Cada 7 de agosto, se conmemora el Día de San Cayetano, uno de los miembros del santoral católico más popular del país, ya que todos los años en la fecha, convoca a miles de fieles en las capillas diseminadas en todo el territorio en su honor, a las cuales se acercan tanto a pedir como agradecer el «pan y trabajo», dos necesidades básicas a las que se le atribuyen su protección.
En tiempos de pandemia, las postales de la celebración no fueron las mismas, ya que, debido a los protocolos sanitarios, las misas se realizaron con capacidad reducidas, y con la asignación de turnos previos, como fue el caso de la capilla ubicada en San Buenaventura del Monte Alto, en Resistencia, donde dos días antes se quedaron sin espacio para las tres misas que se celebraron durante la jornada.
No obstante, las mismas fueron trasmitidas en vivo a través de las redes sociales. En tiempos de pre pandemia, las celebraciones en esta congregación se realizaban en la calle debido a la gran concurrencia. Mientras que, el año pasado esta celebración se realizó a puertas cerradas, y únicamente con transmisión virtual a través de las redes sociales.
Tanto en esta parroquia, como en otras del país, se optó además por exhibir las imágenes del Santo en la vereda, para que para los feligreses no tengan necesidad de ingresar para rendirle tributo, con velas, flores, o intenciones como se acostumbra.
Por otro lado, al igual que en años anteriores en esta fecha, un grupo de organizaciones sociales llamadas «Los Cayetanos», realizaron una marcha y manifestación, en las diferentes ciudades del país, en lo que denominan jornada nacional por #TierraTechoTrabajo.
En la capital de Chaco, se realizó un acto, en el mástil central de la avenida 9 de Julio, donde se concentraron movimientos sociales, sindicales, campesinos, de mujeres y jóvenes, como la CCC, la FNC, el Movimiento de Naciones y Pueblos Originarios en Lucha, la Utep con la adhesión del PCR y el PTP y otros partidos políticos, mientras que en el interior provincial permanecieron a la vera de las rutas donde realizaron cortes parciales, en demanda de una serie de ratificaciones como un salario mínimo vital y móvil para los trabajadores informales.
En este sentido distintos funcionarios del gobierno nacional hicieron público el compromiso por seguir trabajando en este sentido, como lo hizo el jefe de Gabinete Santiago Cafiero en su cuenta de Twitter: «En el Día de San Cayetano reafirmamos nuestro compromiso con el pueblo argentino: tender la mano a quienes lo necesiten», expresó Cafiero, a través de su cuenta de Twitter.
«El país que queremos es una Argentina más justa con tierra, techo y trabajo para todas y todos», agregó en su publicación el jefe de Gabinete, junto a una imagen del santo, patrono del pan y del trabajo.
mÁs celebraciones
Mientras que en la parroquia Santísima Trinidad del barrio de Resistencia que lleva el nombre del santo, la fiesta patronal tuvo lugar tanto en la capilla como en la plazoleta San Cayetano. En su novena, oraciones que se repiten durante nueve días consecutivos previos a la fecha, las intenciones fueron propias de la pandemia.
Así desde el pasado 29 esta congregación oró por distintas causas entre ellas por los fallecidos de Covid-19 y el consuelo de sus familias, el personal de salud, fuerzas de seguridad y Policía Urbana, por los enfermos, especialmente pacientes oncológicos y por las pastorales de adicciones, por ejemplo.
Mientras que ayer celebraron tres misas y realizaron una procesión por las calles del barrio.
La triple T
Si bien el principal motor de la manifestación que realizan cada 7 de agosto las organizaciones sociales llamadas Cayetanos, son la Tierra, Techo y Trabajo» (TTT) y este año con el contexto actual se hace fuerte hincapié en la creación de «trabajo genuino en todo el país».
También tuvieron lugar diferentes demandas relacionadas a la soberanía nacional y alimentaria, como el rechazo a los proyectos de factorías chinas, ya que entienden que en la provincia existe capital humano que sabe y quiere producir. También bregaron por el fin de los desalojos, y demandaron tierra y territorio para producir y vivir. Solicitaron a su vez apoyo a la producción agrícola para pequeños y medianos productores.
Insistieron una vez más con el proyecto de ley de Tierra, Techo y Trabajo, bandera de lucha de las organizaciones sociales que vienen peleando en medio de la pandemia. Al mismo tiempo que reclamaron paritarias libres, salario mínimo, vital y móvil de acuerdo a la canasta familiar, jubilación mínima al 82% móvil con movilidad según la inflación.
Recuperar el patrimonio nacional, nuestros recursos naturales como el litio y el petróleo y nuestra soberanía con el control del río Paraná, y de nuestro mar continental. Y por último la suspensión del pago de la deuda ilegítima y usuraria, hasta su investigación.
La historia detrás de un santo
La historia de San Cayetano de cómo dedicó su vida a ayudar a quienes menos tenían se esparció por el mundo. Sin esperar nada a cambio y con las limosnas que recibía por ofrecimiento de quienes seguían sus pasos, logró cambiarle la vida a enfermos y necesitados. Un 7 de agosto, pero hace 474 años atrás falleció Cayetano de Thiene, que luego se lo conoció como Santo de la Providencia, patrono del pan y el trabajo.
En su figura representativa más popular se encuentra sosteniendo al niño Dios en sus brazos, imagen que quedó inmortalizada luego de que en sus escritos, San Cayetano dejara plasmado el relato del día en el que la Virgen María lo «invitó a alzar al niño».
Nació el 1º de octubre de 1480 como hijo de los Condes de Thiene, pero poco le importó el alto nivel social de su familia, puesto que su vida tomó un rumbo completamente distinto después de graduarse con un doble doctorado en derecho civil y canónico de la Universidad de Thiene, hoy conocida como Universidad de Padua. Su padre era militar y falleció cuando él tenía apenas 12 años, mientras su madre, María da Porto, se hizo cargo de Cayetano y sus hermanos.
Al finalizar sus estudios, su vida giró hacia el catolicismo y lo nombraron protonotario apostólico del Papa Julio II en Roma, servicio que brindó hasta 1513 cuando el Sumo Pontífice falleció. No obstante, no dejó de lado aquello que tanto pregonaba. Se esforzó para llegar a ser sacerdote, lo que finalmente logró a los 35 años y conformó el Oratorio del Amor Divino junto a otros colegas.
Al volver a su ciudad natal creó «hospitales para enfermos incurables». Fue en dichos sanatorios que, según cuentan las historias religiosas, el santo logró realizar milagros, como por ejemplo la limpieza de la pierna de una joven que, comprometida por la gangrena, estaba a punto de ser amputada.
El último sitio al que concurrió fue Nápoles, donde con su trabajo y amabilidad supo conquistar las almas de los napolitanos, quienes se volvieron devotos de toda su labor y creencia. Allí pasó sus últimos días, creyendo y defendiendo la misericordia de Dios, hasta que falleció a los 67 años por una enfermedad.
No fue hasta el 8 de octubre de 1629 que el papa Urbano VIII dio su beatificación, mientras que el 12 de abril de 1971 el Papa Clemente X lo declaró Santo en su canonización.
En la actualidad son muchos los devotos que San Cayetano reúne no solo en Italia, sino en todo el mundo, donde a su vez se puede encontrar una basílica que lleve su nombre en cualquier rincón.