Patricia Lezcano, directora del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) en el Chaco, cuestionó los recientes datos de inflación publicados por el Indec al asegurar que «no condicen con la realidad que viven las familias» en los barrios populares de Resistencia y Fontana.
La dirigente social anticipó que el informe correspondiente a abril, que será publicado en los próximos días, mostrará aumentos sostenidos en alimentos esenciales como la carne, los lácteos y el pollo, productos que, según afirmó, están desapareciendo de la dieta diaria de los hogares.
«Todavía no tenemos los datos concretos de abril, pero sin duda los resultados preliminares ya muestran que los productos básicos siguen aumentando. Son los que las familias consumen todos los días y su encarecimiento complica cada vez más cubrir los requerimientos mínimos del hogar», explicó Lezcano.
En declaraciones a Radio Natagalá, la referente del Isepci señaló que los productos que más aumentaron durante el mes son los mismos que ya venían mostrando incrementos en los meses anteriores, y que el fenómeno afecta particularmente a los sectores de menores ingresos. «En el caso de la carne y de los lácteos, como el queso, no solo en abril sino desde hace tiempo observamos un proceso constante de aumentos», remarcó.
Además, advirtió sobre el peso creciente de los servicios públicos y básicos en el presupuesto familiar: «Estamos viendo que el valor de los servicios ha aumentado muchísimo.
No solo hablamos de la luz, que ha tenido un impacto muy fuerte, sino también de servicios como internet, que ya no es un lujo, sino una necesidad. Hoy una familia lo necesita para estudiar, para trabajar, para hacer trámites. Todo eso se suma al costo de vida y hace más difícil llegar a fin de mes».
Según Lezcano, este fenómeno responde directamente a las consecuencias de un modelo económico que profundiza el ajuste sobre los sectores populares. «Hace unos días se decretó un nuevo aumento del salario mínimo, vital y móvil, que nosotros tomamos como referencia para medir el ingreso de una familia tipo de cuatro integrantes, dos adultos y dos niños.
Aunque ambos adultos tuvieran empleos formales con ese salario, estarían muy lejos de cubrir los gastos básicos. Hablamos de que hoy se necesitan más de un millón de pesos para sostener una canasta básica total», advirtió.
Respecto al cambio en los hábitos de consumo, la economista detalló que cada vez son más frecuentes las compras fraccionadas y de menor volumen: «Antes, muchas familias hacían compras mensuales. Hoy, la mayoría va al almacén del barrio a comprar para uno o dos días, según lo que pueden juntar.
Es un cambio de comportamiento que surge de la necesidad, no de la elección».
Consultada sobre los productos con mayores incrementos, Lezcano confirmó: «Sí, sin duda las carnes y los lácteos están entre los que más aumentaron.
El queso, por ejemplo, tuvo un incremento considerable. Y eso se traduce directamente en que desaparecen de la mesa. Las familias dejan de consumirlos, porque no pueden acceder a ellos».
«El pollo, que antes era una alternativa más accesible frente a la carne vacuna, también aumentó mucho en los últimos meses. Hoy muchas familias nos dicen que consumen carne dos o tres veces por semana, cuando antes era parte diaria de la alimentación. Esto tiene un impacto nutricional y social muy fuerte», subrayó.
Lezcano indicó que el informe del Isepci de abril incluirá también un análisis del impacto de las nuevas tarifas de servicios públicos, aunque aclaró que algunos aumentos más recientes recién se reflejarán en el estudio de mayo. «Este proceso de incremento no empezó ahora, viene desde hace tiempo. Y su incidencia en el ingreso familiar es cada vez más significativa», explicó.
En este sentido, advirtió que la reducción en el índice inflacionario se explica más por la caída del poder adquisitivo que por una estabilización real de los precios. «Se habla de un aumento del salario mínimo vital y móvil de $5 mil, pero eso es prácticamente una burla. Estamos hablando de una cifra que no alcanza ni siquiera para cubrir los aumentos mensuales que sufren los productos básicos», expresó.
El costo de la alimentación en los barrios
Lezcano también se refirió al comportamiento de los precios en rubros como frutas y verduras, y destacó el impacto estacional que suele afectar a estos productos.
Sin embargo, aclaró que eso no implica que los aumentos hayan cesado. «Hay meses en que las frutas no suben tanto, pero en el tiempo, el incremento es sostenido. Y eso es muy preocupante, sobre todo en familias con niños pequeños que necesitan una dieta con proteínas, vitaminas y nutrientes», remarcó.
Asimismo, explicó que los comercios de cercanía -aquellos donde el Isepci realiza sus relevamientos mensuales- enfrentan una situación crítica. «Hoy los negocios de barrio se abastecen de mayoristas o grandes cadenas. Pero no tienen capacidad para estoquearse y deben comprar por semana. A eso se suma el gasto en transporte, que no todos pueden cubrir», detalló.
«En los barrios encontramos precios diferentes según las condiciones de cada comerciante. Muchos dicen que no pueden aumentar como deberían porque no venden, y eso los deja al borde del cierre o con un margen de ganancia mínimo», agregó.
Grandes cadenas y congelamiento de precios
Consultada por la política de algunas grandes cadenas que optaron por congelar precios de ciertos productos, Lezcano fue cauta: «Nosotros relevamos comercios de cercanía, no las grandes superficies. Pero sabemos que muchas veces esos negocios chicos dependen de los mayoristas o de las mismas cadenas. Cualquier decisión que tomen les impacta directamente».
Y concluyó: «No vemos un panorama alentador hacia fin de año. Todo el ajuste lo está sufriendo la familia, el trabajador, el jubilado. Hay un deterioro muy grande de los ingresos y una deuda enorme con quienes más necesitan».
Endeudamiento
y consumo diario
Lezcano también hizo hincapié en el nivel de endeudamiento de las familias. «Hoy muchas personas compran comida con tarjeta en tres cuotas.
Pero en tres meses, esos alimentos ya fueron consumidos. Es decir, se paga algo que ya no está. Y esto genera una espiral de deuda que es muy difícil de frenar», alertó.
En cuanto a las estrategias de consumo, explicó: «Las familias ya no hacen compras mensuales ni semanales.
Hoy se compra día a día, con lo poco que hay, y se decide en el momento qué se puede llevar a la mesa».