La provincia amaneció ayer con la triste noticia de un nuevo femicidio que sumó cinco en lo que van del año y se agrega una nueva víctima fatal a la lista que lleva 127 asesinatos de mujeres en todo el país desde enero, según el último informe del observatorio Ahora que sí nos ven. De esta forma, en la Argentina se comete un femicidio cada 34 horas.
«Una vez más seguimos reflejando que la violencia machista no para. De acuerdo a nuestro registro, a partir del análisis de medios gráficos y digitales también relevamos los casos que no llegaron al fallecimiento de la víctima, pero que deben alertarnos dado que es una situación de riesgo que puede volver a repetirse. En 2022 hubo 95 intentos de femicidios, 80 directos y 15 vinculados», advirtieron además.
«Quiénes
nos matan»
Según se desprende de este informe en el 64% de los casos el agresor es pareja o ex de las víctimas. En menor medida, en el 19,7% de los casos el femicida es un familiar y en el 11% un conocido. Es decir que en el 94,7% el agresor pertenece al círculo íntimo de las víctimas. A su vez, en 2022 el 25% de los femicidas se dio a la fuga.
Al mismo tiempo, al poner el foco en dónde ocurren los femicidios se observa que en el 64,5% de los casos tuvo lugar en la vivienda de la víctima, la cual muchas veces comparte con su agresor dado que no puede acceder a un empleo formal, mejores condiciones económicas y una vivienda. «La desigualdad estructural que reproduce la desigual distribución de las tareas de cuidado y la brecha de género salarial propician que las mujeres y personas trans no puedan conseguir autonomía económica y complejizan el romper con la situación de violencia», reflexionaron desde este colectivo.
Si bien, en menor cantidad de casos, el 21% de los femicidios, ocurren en la vía pública. «Que el número sea más bajo en comparación con los casos que ocurren en las viviendas, no lo hace menos preocupante. El espacio público fue históricamente construido como un ámbito masculino al que nosotras no pertenecíamos, ya que según el mandato patriarcal debíamos recluirnos en la privacidad del hogar y realizar el trabajo doméstico no remunerado. Entendemos que todavía quedan por resolver los distintos tipos de violencias que sufrimos mujeres y diversidades sexuales en la calle, un espacio que fue y aún es pensado para varones, y excluyente para nosotras y nosotres, aunque es escenario de nuestras conquistas», aportaron al debate.
falta de acceso
Asimismo, también se observa que «las mujeres no pueden acceder plenamente a la Justicia ni son protegidas cuando denuncian. En el 16,5% de los femicidios la víctima había realizado al menos una denuncia previa y solo en el 9% habían obtenido una medida de protección. La falta de perspectiva de género en las dependencias del Poder Judicial y la Policía donde se acude por ayuda es evidente. Debemos señalar que cada decisión o acto machista de parte de estas instituciones implica un mensaje disciplinador y un desincentivo para que las víctimas salgan del círculo de la violencia, con la complejidad que eso conlleva», indicaron.
Además, en esta línea destacaron que cinco femicidas pertenecían a la Policía y uno era militar y que en esos seis casos se utilizó un arma de fuego. «Por esto es que seguimos exigiendo que se implemente la Ley Micaela para todos los funcionarios del Estado a fin de que puedan tomar conciencia de forma urgente de que la violencia machista es posibilitada por una desigualdad de poder, la cual se profundiza cuando el agresor pertenece a instituciones como las fuerzas de seguridad que tienen a disposición un arma. En cuatro de estos casos relevados, el arma reglamentaria no solo se utilizó para perpetrar el femicidio sino también para que el agresor se suicidara, clausurando toda posibilidad de justicia y reparación para la familia y allegados de la víctima», añadieron.
Las vidas trans importan
Este año la violencia machista hacia las diversidades sexuales sigue presente. «En lo que va de 2022 registramos cuatro transfemicidios/travesticidios, cifra que está subrepresentada dado que nuestra fuente, los medios de comunicación, no lo consideran noticia relevante», interpretaron. «En un país donde intimidan y prenden fuego la fachada de un local LGBTIQ+, donde comunicadores califican de trastornados a las diversidades y difunden discursos de odio y donde hace más de un año que buscamos a Tehuel, un pibe trans que fue a una entrevista de trabajo y no volvió, la violencia hacia el colectivo LGBTIQ+ debería ser portada de todos los diarios y prioridad en todos los noticieros. La decisión de los medios de comunicación es invisibilizar estos crímenes, así como también mostrar disconformidad ante los derechos conquistados, como el cupo laboral travesti trans, y apoyar la prohibición de transformaciones culturales que implican mayor igualdad, como el lenguaje inclusivo y no sexista. En el mes del orgullo nosotros les pedimos a los medios menos «rainbow washing» y más comunicación responsable y sin violencias. Las vidas LGBTIQ+ importan»
renuncia
de alcorta
Mientras que, por su parte, las Mumalá (Mujeres de la Matria Latinoamericana) exigieron la renuncia de Elizabeth Gómez Alcorta, ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación. «Han pasado 30 meses de gestión y la experiencia concreta en diversos territorios de la Argentina nos permite evaluar la debilidad de las políticas estatales llevadas adelante por el gobierno nacional y en particular la ineficiente gestión de Elizabeth Gómez Alcorta para abordar las necesidades y realidades que vivimos las mujeres y disidencias en el país», consideraron desde esta organización.
«En la gestión de la actual ministra no solo han sido escasas las iniciativas para abordar la particular desigualdad por razones de género, sino que las emprendidas resultan ineficientes, desarticuladas, discrecionales, fragmentadas y sin la suficiente inserción territorial».
Y agregaron: «El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad fue un ámbito luchado, esperado, anhelado; los errores y desatinos constantes de la funcionaria a cargo deja mucho para analizar, y lo más preocupante, es que la deficitaria gestión provoca críticas y ataques (de propios y extraños, principalmente de la derecha) a esta institución que desde el feminismo supimos conquistar».