La referente del Centro Educativo Terapéutico Los Girasoles, Rocío Delssín, expresó su profunda preocupación por los retrocesos en políticas públicas que afectan directamente a personas con discapacidad.
En una entrevista reciente con Radio Natagalá, cuestionó los recortes y el discurso oficial que, según afirmó, «individualiza el problema» y socava la red de derechos construida en los últimos años.
«Estamos viviendo un momento muy particular en la historia de nuestra Argentina y particularmente en el Chaco», afirmó Delssín, quien dirige el CET Los Girasoles, una institución con 25 años de trayectoria en la atención de niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad. «Hay mucho temor, mucha preocupación, mucha incertidumbre», sintetizó.
En su análisis, la trabajadora social advirtió sobre el peligro de una regresión histórica: «El miedo y la angustia es que vayamos para atrás, cuando nuestro país ha sido tan innovador en materia de derechos humanos.
Que volvamos al asistencialismo, a épocas en que las personas con discapacidad vivían encerradas, invisibilizadas y sin participación social. Ese es el temor».
todos somos descartables
Delssín apuntó especialmente contra los discursos deshumanizantes provenientes del gobierno nacional. «Nos preocupa mucho que un funcionario haya dicho que si una madre o un padre tiene un hijo con discapacidad, es problema de esa madre o de ese padre, y no del Estado.
Eso no solo marca una postura política, sino que instala un discurso peligroso: el de que la discapacidad es un asunto privado, que termina en la familia», aseveró.
La directora de Los Girasoles subrayó que «la discapacidad necesita una red humana» y una articulación efectiva entre salud, educación, trabajo y políticas públicas. «Si no hay una red, ellos no pueden ir a un jardín, a la escuela primaria, terminar la secundaria, formarse en un oficio, incluirse laboralmente. Todo lo que hacemos depende de esa articulación», enfatizó.
Emprender para la autonomía
Desde Los Girasoles, uno de los logros más visibles es el proyecto gastronómico «Delicias para el alma», una cafetería gestionada por jóvenes con discapacidad. «Tiene ocho años de vida y es un orgullo en nuestra provincia. Jóvenes con síndrome de Down y otras discapacidades que llevan adelante un emprendimiento solos, que arman un programa de radio, que hacen sus guiones, que trabajan», destacó Delssín.
«No son espectadores. Son parte activa de la sociedad. Esto les da autonomía, identidad y fortalece su autoestima», agregó. «Hasta la mirada de la familia cambia cuando esa persona con discapacidad tiene un rol social, cuando trabaja, cuando tiene una vida propia», relató.
La educación en tensión
La referente chaqueña también alertó sobre las contradicciones en el sistema educativo. «Hay una ley que promueve la inclusión, pero el sistema dice ‘no estamos preparados’. Esa es la realidad que presentan las escuelas. Y nosotros les respondemos que ningún padre o madre está preparado para recibir un hijo con discapacidad. Pero hay que comprometerse igual», explicó.
A la vez, denunció que «cada vez hay más ajustes y recortes para las prestaciones de discapacidad que las escuelas exigen». «Si no hay políticas que acompañen ese proceso de inclusión, no podemos volverlos a mandar a sus casas, a que no progresen ni se eduquen», remarcó.
El peso de la autonomía
Delssín compartió una anécdota que resume el núcleo de su mensaje: «Un día salgo de acá y veo a Carla, una chica del centro, sola en la parada del colectivo. Me asusté. Pero ella me dijo con naturalidad: ‘Estoy esperando el colectivo’. Esa es la libertad que buscamos: que puedan elegir, estudiar, trabajar, tener pareja. Que puedan salir de sus casas y ser parte del mundo».
Para la trabajadora social, todo retroceso en derechos tiene un efecto inmediato: «Una madre y un padre no van a estar toda la vida.
La pregunta es qué va a ser de ese hijo el día de mañana. Si se le quita la pensión por tener un trabajo formal que no es para siempre, ¿con qué recurso queda? ¿Quién lo va a cuidar si no tiene herramientas ni independencia?».
Nada sin nosotros
Al trazar un recorrido histórico, Delssín remarcó el impacto de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que la Argentina incorporó recién en 2008. «Ese tratado internacional establece que las personas con discapacidad tienen derecho a decidir sobre su vida, a trabajar, a formar una familia.
En los 60 surgió un lema: ‘Nada sobre nosotros sin nosotros’. Y ese espíritu debe sostenerse», aseveró.
«Antes, un joven con síndrome de Down moría a los 20 años. Hoy mueren de viejitos. No cambió el síndrome. Cambió la calidad de vida gracias a políticas públicas. Por eso duele tanto este retroceso», afirmó.
El rol del Estado y la articulación
Consultada sobre la articulación actual en la provincia, Delssín admitió que «está todo un poco trabado». «Antes íbamos a gerencia de empleo y había programas laborales para personas con discapacidad. Íbamos a Desarrollo Humano y había becas. Íbamos al hospital y conseguíamos turnos para salud mental. Todo eso hoy se ha desarticulado», lamentó.
«No se trata solo de recursos. Se trata de voluntad política. Y lo que sentimos hoy es que estamos más desamparados», concluyó.
El horizonte posible
A pesar del contexto adverso, Delssín no pierde la esperanza. «En el área de discapacidad intelectual, que es la más compleja, hemos visto jóvenes que viajan solos en colectivo, que tienen empleos formales, que viven en pareja, que planean casarse, que viven solos», detalló. «La única área en la que todavía falta mucho es la sexualidad y el derecho a procrear, porque genera miedo y requiere mucho acompañamiento. Pero en el resto, hemos llegado muy lejos».
Frente al panorama actual, su mensaje es claro: «No hay límites, salvo los que la sociedad impone. Y retroceder es condenarlos a vivir otra vez en el encierro. No lo podemos permitir».
«El sistema público y privado deben articularse, no competir»
Uno de los ejes que Rocío Delssín considera fundamentales para garantizar una verdadera inclusión de las personas con discapacidad es la articulación entre lo público y lo privado. «Yo creo que deben existir siempre lo público y lo privado, y no tienen que ser segmentos separados que no puedan articular», expresó.
Desde su experiencia como co-directora de un centro terapéutico privado, valoró el rol del sistema público pero advirtió sobre sus limitaciones actuales: «El sistema de educación especial público no debería desaparecer, pero también es una realidad que los equipos interdisciplinarios de los centros como el nuestro han absorbido demandas porque había mucha necesidad que la escuela especial no podía responder del todo».
La situación actual, marcada por recortes presupuestarios y falta de personal especializado, plantea nuevos desafíos: «Hoy sentimos que hay poca articulación. Antes podías ir a un hospital, a Desarrollo Humano o al Iprodich, y encontrabas programas, acompañamiento, articulación. Ahora está todo más trabado, y eso afecta directamente a los jóvenes».
El problema es el abandono
Delssín advirtió que en muchos casos las decisiones económicas del Estado generan más dependencia en lugar de promover la independencia: «Hay una mirada errada de que ayudar es dar todo. Pero ayudar es educar, dar herramientas, formar para la vida independiente. Si se les quita eso, no estamos ayudando, estamos condenándolos a la exclusión».
Uno de los cambios más profundos que vivió la sociedad argentina en torno a la discapacidad fue el cultural. Rocío Delssín lo explicó con crudeza: «Antes había vergüenza de tener un hijo con discapacidad. Las familias lo ocultaban. Había mucha culpa, la mamá sentía que había hecho algo mal. Hoy eso cambió, pero fue gracias a políticas públicas que mejoraron la calidad de vida».
Sin embargo, advirtió que el avance no está garantizado: «Lo que nos angustia hoy es que haya un punto de inflexión. Que no solo no avancemos, sino que vayamos para atrás. Nos costó décadas llegar hasta acá. No podemos perderlo en meses».
Y concluyó con una reflexión que resume su compromiso: «Todo esto que logramos -la autonomía, la autoestima, la participación- se construyó con años de trabajo y políticas públicas.
Si hoy se desfinancia, si se recorta, lo que se está recortando no es un gasto. Es el futuro de miles de personas».