Racing dio el gran golpe, eliminó a Boca en la Bombonera y definirá el torneo Clausura frente a Estudiantes o a Gimnasia, que se enfrentan este lunes en busca del otro finalista.
Todo lo que había construido Claudio Ubeda desde que falleció Miguel Ángel Russo se derrumbó como un castillo de naipes en media hora. Precisamente desde que decidió sacar a Exequiel Zeballos (el futbolista más desequilbrante del Xeneize y el único que generaba riesgo en la última línea rival con sus gambetas y desbordes en velocidad).
Pero hubo más. Porque poco después llegó el gol de Racing (enorme pase de Almendra para que Rojas mande el centro a la carrera perfecto a la cabeza de Adrián Martínez, que volvió a anotar luego de 10 partidos), ya no hubo reacción.
El DT xeneize quedó paralizado ante la situación (ya había recibido silbidos cuando reemplazó al Chango) y ni siquiera miró de reojo a las variantes de Boca que entraba en calor a un costado. A Ubeda se le quemaron los papeles en el peor momento posible, en el que cualquier error (dentro o fuera de la cancha) se paga con la eliminación.
Después, lo de siempre: la desesperación, el “a la carga Barracas”, los mil centros en busca de una cabeza salvadora. Pero ninguna idea clara. Porque el diferencial lo marcaba Zeballos, ese jugador que el entrenador de Boca decidió sacar cuando faltaban al menos 25 minutos de acción.
El festejo de Racing, que en la segunda etapa justificó la victoria, resumió la alegría de un plantel que el año pasado había ganado la Copa Sudamericana y que en este llegó hasta las semifinales de la Libertadores, donde cayó por poco ante Flamengo, el gigante de Sudamérica.
Costas le ganó la pulseada a Ubeda por mucho, expuso la falta de experiencia del entrenador de Boca y mientras Racing celebra el pase a la final, el Xeneize y toda su gente se fueron de la Bombonera masticando bronca.

