La expansión de los monopatines eléctricos y otros vehículos de ecomovilidad en las calles de Resistencia genera nuevos interrogantes sobre su uso seguro, la responsabilidad civil ante siniestros y los límites reales que plantea la normativa vigente.
En este contexto, el productor asesor de seguros y referente de la Asociación de Productores Asesores de Seguros del Chaco (Apas), Matías Marconi, analizó la situación y advirtió que «existen enormes vacíos legales y de asegurabilidad» que afectan tanto a los usuarios como al resto de los actores del tránsito.
Marconi, docente con más de una década de formación de futuros PAS y con 23 años de trayectoria en oficinas aseguradoras, expuso en contacto con Radio Natagalá que el problema central radica en la falta de adecuación normativa y en la desconexión entre la ley de tránsito, las ordenanzas locales y la realidad cotidiana del uso de estos dispositivos.
«Tenemos muchos grises en determinadas circunstancias», explicó, al describir las limitaciones que hoy condicionan la circulación de los monopatines en la ciudad.
Normativa fragmentada
El referente de Apas detalló que la ley nacional de tránsito funciona bajo un esquema de adhesión y que cada provincia o municipio decide si incorpora total o parcialmente sus disposiciones.
En ese marco, los municipios chaqueños adoptaron criterios diferentes que derivaron en una convivencia despareja entre habilitaciones, carnés de conducir y regulaciones de circulación.
En el caso de Resistencia, la ordenanza municipal 3258 es la que define el marco legal para los monopatines y dispositivos de ecomovilidad.
Sin embargo, según explicó Marconi, la regulación quedó corta frente al crecimiento exponencial del uso de estos vehículos. «La ordenanza permite este tipo de vehículos, pero dice que tienen que estar por una bicisenda. No por la calle», señaló.
A partir de allí surge un dilema sustancial: las bicisendas no están presentes en todos los sectores de la ciudad, y cuando existen, muchas veces no ofrecen condiciones de infraestructura segura.
Marconi advirtió que esta brecha entre lo permitido por la norma y lo posible en la práctica crea un conflicto difícil de resolver. «Yo me compro un monopatín, ¿por dónde voy a andar? Agarro uno de los pozos y me mato yo solo», afirmó, remarcando que la infraestructura urbana no acompaña el uso seguro de estos vehículos. «Eso también tenés que analizarlo antes de comprar un monopatín», puntualizó.
El origen del conflicto
El especialista señaló que los monopatines nacieron como juguetes recreativos, pero con el tiempo se transformaron en vehículos de uso cotidiano, especialmente tras el crecimiento de las alternativas de movilidad sustentable. «Muchos lo utilizan como un vehículo, pero me parece que no es tan resguardado, que no es un vehículo seguro para la persona que está arriba», consideró.
Para Marconi, el riesgo no recae únicamente en el usuario: «No solamente no es seguro para la persona que está arriba, no es seguro para ninguno. Porque un monopatín me atropella cuando yo quiero cruzar la calle y nos lastimamos los dos».
Esta potencialidad del daño -que puede involucrar a peatones, ciclistas, motociclistas y automovilistas- se vuelve especialmente crítica en una ciudad con tránsito denso y alta siniestralidad.
Responsabilidad civil: ¿quién paga?
Uno de los puntos más conflictivos es la asignación de responsabilidad civil en caso de un siniestro. La falta de regulación clara dificulta determinar quién debe responder económicamente ante un daño.
Marconi explicó que, desde la óptica legal, el daño siempre debe ser resarcido: «Si vos vas por la calle caminando y golpeás a alguien y le ocasionás un daño, ese daño lo tenés que pagar, sos responsable» y agregó: «Si vos vas en tu auto y chocás un monopatín, no importa que él no esté en condiciones o esté infringiendo la normativa. Vos le ocasionaste un daño».
Sin embargo, la situación se complica cuando el monopatín es el que impacta a una moto, un auto o un peatón. «¿Quién te paga el daño que te ocasionó por esa situación? ¿A quién le reclamás?», planteó.
Según detalló, la legislación vigente establece que «el responsable es el dueño de la cosa», es decir, el propietario del monopatín. «Vos sos dueño del monopatín, vos tenés que hacerte cargo del daño que el monopatín ocasiona», sostuvo.
El problema aparece cuando la persona carece de respaldo económico suficiente para responder. «Es difícil. Ni se imagina», advirtió.
Sin seguro obligatorio
La normativa actual no incorpora a los monopatines dentro del seguro de responsabilidad civil obligatorio exigido a automotores y motocicletas. Por esa razón, el mercado asegurador ofrece alternativas parciales bajo el concepto de «eco-movilidad».
En muchos casos, estas coberturas no superan los dos millones de pesos, una cifra que resulta insuficiente según los costos actuales de reparación vehicular.
Marconi ejemplificó esta situación: «Un monopatín que te choque un vehículo y te rompa la tapa de baúl, menos el paragolpe, $3 millones. Ya no te cubre todo. Ese millón excedente lo paga el dueño del vehículo».
La diferencia entre ingresar al régimen de seguros obligatorios automotores -con montos de cobertura superiores a $200 millones – o permanecer en el esquema de ecomovilidad crea un vacío que expone tanto a usuarios como a terceros afectados. «Hay vehículos que vos no podés patentar», explicó, lo que impide acceder a coberturas más amplias.
El impacto en la seguridad vial
El incremento de monopatines en espacios compartidos -veredas, calles, sendas recreativas-viene generando episodios de riesgo que muchas veces no son denunciados o no llegan al ámbito judicial.
La ausencia de un marco que contemple el tránsito mixto deriva en situaciones donde la responsabilidad es difícil de determinar.
Marconi señaló que, incluso cuando el monopatín está circulando por un lugar no permitido, eso no exime al automovilista que lo impacte. «La normativa nos permite que tengan un seguro de responsabilidad civil, como dice la ley de tránsito. Pero si lo chocás, vos le ocasionaste un daño. Eso no cambia», señaló.
Asimismo, alertó sobre los casos de «culpa concurrente», donde ambas partes comparten responsabilidades. En ese escenario, la falta de seguro adecuado por parte del monopatín deja un vacío económico difícil de cubrir.
El productor de seguros aseguró que la tendencia es inequívoca: «Cada vez más habrá vehículos de este tipo».
Motos eléctricas, bicicletas asistidas, monopatines de alta potencia y nuevas formas de movilidad urbana continuarán expandiéndose en el corto y mediano plazo.
En tanto que para Marconi, esta realidad exige reformas urgentes en la normativa local y provincial, tanto para definir dónde pueden circular estos dispositivos como para establecer requisitos claros de asegurabilidad. «A futuro puede ir agrandándose el problema», advirtió.

