los que recién empiezan».
Nuevas alternativas y diversificación
de cultivos
El ingeniero también habló sobre la posibilidad de diversificar las producciones con otras frutas tropicales y subtropicales adaptables al clima chaqueño. «Acá se puede hacer bien banana, palta, guayaba, mamón. Tenemos que animarnos a innovar.
El mamón, por ejemplo, tiene una ventana comercial que todavía no está aprovechada. Hay gente que viajó al Caribe y probó el mamón maduro allá, y cuando vuelve lo busca acá. Eso demuestra que hay un mercado esperando», explicó.
Guillard remarcó que la diversificación es clave para el futuro del sector: «Hay que pensar más allá de los cultivos tradicionales. Con tecnología y organización, el Chaco puede producir una variedad de frutas de excelente calidad».
Organización, valor agregado y arraigo rural
Otro de los temas centrales de la Expo fue la importancia de la organización cooperativa y el agregado de valor a las producciones locales. «Lo importante es trabajar de forma conjunta, porque así se consiguen muchas cosas: asistencia técnica, insumos más baratos, concentración de oferta. Si nos organizamos, podemos competir y crecer», afirmó Guillard.
Durante la jornada también se ofrecieron charlas abiertas para productores y público general sobre manejo de cultivos, estrategias de comercialización, agregado de valor y experiencias exitosas de asociativismo.
«Queremos que la gente se acerque, se interese, que aprenda cómo se hace una hortaliza, cómo se conserva un producto. Todo eso ayuda a fortalecer el arraigo rural y la identidad chaqueña», comentó.
Además, como parte del cierre, se realizó una demostración gastronómica con platos elaborados a base de frutas y hortalizas chaqueñas: «Queremos mostrar que con nuestros productos se pueden hacer comidas riquísimas, nutritivas y distintas. A veces parece que si no hay carne no se puede cocinar, y no es así».
Un desafío productivo y cultural
La Expo Frutihortícola no solo busca mostrar resultados técnicos, sino también consolidar una nueva mirada sobre el campo chaqueño. Para Guillard, se trata de un cambio cultural tanto en la producción como en el consumo.
«El desafío es lograr el autoabastecimiento, consolidar la producción local y, al mismo tiempo, fomentar el consumo de lo nuestro. No se trata solo de producir, sino de generar conciencia sobre lo que significa comprar un producto chaqueño», reflexionó.
Actualmente, la cooperativa que integra junto a otros 50 productores continúa ampliando su trabajo en distintos puntos de la provincia, combinando frutilla con otras hortalizas.
«Entre medianos y pequeños habrá unos 50 productores que están dedicados a la frutilla y a otras producciones hortícolas. Y hay muchos más que todavía no producen frutilla, pero están interesados. La idea es seguir sumando», contó.

