La secretaria general del Consejo de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste (Codiunne), María Susana Liwsky, denunció que el sector atraviesa «la caída más brutal de salarios en 40 años de democracia» y confirmó que más de 50 universidades nacionales comenzarán el segundo cuatrimestre con una semana de paro docente, del lunes 11 al próximo 16, en reclamo de recomposición salarial y financiamiento para la educación superior.
Liwsky participó de la jornada de movilización en la Plaza Congreso que acompañó la media sanción en Diputados de la Ley de Financiamiento Universitario. «Fue una tarde de satisfacción. Estuvimos junto a federaciones, docentes universitarios, el Inta, el Inti y múltiples sectores apoyando esta iniciativa que busca garantizar fondos para las universidades sin depender de la discrecionalidad del Gobierno», señaló en contacto con Radio Natagalá.
La dirigente advirtió que el presupuesto universitario se rige aún por la prórroga de la ley aprobada en 2022, diseñada para 2023, lo que «impide avanzar en obras, proyectos de investigación y extensión, y mucho menos en salarios».
Recordó que la norma incluye un artículo clave para «recomponer salarios y conformar paritarias», mecanismo que lleva dos años sin convocarse.
«Estamos peor que el año pasado: los aumentos siguen siendo unilaterales, no alcanzan ni siquiera al índice de la supuesta baja inflación y hay meses que directamente no recibimos incremento. Hablamos de subas del 1,3% o 1,5%, que significan apenas $2 mil o $2.500 para un salario base que no llega a $200 mil mensuales», sostuvo.
Según una consulta federal realizada por Codiunne y otras asociaciones de base, más del 50% de los docentes universitarios busca otro empleo y persiste el pluriempleo.
El relevamiento reveló que el 93% recortó gastos en recreación, el 79% limitó la compra de vestimenta, el 70% restringió inversiones en equipamiento y reparaciones del hogar, y el 64% redujo su participación en congresos y formación de posgrado.
Para la secretaria general de Codiunne, la discusión trasciende el salario: «Sin financiamiento estable y sin paritarias, la universidad pública pierde capacidad de retener y formar a sus docentes. Es un círculo que no es virtuoso: la baja salarial golpea la formación, la investigación y la extensión, que son la esencia de nuestra misión.
«Esto no solo afecta la calidad de vida, sino también la calidad educativa, porque un docente que no puede formarse pierde competitividad en concursos y arriesga su puesto», subrayó.
En el plano académico, la continuidad de esta crisis podría derivar en mayor deserción estudiantil, fuga de investigadores al sector privado y disminución de la oferta académica, especialmente en carreras con alta carga práctica o de laboratorio.
plan de lucha
El paro de agosto fue definido en el plenario general de secretarios generales de la Federación Nacional de Docentes Universitarios a partir de mandatos de asociaciones de base, entre ellas Codiunne.
«Nuestros afiliados piden medidas contundentes y visibilizar nuevamente el reclamo. Los docentes podrán plegarse según sus posibilidades, porque en la universidad muchos tienen dedicaciones simples de apenas 10 horas semanales», explicó.
De cara al debate en el Senado, Liwsky expresó optimismo: «Creemos que vamos a tener el mismo apoyo y vamos a seguir acompañando con una nueva marcha federal, la tercera en esta lucha de dos años. Todo indica que el presidente vetará la ley, pero trabajaremos para sostenerla».
La votación en el Senado podría darse en septiembre, y desde los gremios anticipan que, en caso de veto presidencial, se redoblarán las medidas de protesta. «Esto no termina en el Congreso: si el presidente veta, la lucha será en la calle», afirmó.
También opinó sobre el panorama político: «Tengo la expectativa de que el pueblo hable a través del voto y diga que no eligió un Gobierno para atacar a las universidades, a los jubilados, a las personas con discapacidad o a los niños que necesitan tratamientos específicos. Creo mucho en la democracia y en el pueblo argentino».
Para la dirigente, el eje del conflicto es estructural: sin financiamiento estable y sin paritarias, la universidad pública pierde capacidad de retener y formar a sus docentes. «Es un círculo que no es virtuoso: la baja salarial golpea la formación, la investigación y la extensión, que son la esencia de nuestra misión», concluyó.
conflicto que lleva años
La crisis salarial universitaria no es nueva. En 2023, la Federación Nacional de Docentes Universitarios realizó dos paros nacionales y una masiva marcha federal en mayo que reunió a más de 150 mil personas en Buenos Aires. El reclamo central fue el mismo: recomposición salarial acorde a la inflación y financiamiento garantizado por ley.
En 2024, la situación se agravó con la continuidad de la prórroga presupuestaria, la ausencia de paritarias y aumentos unilaterales por debajo de la inflación. Ese año, las universidades atravesaron un ajuste que derivó en recortes de programas de extensión, suspensión de becas y paralización de obras de infraestructura.
Asimismo, Liwsky recordó que «el año pasado logramos la media sanción de la ley, pero el Senado no trató el proyecto y se perdió la oportunidad. Hoy insistimos porque la situación es peor».
Contexto político y social
El reclamo universitario se inscribe en un clima social marcado por tensiones con el gobierno nacional, que enfrenta protestas de jubilados, organizaciones de personas con discapacidad y gremios de la salud.