El senador nacional Jorge Capitanich realizó un análisis crítico del proyecto de reforma laboral impulsado por el gobierno nacional, al que definió como una iniciativa que presenta múltiples aspectos negativos en términos de derechos laborales, financiamiento previsional y capacidad de generación de empleo genuino.
El legislador expuso argumentos económicos, sociales y estadísticos para fundamentar su rechazo, al tiempo que advirtió sobre las consecuencias estructurales que, a su criterio, tendría la aprobación del paquete normativo en discusión.
Capitanich sostuvo que uno de los ejes más problemáticos del proyecto es la creación de un Fondo de Despido, denominado FAL, al que calificó como una transferencia regresiva de recursos. Según explicó, esta herramienta implicaría una pérdida estimada de USD2.500 millones, monto que, de acuerdo con su análisis, sería financiado indirectamente por unos 500 mil jubilados a través de sus propios fondos, generando un impacto negativo sobre el sistema previsional.
El senador nacional señaló que este mecanismo altera el principio de responsabilidad empresaria frente a los despidos, desplazando el costo hacia los trabajadores activos y pasivos.
Desde su perspectiva, el FAL no solo reduce la protección ante la pérdida del empleo, sino que también compromete recursos que deberían destinarse a garantizar ingresos dignos para los jubilados, debilitando así dos pilares centrales del sistema laboral y previsional.
En ese sentido, cuestionó el argumento oficial que presenta al Fondo de Despido como una herramienta moderna y eficiente.
Capitanich afirmó que, lejos de incentivar la contratación, este esquema podría fomentar la rotación laboral y la inestabilidad, al reducir el costo de desvinculación para los empleadores sin generar incentivos reales para la creación de puestos de trabajo sostenibles.
IMPACTO EN LA ACTIVIDAD SINDICAL Y LOS DERECHOS LABORALES
Otro de los aspectos centrales abordados por Capitanich fue el impacto de la reforma sobre la actividad sindical y la negociación colectiva.
El legislador sostuvo que la iniciativa oficial apunta a disminuir el costo de las indemnizaciones, lo que, a su entender, debilita de manera directa la capacidad negociadora de los gremios y altera el equilibrio entre capital y trabajo.
En este marco, advirtió que la reforma introduce un techo a las paritarias, limitando la posibilidad de que los salarios se actualicen de acuerdo con la inflación y la productividad.
Según explicó, esta restricción afecta el poder adquisitivo de los trabajadores y consolida un esquema de negociación asimétrico, en el que las organizaciones sindicales pierden herramientas fundamentales para defender las condiciones laborales.
Capitanich también se refirió a la promoción de formas de empleo precarizadas, como el trabajo en plataformas digitales, que, según su análisis, quedan insuficientemente reguladas en el proyecto. Señaló que este tipo de modalidades tienden a excluir derechos básicos como la estabilidad, la cobertura social y la negociación colectiva, profundizando la fragmentación del mercado laboral.
Otro punto conflictivo destacado por el senador es la derogación o modificación de leyes que históricamente favorecieron y protegieron a los trabajadores.
Entre ellas, mencionó la llamada ley más favorable, cuyo principio garantiza que, ante distintas interpretaciones normativas, se aplique la que resulte más beneficiosa para el trabajador. Para Capitanich, su debilitamiento implica un retroceso en materia de derechos adquiridos.
Propuestas alternativas
Frente a este escenario, Capitanich propuso avanzar en una agenda laboral alternativa orientada a la formación continua, la reconversión laboral y el aumento de la productividad, especialmente frente al impacto de los cambios tecnológicos. Subrayó que la capacitación y la mejora en la calidad de los servicios son ejes centrales para lograr una inserción laboral competitiva y sostenible.
En esa línea, remarcó la necesidad de establecer beneficios y regulacioneas específicas para los sectores más vulnerables del mercado de trabajo, como las trabajadoras y trabajadores de casas particulares, el sector rural y las pequeñas y medianas empresas. Según explicó, cada una de estas actividades presenta particularidades que requieren políticas diferenciadas y un enfoque integral.
El senador también llamó a incentivar la formalización y la regulación del empleo, enfatizando que cualquier reforma laboral debe promover trabajo formal y con derechos, sin debilitar la organización sindical ni desmantelar las condiciones laborales conquistadas. En ese sentido, afirmó: «La reforma debe promover empleo formal y regular, evitando el debilitamiento sindical y el desguace de las condiciones laborales».
Capitanich aseguró que el debate se dará en el Senado con datos, números y precisión técnica. Además, recordó que el período de crecimiento del empleo entre 2003 y 2008 estuvo vinculado a la implementación de políticas heterogéneas, al impulso de la industria, a una regulación laboral efectiva y a un liderazgo político que priorizó el desarrollo productivo.
Finalmente, concluyó con una definición política sobre el modelo de país que, a su entender, debe orientar la discusión laboral. «No se genera empleo a través de la precarización laboral. Se genera más empleo defendiendo la industria, la producción nacional, una Argentina federal, productiva y con justicia social», afirmó.
«Estas leyes no sirven para generar empleo genuino»
El legislador también cuestionó el argumento oficial que sostiene que la reforma laboral incentivará la formalización del empleo. Para respaldar su postura, citó datos posteriores a la implementación de la Ley de Bases, según los cuales solo se regularizaron 16 mil empleos, una cifra que representa apenas el 0,003% del total.
Capitanich contrastó ese número con el universo estimado de entre 5.7 millones y 9 millones de trabajadores informales o precarizados existentes en el país.
En ese contexto, afirmó de manera categórica: «Estas leyes no sirven para generar empleo genuino», remarcando que los resultados empíricos no avalan la promesa de mayor formalización.
Asimismo, advirtió que el plexo normativo contenido en la reforma apunta, en su conjunto, al debilitamiento de la negociación colectiva y de la intervención sindical.
El senador remarcó que estas medidas favorecen la precarización del empleo, la degradación de las condiciones laborales y la destrucción del salario real, sin generar un impacto positivo en la creación de nuevos puestos de trabajo.
También comparó la propuesta argentina con las tendencias internacionales, señalando que en la mayoría de los países de la región y del mundo se avanza hacia la reducción de la jornada laboral, mientras que el proyecto local pretende extenderla. A ello sumó la advertencia sobre la disminución del financiamiento de las obras sociales, medida que, a su juicio, busca «quebrarlas para luego establecer mecanismos de intervención».

