Con el paso del tiempo, las expectativas de hallarla con vida se diluyen. La Fundación Rewilding Argentina, responsable de su crianza en libertad controlada y posterior liberación definitiva en el Chaco el 5 de octubre, ya da por hecho que Acaí fue asesinada.
El felino había sido trasladado desde el Parque Nacional Iberá como parte de un ambicioso proyecto de reintroducción de la especie, casi extinta en la región.
El fiscal federal Carlos Amad, a cargo de la causa en Presidencia Roque Sáenz Peña, evita cerrar hipótesis sin pruebas concluyentes. Sin embargo, la falta de avances alimenta las sospechas.
Uno de los principales obstáculos es que, a más de un mes del secuestro de varios teléfonos celulares a pobladores del paraje Manantiales, la Justicia aún no recibió la información extraída de esos dispositivos, medida ordenada por la jueza Belén López Macé.
Los habitantes de esa zona rural quedaron bajo la lupa ante la posibilidad de que el animal haya sido cazado para proteger ganado, por el tráfico ilegal de pieles o incluso para su venta clandestina. La ausencia total de llamados, mensajes o denuncias anónimas, incluso frente a una suma que podría cambiar la vida de cualquier familia del lugar, refuerza la hipótesis de un pacto de silencio o del temor a represalias.
El único indicio concreto sigue siendo el collar de Acaí, que emitió su última señal desde el fondo del río Bermejo. A pesar de rastrillajes con buzos, no fue hallado debido a la turbiedad del agua y el suelo barroso. Rewilding gestiona ahora un equipo de dragado más potente, ya que recuperar el dispositivo podría revelar movimientos no registrados y aportar claves decisivas.
El yaguareté es Monumento Natural Nacional y su caza constituye un delito penal con penas de hasta cinco años de prisión. Desde Rewilding calificaron el hecho directamente como «la matanza de Acaí» y sostienen que el collar fue arrojado al río de manera intencional. Aún así, remarcaron su compromiso de continuar con el proyecto de reintroducción y colaborar para que los responsables enfrenten la Justicia.
En una región hostil por su geografía, clima y aislamiento, la causa avanza lentamente y el calendario judicial juega en contra.
Con el cierre del año y la cercanía de la feria, la desaparición de Acaí se transforma en un símbolo doloroso de la fragilidad de la fauna silvestre frente al avance humano y la impunidad.

