Ante un estadio tricolor desbordado, el máximo anotador del partido fue el finalmente MVP de la serie, Favio Vieta, con 24 puntos. En el Bólido Verde, Braian Maglier sumó 13 viniendo desde el banco.
La última conquista de los de la calle Saavedra había sido, paradójicamente, aquél titulo compartido con éste mismo rival ante la increíble decisión de la dirigencia de aquélla época -2015- de no disputar la final sin mayores explicaciones.
Villa se lo arrebató
En la previa, Super Básquet afirmó que se lo iba a llevar -al título- aquél que lo quisiera más. Y ese resultó ser Villa San Martín que, a menos de dos minutos para la chicharra final, perdía por 10: 67-57. Fue entonces que apareció quien estuvo ausente por lesión en dos de los juegos de la serie: Bruno Álvarez (21, 10 acá) para enseñarle el camino a sus compañeros con dos triples consecutivos y achicar la diferencia al 66-70.
Hasta entonces, Toledo (16, 7 aquí) había sostenido al Tricolor, un Tricolor que, con un mejor cierre logro finalmente igualar en 71 y forzar el suplementario.
En ese período -el último cuarto- Hindú tuvo muchas oportunidades de liquidar el pleito yendo repetidamente a la línea pero fallo una y otra vez.
Justamente, desde ese lugar, el Verde había alcanzado la máxima a su favor cuando se puso en aquél 67-57 siendo mejor que el local desde allí. Hasta entonces, hubo otro enredado pero emotivo juego donde el primer tiempo fue del Verde más allá de un inicio bastante malo que lo puso 0-7; tras ello, entre Barreto (12, 6 aquí) primero, pero fundamentalmente Barrios (11, 8 acá) luego, Hindú logró cerrar los primeros 10 ganando 18-16 ante un Villa que por entonces era liderado en la ofensiva por Marcón (12, 6 en este parcial).
Ya en los segundos diez, Álvarez volvió a poner al local arriba (19-18), pero fue por poco tiempo porque en Hindú apareció Maglier (13, 8 acá) para que la visita se «escapara» al 30-24. Por entonces, el local «era una lágrima» en la línea errando ya hasta ese momento 9 (¡!) libres. Primer tiempo: 34-31 para Hindú.
Tras el descanso largo, Vieta hizo de todo amén de aportar gol y así Villa llegó a estar hasta 49-42, apoyado también en una zona que fue un jeroglífico difícil de descifrar para el Verde; solo Hoferek (12, 5 aquí) pudo romper en algo esa defensa y así los 30 se cerraron con Villa ganando el parcial 18-13 y adelantándose 49-47 al iniciar el último cuarto.
En el inicio de este, mientras el local insistía con tiros de tres y fallaba, Hindú construía con paciencia y parecía sentenciar el juego con la bomba de De Jesús (8, 7 acá) más allá que aún restaba mucho. Y ello se sintió así porque Villa recién pudo convertir pasados los primeros 4 minutos de juego, con un libre de Toledo: 50-55. Esta acción desató al polifuncional local que comenzó a machacar el aro contrario para que Villa se mantuviera con vida. Enfrente, Ghidini (4, todos acá) hacía su corta aparición -ya que casi inmediatamente después se iría por 5 faltas- para que se abriera el camino a aquella diferencia de 10 del 67-57.
Ello como consecuencia de que el local seguía mal en la línea (ya eran 14 los libres errados por entonces). Y allí sucedió el Álvarez time que se construyó con dos bombas iniciales que acercaron al tricolor cuando restaban segundos para el final. Un 2+1 de Vieta, acercó un poco más al local ante un Hindú que, ahora, era el que penaba en la línea de libres.
El «broche de oro» del mal cierre del campeón -hasta allí- defensor, se dio con una pésima elección de posesión y tiro en la última del partido que selló el 71 iguales para que haya suplementario.
Y en el mismo, Villa tuvo el aporte de su banco ya que entre Páez (3) con su única bomba y los tres rebotes ofensivos consecutivos de Pablo Brocal se hizo dueño del tanteador y trámite para finalmente estampar el 79-74 con el que se llevó lo que venía buscando hace tantos años: un anhelado título ABR. ¡Salud, campeón!