Por Facundo Sagardoy
El curador de la feria internacional de arte de Resistencia, entrevistado por LA VOZ DEL CHACO celebró el momento de expansión y madurez que atraviesa el arte contemporáneo del norte argentino impulsado por políticas públicas que lo entienden como motor de desarrollo cultural, social y económico. Señaló además la importancia de federalizar la escena artística, generando vínculos entre provincias y países limítrofes como Paraguay y Brasil, y reivindicó el rol de los artistas como agentes de transformación social. En ese sentido, enfatizò que los bienes culturales son «capital estratégico» y que el arte debe contribuir al cuidado de la vida humana y del entorno, proponiendo una mirada más filosófica, inclusiva y sustentable del hecho artístico.


La feria internacional de arte contemporáneo A362, realizada en el Club Social de Resistencia, se consolidó como un espacio clave en la escena cultural del norte argentino, articulando arte, pensamiento y gestión pública. Bajo la curaduría de Daniel Fischer, la quinta edición de la muestra se estructuró en torno a tres ejes curatoriales —magia, mística y celebración— que propusieron una mirada sensible sobre la identidad regional y la relación entre arte, territorio y comunidad.
El evento, respaldado por el Instituto de Cultura del Chaco, el Gobierno provincial, la Universidad Nacional del Nordeste y diversas instituciones culturales, reunió a artistas, diseñadores, académicos y gestores de toda la región. A través de seminarios, conversatorios y «diálogos sensibles», se abordaron temáticas como la ciudad creativa, el arte como desarrollo territorial y la activación del patrimonio cultural, con la participación de destacados referentes.
Entrevistado por La Voz del Chaco, Fischer destacó la importancia de fortalecer un circuito regional de arte contemporáneo, enlazando el norte argentino con Paraguay, Brasil y Uruguay. Subrayó que el arte trasciende la dimensión estética para convertirse en motor de desarrollo económico y social, al tiempo que celebró la inminente apertura del Museo de Arte Contemporáneo de Corrientes, que impulsa el artista visual Luis Niveiro, como parte de un entramado cultural junto al Museo del Barro y el futuro Pompidou de Foz de Iguazú.
Así transcurrió parte del diálogo.
—La feria internacional es hermosa, un lugar acogedor, lleno de arte, artistasconectando unos con otros. ¿cómo imaginas un evento de estas características?
—Mirá, este trabajo inicia hace muchos meses atrás. Empieza con una posible idea de lo que va a tramar la feria de este año, que ahora ya la estamos viviendo, pero comienza con una conceptualización que uno trata de poner en evidencia: algo que pueda cartografiar un deseo, un concepto o una idea. Una vez que aparece ese concepto, empezamos a trabajar con un equipo muy grande en entramar una orfebrería donde hay productores, realizadores, artistas, un jurado de selección. Hay un gran artefacto que gira en torno a la feria para construir ese sentido que la gente pueda sentir durante los días del evento. Este año trabajamos sobre tres ejes curatoriales: magia, mística y celebración.
La celebración tiene que ver con que la feria cumple su quinta edición, estamos de cumpleaños, celebrando este recorrido, pequeño para algunos, grande para otros, pero significativo. Los dos primeros años la feria trataba de convocar artistas, todavía no tenía el nombre que lleva hoy. Hoy lleva la localización telefónica 362, que hace referencia al punto de encuentro. Esta es la tercera edición en la que participo como curador, y la feria ha tomado un vuelo internacional.
Esa internacionalización, cuando se piensan las ferias o los proyectos en Argentina, uno trata de federalizar, dar lugar a las provincias que siempre están un poco segmentadas. Decidimos hace tres años, y ahora con más firmeza, trabajar con el norte grande, con los países colindantes o limítrofes, generando puentes de cooperación y entendimiento. Porque, de hecho, cuando uno está en Corrientes o en Chaco, comparte comidas y costumbres con Brasil o Paraguay. Hay un proceso de conurbación entre estos territorios.
Entonces, apareció de ese modo, pensando en los tres ejes temáticos. La celebración, además, como una forma no solo de festejo, sino también de liberación de los pueblos y de las opresiones sociales. Así se fueron tejiendo miradas en torno a estos tres ejes. Decidimos tres grandes bloques de trabajo: uno académico, otro vinculado al diseño y otro de diálogos sensibles.
El bloque académico se centró en cómo la ciudad de Resistencia y el Chaco desarrollaron proyectos culturales desde la década del 50. Con el Fogón de los Arrieros, Aldo Boglietti y otros intelectuales nucleaban la idea de pensarse culturalmente. Hicieron un manifiesto que tenía que ver con la «ciudad jardín»: sembrar cultura a lo largo del territorio. Esa siembra se cristalizó en lo que hoy conocemos como la Ciudad de las Esculturas.
Hicimos cuatro bloques de seminarios antes y durante la feria, que continuarán luego, sobre «Ciudad sensible», «Arte sensible» y otros temas, con figuras como Sergio Baú, Cintia Mesa y Carola Sech.
Por otro lado, de la mano de DINA (Diseñadores Asociados Nacionales), realizamos conversatorios sobre diseño, y también «Diálogos sensibles» vinculados a publicaciones y libros, como «Hechizo natal».
Por eso hablábamos de ciudad sensible, arte sensible, tratando de despertar algo que tiene que ver con la naturaleza humana de este territorio.
Resistencia y Corrientes, núcleos de un nuevo circuito cultural regional

—¿Cómo ves el escenario del arte contemporáneo, que está cobrando una dimensión cada vez mayor de carácter regional? Y, además, ¿qué opinás sobre la importancia que los gobiernos de Chaco y Corrientes le están dando a las políticas públicas, con la próxima inauguración del Museo de Arte Contemporáneo de Corrientes y este circuito que incluye el MACA en Uruguay, el Museo del Barro en Asunción y el Centro Pompidou en Foz de Iguazú?
—Mirá, creo que tiene que ver con algo que ya se viene percibiendo hace muchos años. Muchos se preguntan: ¿qué hay en el norte, que hay tanta ebullición artística? No solo materia para venir a conocer y mirar, sino también en la dinámica de las universidades. Se desarrollaron carreras en artes combinadas, diseño textil… carreras que ya no son escuelas de bellas artes como antes, sino contenidos universitarios. Resistencia va camino a consolidarse como ciudad creativa. Entendieron que el arte no es solo consumo o recreación, sino también desarrollo territorial y económico.
Una de las expectativas más grandes, que también vivirá Corrientes con el MACC, que impulsa el artista visual y coleccionista Luis Niveiro, es qué simbolizarán y desarrollarán estos proyectos. De hecho, hemos invitado como cierre de esta feria a Solano Benítez, arquitecto paraguayo que llevará adelante el proyecto del Pompidou en Foz de Iguazú, a quien entregaremos un doctorado honoris causa.
La política —no partidaria, sino de gestión cultural— entendió que el arte puede potenciar la economía, la educación y el desarrollo social. En muchos países esto ya es un conocimiento importante: los bienes culturales son capital estratégico. En América Latina a veces es difícil sostener proyectos interdisciplinarios, pero la política lo está viendo con más fuerza.
Siempre el arte fue un espacio de transformación social. Parecería que, en el último tiempo, los artistas, con su sensibilidad, han asumido el rol de abordar los dilemas de la vida humana: feminismo, ecología, diversidad. Las nuevas generaciones tienen una conciencia sobre el cuidado de la vida y la sostenibilidad del futuro.
Muchas veces digo en contextos universitarios: «Hay cosas más importantes que el arte». Y todos me miran sorprendidos. Pero lo primero que debe existir es el cuidado de la vida humana. Lo humano y lo no humano —lo vegetal, lo mineral— son esenciales para nuestra existencia. Hay una conciencia muy fuerte sobre esto en las generaciones jóvenes.
La feria A362 es un poco eso: mostrar una dimensión sensible que cartografía el territorio.
El arte contemporáneo, un espacio de reflexión y transformación social
—Muy interesante el hecho de cómo se crea este ámbito para el sencillo, pero no menos importante, acto de conocer. La importancia de generar espacios que permitan reflexionar sobre la diversidad y la expresión humana. Muy interesante también la instalación de Pablo Lehmann, inaugurada oportunamente, y la coincidencia con la Feria del Libro de Resistencia. Pero quiero preguntarte algo, Daniel. ¿Qué pensás del respaldo académico a estos espacios? Ya no existe esa divergencia entre mercado y conocimiento, es algo que se nota muy bien en la feria A362. Además, con este reconocimiento a figuras relevantes, como el caso de Elena Oliveras, que decía: «Ya no puedo aplicar esa frase de que a los maestros no se los reconoce en vida». ¿Cómo se revitalizó el doctorado honoris causa desde la Universidad Nacional del Nordeste? Estuvieron Ticio Escobar y Elena Oliveras, y ahora nos adelantás un nuevo reconocimiento.
—Una de las cosas que también forma parte del proyecto A362 es que este año pusimos «magia, mística y celebración», pero desde el año pasado lo que queremos es activar el patrimonio. Cualquier obra dentro del contexto de la feria busca activar esas señales. Empezamos a reconocer dentro del territorio a figuras relevantes que, por la hegemonía de las grandes capitales, muchas veces quedan invisibilizadas. Lo hicimos el año pasado con Ticio Escobar, este año con Elena Oliveras, doctora en estética, profesora en nuestra universidad, autora de numerosos libros. Ella misma decía: «Nadie es profeta en su propia tierra». Queremos revertir eso. Decidimos otorgar dos doctorados honoris causa: uno a Oliveras, en arte, y otro a Solano Benítez, en arquitectura. Su trabajo con ladrillos en Paraguay representa una arquitectura sensible, situada en lo local, reconocida mundialmente.
Además, la feria combina mercado, academia y reconocimiento a referentes, junto con experiencias inspiracionales como la de Pablo Lehmann, Claudia Santanera —que aborda el tema de las etnias y la palma caranday— y Delia Cancela, figura del Instituto Di Tella, con su obra «Pase, repose, solo por placer».
Todo esto potencia la cartografía sensible del territorio. A diferencia del año pasado, hubo un salto cualitativo en los proyectos. Hay mucho arte textil de gran calidad conceptual y material. Sorprendentemente, también se vendió mucho, lo cual es auspicioso en un contexto económico difícil.
Un referente del arte

Daniel Fischer es un arquitecto, artista visual y curador independiente con una destacada trayectoria en el ámbito del arte contemporáneo argentino. Su formación académica y su experiencia profesional lo han llevado a desempeñarse como docente en la Facultad de Artes, Diseño y Ciencia de la Cultura y en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional del Nordeste, contribuyendo a la formación de nuevas generaciones de artistas y curadores. Además, su labor como investigador y académico ha fortalecido la vinculación entre la práctica artística y el estudio teórico, consolidándolo como referente regional.
A lo largo de su carrera, Fischer ha ocupado cargos de relevancia en instituciones culturales, destacándose como director del Museo de Bellas Artes René Bruseau en Resistencia, curador del programa Vórtice en el Museo Emilio Caraffa de Córdoba y diseñador de exposiciones en el Museo MAR de Buenos Aires. Su trabajo se ha caracterizado por integrar el arte, la arquitectura y el diseño, desarrollando proyectos curatoriales que combinan innovación, sensibilidad estética y compromiso con la escena cultural local e internacional. Ha participado también como jurado en bienales, salones provinciales y nacionales, fortaleciendo la construcción de circuitos de arte contemporáneo en el país.
Además, Fischer ha recibido reconocimientos y becas de importantes organismos culturales y educativos, que destacan su capacidad para promover el desarrollo del arte y la cultura. Su actividad académica y profesional se complementa con su actual doctorado en Artes.
La curaduría como acto del pensamiento y de la sensibilidad territorial
—Antes de cerrar, quisiera hacerte una última pregunta. Andrés Duprat nos dijo alguna vez: «Cada vez que tengo que imaginar un espacio que pronto se inaugurará, lo pienso como un guion». Quisiera hacerte la misma pregunta: ¿cómo imaginás el diagrama, cómo organizás las ideas para llevarlas al día de la exposición?
—Mirá, al principio de mi carrera desarrollaba procedimientos muy técnicos, como un arquitecto. Pero con el tiempo aprendí a desarrollar una parte más sensible, más filosófica. Cada año me hago una pregunta que me conmueve o me hace pensar sobre mi realidad y la de los otros. Desde ahí trazo mis proyectos: lo personal y lo colectivo.
De esa pregunta surgen ideas, como «Breve historia de la eternidad» o «Cuánto pesa el amor», que parten de mi experiencia como padre o de mi lugar en el mundo. Si uno logra elevar esas sensaciones personales a un plano compartido, el proyecto fluye.
Cuando propuse «Magia, mística y celebración», sabía que sensibilizaban, pero no imaginé cuánta fuerza tendrían. Muchos artistas quisieron sumarse, y eso demuestra que el trabajo logró empatía y potencia. Estoy muy feliz con el resultado.
—Muchísimas gracias, Daniel. Y además, por todo lo que conecta lo que está expuesto allí. Veíamos obras textiles que dialogan con las culturas originarias, como la hiervera textil que recordaba una obra de Catalina Mena del acervo del Museo de Arte Contemporáneo de Corrientes, próximo a inaugurarse. Es un florecer del arte visual que merece análisis.
—Gracias a ustedes por difundir. Hacen posible que la gente sepa de este evento y den visibilidad a los artistas y a todo este trabajo que hacemos para la comunidad, para que pueda pasar un buen momento, educarse en familia y compartir. Agradecido totalmente por esta entrevista.
—Muchísimas gracias, Daniel Fischer.
—A vos, Facundo.