La Confederación General del Trabajo (CGT) atraviesa por estos días un período de “receso” que se extenderá hasta febrero, cuando el Gobierno nacional buscará avanzar en el Senado con la media sanción de la reforma laboral impulsada por el presidente Javier Milei. La iniciativa genera un rechazo transversal en el arco sindical y social, que ya expresó su postura en el Congreso, en la Justicia y en la calle.
Desde la central obrera sostienen que la postergación del debate legislativo es resultado de una estrategia articulada con gobernadores y senadores. Así lo afirmó Cristian Jerónimo, uno de los triunviros de la CGT, quien aseguró que los equipos sindicales continúan trabajando de cara a febrero, mes clave para el futuro del proyecto.
Jerónimo cuestionó con dureza el contenido de la reforma y advirtió que se trata de una iniciativa “regresiva”, que avanza sobre derechos laborales adquiridos y beneficia principalmente a las grandes empresas. Según el dirigente, el proyecto no contiene medidas concretas que impacten en la creación genuina de empleo.
En la conducción de la CGT reconocen que la convocatoria a un paro nacional es una herramienta de último recurso. La falta de garantías sobre el acompañamiento de las bases y el escenario político actual, donde una parte de los trabajadores apoya al oficialismo, condicionan la posibilidad de avanzar con medidas de fuerza más contundentes.

