La profesora Lucía Espínola, integrante de la Cátedra Libre de Guaraní de la Universidad Nacional del Nordeste (Unne) e investigadora del Centro de Estudios Etnográficos en Co-Labor (Cetco), se encuentra en el País Vasco participando de un curso intensivo de revitalización lingüística, una instancia de formación inspirada en el proceso de recuperación del idioma euskera.
Este programa, organizado por la Fundación Garabide, busca fortalecer estrategias de protección y transmisión de lenguas en riesgo, experiencia que desde la Unne consideran puede aportar herramientas valiosas para el diseño de políticas orientadas a la revitalización del guaraní en Corrientes.
El euskera, lengua ancestral del pueblo vasco, es reconocido como el idioma vivo más antiguo de Europa. Sin embargo, sufrió durante décadas un proceso de prohibición y persecución que afectó su uso y transmisión generacional.
A partir de la segunda mitad del siglo XX, mediante la participación social y el compromiso institucional, el País Vasco impulsó un proceso de revitalización que permitió recuperar su vigencia.
Actualmente, el 37% de la población vasca habla euskera y lo utiliza cotidianamente, convirtiéndose en un ejemplo de defensa cultural y lingüística.
La situación histórica del euskera presenta paralelismos con la del guaraní en Corrientes, que también atravesó períodos de marginación y pérdida de prestigio social. En los últimos años, diversas instituciones académicas, culturales y comunitarias impulsan acciones para revertir ese proceso.
Desde el Cetco y la Cátedra Libre de Guaraní, se promueven investigaciones, proyectos educativos y estrategias que buscan generar nuevos hablantes y consolidar espacios de uso. «Las prohibiciones que atravesó el euskera son muy similares a lo que nosotros conocemos como el discurso de prohibición del guaraní en Corrientes, y esperamos que las estrategias para revitalizar al idioma vasco también puedan ser replicadas para el guaraní», expresó Espínola.
El vínculo institucional entre la Unne y la Fundación Garabide se estableció en 2023, tras la visita al País Vasco de la doctora Carolina Gandulfo, directora del Cetco y de la Cátedra Guaraní, quien realizó una estancia de formación en revitalización lingüística.
Desde entonces, ambas instituciones colaboran en un proceso de intercambio académico y cultural orientado a fortalecer los procesos de recuperación de lenguas minorizadas. En 2024 participó del curso Aditu, la profesora Tamara Alegre, también integrante del Cetco y en 2025 lo hace Lucía Espínola, junto a otros 18 activistas lingüísticos de 14 comunidades del mundo.
REVITALIZAR UNA LENGUA: EL EJEMPLO DEL EUSKERA
Durante su estancia en el País Vasco, Espínola destacó el impacto de observar una sociedad que logró recuperar su idioma y sostenerlo en la vida cotidiana. «Conocer de cerca cómo se vive en una sociedad que recuperó su idioma y lo habla en lo cotidiano, pero que de manera constante debe velar para sostener su uso», afirmó.
Asimismo, la investigadora explicó que la formación que cursa está dirigida a referentes de comunidades con lenguas en situación de pérdida, afectadas por la disminución de hablantes y la falta de transmisión intergeneracional. «Yo particularmente no soy hablante de guaraní, lo estoy aprendiendo de adulta en un espacio formal de enseñanza. Mi madre es hablante, pero no me transmitió la lengua, por eso mi interés de trabajar por esta lengua», agregó.
La profesora relató que el euskera presenta distintos grados de uso según los territorios, siendo cooficial en la provincia de Gipuzkoa. «En las calles la gente habla en euskera, la cartelería y señalizaciones en primer lugar están en idioma vasco y luego en castellano, al igual que la información en los negocios», señaló.
Además, explicó que los niños aprenden primero euskera y recién desde los siete años incorporan el castellano, consolidando así la transmisión temprana.
«El euskera fue una lengua minoritaria de cantidad y minorizada en cuanto a su valorización y legitimidad social, pero logró revitalizarse. No obstante, la siguen protegiendo porque el castellano y el inglés siguen imponiéndose, en especial en las generaciones jóvenes», indicó Espínola.
En este sentido, resaltó que el sostenimiento del idioma se logra a través de la creación de contextos reales de uso, sin recurrir a la imposición. «Hay gran compromiso social en esta defensa de la lengua, así como un rol activo del Estado y también de las empresas locales que invierten en capacitación para que en los ámbitos de trabajo se hable en euskera», explicó.
		
