El director de Politikon Chaco, Alejandro Pegoraro, advirtió que los municipios de la provincia atraviesan «un momento crítico» debido a la fuerte caída en la coparticipación federal, lo que compromete seriamente sus finanzas y su capacidad de cumplir con obligaciones básicas, como el pago de salarios.
En diálogo con Radio Natagalá, el analista explicó que el panorama «sigue siendo muy inestable» y que, si bien no hay señales de un agravamiento inmediato, tampoco existen expectativas de una mejora sustancial en el corto plazo.
«La situación todavía está muy inestable. No podemos asegurar que empeore, pero tampoco hay una expectativa de mejora significativa. Más bien está estabilizada a la baja, y eso es lo preocupante», señaló.
Según Pegoraro, el primer semestre del año fue negativo y las proyecciones para los próximos meses no ofrecen un alivio concreto: «Si uno toma lo que fue el primer semestre y lo que son las proyecciones de coparticipación nacional hasta diciembre, la situación podría seguir siendo parecida.
No agravaría demasiado el problema, pero tampoco daría un respiro profundo. Los municipios deberán seguir recurriendo a herramientas como los adelantos de coparticipación, al igual que hace el gobierno provincial con Nación».
Pérdida de recursos y diferencia entre provincia y municipios
El economista detalló que, en términos acumulados, los municipios chaqueños han perdido más de $19 mil millones en recursos durante este año.
La situación de la provincia, sin embargo, presenta matices diferentes debido a la estructura de la coparticipación. «La coparticipación federal está compuesta por tres bloques: la Coparticipación neta, las leyes especiales -como bienes personales, impuesto a los combustibles o monotributo- y la compensación del consenso fiscal.
Mientras que la provincia logra cierta compensación gracias al crecimiento en combustibles y bienes personales, los municipios solo reciben parte de la coparticipación neta. Ese es el problema, porque lo que les llega es justamente lo que viene peor en lo que va del año», explicó.
De esta manera, los municipios enfrentan un escenario mucho más crítico que la provincia, al depender casi exclusivamente de los recursos que presentan la mayor caída.
Empleo privado y construcción en crisis
La debilidad en la coparticipación se combina con un retroceso en el empleo privado, principalmente en el sector de la construcción, que tiene un fuerte impacto en la economía regional.
Un informe del Centro Económico de Política Argentina (Cepa) ubica al Chaco entre las provincias más golpeadas por la pérdida de puestos de trabajo en el sector privado, junto a Misiones, Formosa, Catamarca, Santiago del Estero, La Rioja y Santa Cruz.
Pegoraro confirmó estos datos y remarcó que la caída se intensificó tras diciembre de 2023: «El Chaco perdió cerca de 4.700 empleos privados formales entre noviembre de 2023 y mayo de 2025. El golpe más fuerte estuvo en la construcción, con una caída del 60% en los puestos vinculados a la obra pública.
Eso no solo afecta al sector en sí mismo, sino que arrastra a la economía en general: corralones, transporte, logística, servicios. El freno de la obra pública tiene un derrame negativo muy fuerte».
El director de Politikon advirtió que, a diferencia de otras regiones del país donde la minería o los hidrocarburos sostienen cierta recuperación, el Chaco carece de sectores «estrella» que traccionen al resto de la economía. Por ello, la reactivación dependerá de condiciones macroeconómicas nacionales y de una posible recomposición de la obra pública.
Perspectivas económicas y contexto electoral
Consultado sobre el escenario nacional, Pegoraro sostuvo que el gobierno de Javier Milei mantiene como prioridad política controlar la inflación hasta las elecciones, incluso a costa de un fuerte encarecimiento del crédito.
«La inflación es la bandera más importante del Gobierno de cara a octubre. Están dispuestos a pagar costos muy altos para mantener el dólar calmo. Pero eso tensiona la relación con el sistema financiero y afecta directamente a las pymes, que hoy encuentran tasas de interés exageradamente altas para financiarse», dijo.
Esta política, afirmó, está provocando un giro en sectores que inicialmente respaldaban al Gobierno: «Muchos pequeños empresarios y pymes que veían con buenos ojos el programa económico hoy empiezan a sacarle apoyo, porque no pueden financiarse.
La obsesión por calmar el dólar terminó afectando al motor de la actividad económica».
Finalmente, anticipó que septiembre y octubre serán meses «ruidosos» en términos financieros y políticos, con un mercado expectante a los resultados de las elecciones, en especial en la provincia de Buenos Aires: «Vamos a tener semanas con mucha volatilidad.
El Gobierno está anclado en su objetivo electoral y eso genera tensiones que se sienten tanto en la macroeconomía como en la vida cotidiana de municipios y provincias».