El senador nacional Jorge Capitanich presentó un informe sobre la evolución de indicadores económicos durante el segundo año de gestión del presidente Javier Milei, en el que advierte un profundo deterioro de la actividad productiva, el empleo, los ingresos y la capacidad y eficiencia del Estado para ser sostenible.
“El Gobierno insiste en mostrar algunos indicadores aislados, pero cuando se analiza la economía en su conjunto, los datos son contundentes: hay caída del salario, destrucción del empleo, cierre de empresas y un fuerte deterioro del tejido productivo nacional”, sostuvo Capitanich.
En ese marco, recordó que en la sesión extraordinaria del 26 de diciembre en el Congreso, el bloque planteó el rechazo al Presupuesto nacional, aunque siempre reconociendo la importancia institucional de su tratamiento. “El presupuesto es la ley de leyes, pero también debe ser realista. Nosotros advertimos desde el inicio que se construía sobre supuestos macroeconómicos que no se condicen con la realidad”, señaló.
En ese sentido, explicó que el proyecto oficial preveía una inflación del 10,1%, cuando las proyecciones del Relevamiento de Expectativas del Mercado del Banco Central prácticamente duplican esa cifra, y otros análisis la ubican aún más arriba. “Si tomamos la inflación interanual, noviembre contra noviembre, estamos en torno al 31,4%, con un promedio mensual cercano al 2,3%. A eso se suma un tipo de cambio proyectado en $1.423 cuando hoy ronda los $1.460, y una expectativa de crecimiento del 5% que contrasta con estimaciones reales cercanas al 3,3%. Cuando las premisas son falsas, las conclusiones también son falsas”, remarcó.
El informe presentado disponible advierte además que la inflación continúa en niveles elevados y que se profundizó la volatilidad cambiaria, con una suba del dólar mayorista del 40,5%. Entre las causas se destacan la dolarización de carteras, acentuada en años electorales, el abaratamiento relativo del dólar por el esquema cambiario vigente, la creciente demanda de divisas para importaciones y la falta de acumulación de reservas internacionales, lo que genera una fuerte incertidumbre sobre la sostenibilidad del plan económico.
En materia productiva, los datos son contundentes. La industria cayó (hasta octubre 2025) 4,8%, con 14 de los 16 rubros industriales en retroceso, y la producción automotriz volverá a caer por segundo año consecutivo. Esta situación responde, en gran medida, a la creciente apertura comercial y al reemplazo de producción nacional por importaciones: mientras que en 2023 el 60% de los vehículos patentados eran de origen nacional, hoy más del 60% son importados.
El impacto también se refleja en el cierre de empresas. Desde noviembre de 2023 cerraron más de 20.000 firmas, particularmente pymes e industrias. En paralelo, el empleo privado registrado continúa cayendo: se destruyeron más de 154.000 puestos de trabajo, de los cuales 42.890 corresponden a los primeros nueve meses de 2025, según datos de la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
“El modelo económico está desarticulando el aparato productivo nacional y destruyendo empleo de calidad”, afirmó Capitanich.
El informe también señala un fuerte deterioro del sector externo. El superávit comercial de bienes se redujo un 45,7%, mientras que las cantidades importadas crecieron 33,1%, alcanzando niveles récord desde 2004.
En paralelo, se profundizó el endeudamiento externo. La deuda bruta del Estado creció en USD 22.138 millones, impulsada principalmente por nuevos acuerdos con el FMI, a los que se suman USD 12.585 millones del sector privado no financiero, USD 2.800 millones del Banco Central y USD 2.262 millones de los bancos comerciales. Además, el Gobierno recurrió al primer tramo del swap con Estados Unidos por USD 2.500 millones, aumentando la dependencia financiera externa.
El ajuste también impacta de lleno en la obra pública y en la vida cotidiana de las familias. El gasto en infraestructura cayó un 11,3%, deteriorando rutas y servicios esenciales. Al mismo tiempo, la mora de los hogares creció al 7,8%, reflejando el endeudamiento y la pérdida del poder adquisitivo.
Se observa una situación crítica en materia salarial. Los ingresos reales del sector privado cayeron 1,5% hasta octubre de 2025, luego de una tenue recuperación en 2024, producto de la recesión, los despidos y una política salarial que utiliza el salario como ancla inflacionaria. En el sector público nacional, la situación es aún más grave: los salarios cayeron 5,9% en los primeros diez meses de 2025 y acumulan una pérdida real del 33,3% desde el inicio del actual gobierno.
A esto se suma un escenario financiero extremadamente inestable, con tasas de financiamiento para las empresas que llegaron al 190% anual, encareciendo el crédito y paralizando la inversión productiva.
“Estos números muestran que el ajuste de Milei, no lo pagan las empresas amigas de Milei, sino los trabajadores, las pymes y las provincias. Se está destruyendo capacidad productiva, empleo y futuro”, concluyó Capitanich.
“Sin industria, sin trabajo y sin mercado interno no hay desarrollo posible para la Argentina”.
El informe

