Cada 13 de octubre se conmemora en la Argentina el Día Nacional del Psicólogo, una fecha que desde hace 51 años invita a reflexionar sobre el aporte de esta disciplina a la salud mental y al bienestar emocional de las personas.
La efeméride se originó en 1974, durante el Primer Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología realizado en Córdoba, organizado por la Confederación de Psicólogos de la República Argentina (Copra), con el objetivo de jerarquizar la profesión y consolidar su identidad.
En esta oportunidad, la jornada de ayer estuvo atravesada por una mirada crítica hacia las condiciones contemporáneas de vida, donde la sobreexigencia y la hiperconectividad parecen dominar el escenario cotidiano.
«En la actual sociedad del cansancio, como la denomina Byung-Chul Han, el sentido de la vida ha quedado opacado por la autoexigencia del rendimiento», señaló Roxana Boso, directora de la carrera de Psicología de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Boso destacó que la creciente exposición a estímulos digitales genera un entramado de vínculos superficiales que esconden una profunda soledad: «Vivimos en una red ficticia que enmascara personas aisladas, con malestares que sufren en silencio. Padecimientos como el estrés, los ataques de pánico, las adicciones, la depresión, las ideas suicidas o la violencia en distintos ámbitos son consultas que demandan atención psicológica constante».
Desde su perspectiva, la escucha profesional del psicólogo asumió un papel central en una sociedad cada vez más diversa y compleja, que requiere empatía y comprensión situada.
«La práctica psicológica debe ser un espacio seguro que facilite el autoconocimiento, la autorreflexión y la superación de las adversidades», subrayó la especialista.
Una profesión
en expansión
La psicología es, sin dudas, una de las profesiones más elegidas en el país. La Argentina es reconocida como el país con más psicólogos por habitante del mundo, con una proporción estimada de 100 profesionales cada 100 mil habitantes, muy por encima de la media regional.
El segundo país en la lista, Colombia, cuenta apenas con 11 cada 100 mil, según un estudio elaborado por el licenciado Modesto Alonso, presidente de la Asociación Argentina de Psicoterapia y representante local ante la Sociedad Interamericana de Psicología.
El trabajo de Alonso, realizado en la Facultad de Psicología de la UBA, analizó la distribución territorial y las implicancias del fenómeno. «Esto es un alerta acerca de la evolución del mercado laboral, porque si lo comparamos con países desarrollados -donde los índices varían entre 24 y 45 psicólogos por cada 100 mil habitantes- ya existe desocupación y subocupación, aunque en esos lugares la psicología se ha desarrollado en otras áreas además de la atención clínica», explicó el investigador.
La sobreoferta de profesionales, sin embargo, no se tradujo en un mayor acceso a la atención en salud mental. Alonso advirtió que «mientras en los Estados Unidos consulta alrededor del 7% de la población, en la Argentina lo hace solo el 3%, a pesar de que algunos estudios revelan que el 20% de las personas en zonas urbanas presenta síntomas vinculados a la salud mental».
Este desfasaje entre la cantidad de psicólogos y la accesibilidad al tratamiento refleja un problema estructural: la concentración geográfica de los profesionales y la desigualdad en la cobertura del sistema de salud, tanto pública como privada.
Casi la mitad de los licenciados en Psicología se concentra en el Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba), lo que deja amplios sectores del interior con escasa o nula cobertura.
El impacto
de la pandemia
El reconocimiento a los psicólogos cobró una relevancia especial tras la pandemia de Covid-19, que marcó un antes y un después en la percepción social sobre la salud mental. El aislamiento, la pérdida de vínculos presenciales y la incertidumbre económica generaron una explosión de consultas, especialmente entre los adolescentes y jóvenes, uno de los grupos más afectados.
«La pandemia fue un punto de inflexión: hizo visible la necesidad de acompañamiento psicológico en todas las edades», coincidieron diversos especialistas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) llegó incluso a describir la situación como una ‘pandemia silenciosa de salud mental’, que persiste más allá de la crisis sanitaria.
En la Argentina, el incremento de la demanda también reveló las carencias del sistema público. Muchos servicios hospitalarios y centros de salud carecen de profesionales suficientes, recursos y espacios adecuados para la atención.
En este contexto, la Ley Nacional de Salud Mental (26657) se convirtió en una herramienta esencial, aunque su implementación aún presenta deudas en varias provincias.
El Chaco en emergencia
En el Chaco, el tema cobró renovada atención cuando, el pasado 28 de mayo, la Cámara de Diputados provincial aprobó por unanimidad la emergencia en salud mental para el sistema público.
La medida, tendrá una vigencia de un año y contempla la incorporación de recurso humano especializado, la formación de equipos interdisciplinarios y la creación de áreas específicas en hospitales.
La normativa prevé sumar psicólogos, médicos especialistas, trabajadores sociales, enfermeros y agentes sanitarios a los centros de atención primaria y comunitarios, además de capacitar al personal sanitario en la prevención y detección temprana de trastornos.
También estipula la apertura de un área de desintoxicación en hospitales generales y un sector de internación especializado para niños, niñas y adolescentes en el hospital pediátrico Avelino Castelán.
La declaración fue celebrada por sectores profesionales y organizaciones civiles que venían reclamando una respuesta estructural al deterioro de la salud mental en la provincia.
En ese sentido, el Colegio de Psicólogos del Chaco destacó que la ley «reconoció la magnitud del problema y la necesidad de abordarlo desde una perspectiva interdisciplinaria y con recursos concretos».
Formación, ética y compromiso social
Más allá de los desafíos estructurales, la conmemoración del Día del Psicólogo también fue una oportunidad para reivindicar la identidad profesional y destacar la importancia de la formación continua.
Asimismo, Boso remarcó que «los avances en neurociencias enriquecieron el campo de la psicología con nuevas estrategias e intervenciones neuropsicológicas focalizadas», ampliando las áreas de aplicación de la disciplina.
En la actualidad, la psicología trasciende la práctica clínica tradicional y se expande hacia ámbitos como la educación, el deporte, la empresa, la tecnología, la comunicación y la gestión pública.
No obstante, Boso insistió en que la ética profesional y el respeto por las singularidades deben seguir siendo pilares fundamentales.
«Esta fecha es fundamental para destacar el valor intrínseco de lo humano en la práctica psicológica, sustentada en una ética que garantice el respeto por las diversidades y vulnerabilidades.
Los psicólogos tenemos la responsabilidad de ser aliados en la defensa de los derechos de todas las personas», afirmó.
identidad
con historia
El Primer Encuentro Nacional de Psicólogos, celebrado en 1974 en Córdoba, marcó un hito en la consolidación de la psicología como disciplina en la Argentina.
En aquel momento, el campo profesional aún buscaba su legitimación en el sistema de salud y en la academia. La creación del Día del Psicólogo simbolizó la unión del colectivo profesional en defensa de sus derechos y su reconocimiento social.
Desde entonces, la psicología argentina atravesó distintas etapas, desde su institucionalización universitaria hasta su expansión masiva en las últimas décadas. Hoy, el país cuenta con decenas de facultades y carreras de grado, tanto públicas como privadas, lo que explica el notable crecimiento de profesionales, aunque también genera nuevas tensiones en el mercado laboral.
mayor acceso
En la Argentina, la figura del psicólogo está profundamente incorporada a la cultura cotidiana. «Todo argentino conoce a un psicólogo», suelen bromear los medios, reflejando un fenómeno social único. Sin embargo, los especialistas advierten que tener muchos psicólogos no significa tener una sociedad más sana.
El acceso desigual, la falta de cobertura integral y la desocupación profesional conforman una ecuación compleja. En zonas rurales y provincias del norte, como el Chaco, Formosa o Santiago del Estero, la atención psicológica sigue siendo un lujo al que solo acceden quienes pueden costear sesiones particulares.
Por otra parte, la precarización laboral de muchos profesionales -que trabajan bajo contratos temporales o sin estabilidad- es otro aspecto que limita el desarrollo del sector.
En ese marco, los psicólogos reclaman políticas públicas que fortalezcan la red de atención y garanticen condiciones dignas de ejercicio.