Hasta el cielo lloró la partida del hijo pródigo del Chaco, que amaneció gris, con la noticia que enlutó a la provincia y el arte. Fabriciano Gómez, creador de la Bienal Internacional de Escultura, dejó el miércoles a la madrugada su existencia física, abatida durante el último tiempo por diversas dolencias que terminaron debilitando su corazón que, tras 77 años, dio su latido final. Además de la certeza de una pérdida irreparable, Fabriciano dejó un legado inconmensurable que tiene pendiente un último gran reconocimiento: la declaración de patrimonio de la humanidad, por parte de la Unesco, de su obra maestra: la Ciudad de las Esculturas.
No obstante, al momento de hacer las cuentas de lo realizado, a Fabriciano le sobró por todos lados, pero con la humildad que lo caracterizaba, aseguró en varias oportunidades que logró su misión: «He cumplido con todos los objetivos de mi vida», reconoció, entre los cuales se encontraba imprimir en el ADN de su tierra su misma pasión: «Soy feliz de pertenecer a este pueblo que ha entendido la importancia fundamental del arte», aseguró.
Sin embargo, esto también dejó un estigma de mártir: «La escultura me destruyó el cuerpo, trabajar con herramientas pesadas tiene su costo. Tengo destrozadas dos vértebras y además se me cortaron masivamente dos músculos», comentó al momento de emprender su última gran cruzada, la legalización del uso medicinal del cannabis, en el que encontró el alivio para su tramo final: «Quería irme de la vida dolorosa que tenía, ahora vivo feliz y estoy trabajando», supo reconocer para dar testimonio de la eficacia de este tratamiento alternativo con el cual solicitó a los legisladores que «reconozcan este derecho y trabajen en leyes que faciliten el consumo y la compra de aceite de cannabis que ayuda a muchísimas personas que padecen diferentes enfermedades», sostuvo su última voluntad con la misma empatía con la que sembró el cariño de todos quienes lo conocieron.
cosecha de honores
El Chaco lo vio nacer el 27 de junio de 1944. Se recibió en 1968 de profesor de Dibujo, Pintura y Escultura en la Academia de Bellas Artes del Chaco, donde luego se desempeñó como profesor de Escultura. Participó en importantes exposiciones colectivas e individuales en distintos lugares del país y el extranjero que le valieron una larga lista de premios y reconocimientos nacionales e internacionales.
Luego de vivir en Francia cinco años, se instaló nuevamente en la Argentina, donde creó la Fundación Urunday en noviembre de 1989 y organizó la primera Bienal de Escultura, sin saber que crearía un hito.
Los títulos, los reconocimientos y menciones se le apilan de montones y son la base del legado que supo construir y que puso a la provincia en el mapa internacional. Por esto, para el gobierno del Chaco es el «Hijo Dilecto», para la Municipalidad de Resistencia es «Vecino Ilustre» y «Ciudadano Ejemplar». Incluso la Alcaidía de Coroico, Bolivia, lo declaró «Hijo Predilecto».
La Liga Naval Argentina le otorgó su diploma de honor y medalla al mérito. El Rotary Club Oeste Resistencia, la «Orden del Quebracho». El país también le rinde tributos, como en Leandro N. Alem, Misiones, donde bautizan al Museo de las Esculturas: «Fabriciano Gómez y H.G. Lollo» y el Ministerio de Educación del Chaco le pone su nombre a la escuela para adultos 37. El Senado de la Nación le otorgó la Mención de Honor «Domingo Faustino Sarmiento» y «Huésped de Honor» declarado por Barranqueras
La experiencia de su Bienal le permitió diseminar esta semilla al integrar los comités organizador de Concursos de Nieve en Ushuaia, de Madera en Asunción, Paraguay; y en Leandro N. Alem, Misiones; del Encuentro Sudamericano de Esculturas Sonoras de Pico Truncado, Santa Cruz; del Encuentro de Escultores Sudamericanos de Coroico, Bolivia.
la Bienal, su
hija predilecta
Desde el Primer Concurso de Escultura en Madera en la plaza central 25 de Mayo en 1988, un hecho inédito en el país, hasta las internacionalmente prestigiosas bienales del Chaco de la actualidad, la Fundación Urunday fue el cincel con la que Fabriciano esculpió cada concurso, que convirtió una verdadera celebración de la identidad de los chaqueños. La trascendencia alcanzada logró insertar a Resistencia en los circuitos internacionales de escultura y desde 1997 cuentan con el apoyo de la Unesco, convirtiéndose en uno de los más importantes escenarios del mundo de esta disciplina artística. Además de reunir a los principales exponentes de la escultura del mundo en una competencia a cielo abierto abierta a todo el público, que puede apreciar todo el proceso de su creación, las obras pasan a formar parte del patrimonio de la ciudad, y quedan bajo el cuidado y mantenimiento de la Fundación, responsable de las 600 esculturas que hacen de Resistencia un gran museo al aire libre.
Durante sus 25 años la Fundación tiene en su haber doce concursos de escultura al aire libre entre nacionales e internacionales, ocho bienales internacionales con la participación de 50 países y más de 100 escultores y más de 400 esculturas emplazadas en espacios públicos.
Fabriciano, a través de su Fundación, logró mejorar la realidad social y económica de la provincia a través del arte como agente transformador y convirtió al arte en un patrimonio común.
Con el mismo ímpetu, comenzó a soñar la declaración de Resistencia, Ciudad de Las Esculturas, como patrimonio cultural de la humanidad por parte de la Unesco, y fundó el grupo de trabajo que seguramente continuará la tarea para que su legado sea reconocido.
Asimismo, en 2000 creó la Fundación Fabriciano, que trabaja en diferentes centros educativos con la misión de transmitir a alumnos de todas las edades los valores y conocimientos básicos y avanzados de las artes plásticas.
La Fundación Fabriciano donó además a Resistencia 20 esculturas del artista para ser instaladas en el barrio donde vivió su padre y lo vio nacer, en la que además se encuentra su «Casa Museo».
Hasta el momento su vida y obras se plasmaron en libros como «Fabriciano, un escultor de pie», de 2013 con textos de J.M. Taverna Irigoyen; fotografías y diseño de Gonzalo Pujal; y «Fabriciano» (1999) con textos de Marcelo Nieto, editado por la Fundación Fabriciano, entre otros.
Palabras de despedidas
Las palabras de despedida también resonaron en las redes sociales, que fue el medio elegido por el gobernador Jorge Capitanich, quien a través de su cuenta de Twitter compartió: «Siento un dolor inmenso por la partida de Fabriciano Gómez. Un chaqueño que supo plasmar en su arte nuestra cultura y nuestros valores. Su legado quedará eternamente entre nosotros». Asimismo, a través de un decreto dispuso tres días de duelo y el izamiento de las banderas a media asta. Mientras que Juan Manuel Pedrini también por la misma plataforma lo despidió: «Gracias, Fabriciano, por el legado cultural y humano. Hay partidas que nos dejan el alma herida y vacíos que nunca más volverán a llenarse. Así sentimos la muerte de Fabriciano Gómez, escultor e ícono cultural insuperable de nuestro Chaco».
Mientras que el cuerpo directivo de la Unne lamentó el hecho y destacó el gran aporte al desarrollo del arte y la cultura del Chaco y la región, y en particular su relación con la universidad. La rectora de la Unne, profesora María Delfina Veiravé, recordó que en 2009 fue declarado «Doctor Honoris Causa», título honorífico que entrega la Unne a figuras destacadas de distintos ámbitos. «Vamos a pensar cómo la universidad puede ser garante para la continuidad de una obra enorme que Fabriciano tenía ejecutada y proyectada, como el caso del certamen internacional de escultura, pero también otros proyectos que tenía para acercar el arte a la ciudadanía», expuso la rectora.
Fabriciano por sus amigos
Todo su trabajo y obras no logran definirlo tan bien como quienes fueron sus amigos y compañeros de vida: «Fabriciano Gómez es uno de esos seres en los que Dios reunió una serie de virtudes con una combinación privilegiada y que dio como resultante un personaje como él, marcadamente distinto a los demás: supercreativo; solidario; generoso; trabajador incansable; perseverante; con objetivos bien claros desde muy joven y con un sentido alerta para detectar las oportunidades que se le presentan en la vida y no dejarlas pasar. El alto grado de optimismo y pasión en todo lo que emprende, tanto que no se permite la posibilidad de lluvias aunque estén pronosticadas con una alerta meteorológica, habla de su fe y de su inconsciencia, cualidades que lo han llevado a lograr tempranamente casi todos sus objetivos», escribió Mimo Eidman.
«Fabriciano puede ser un gran escultor, un excelente gestionador cultural, un eficiente director y mentor, pero sobre todo y sin lugar a dudas es una excelente persona, un buen tipo, un hermano de la vida. Sabemos que el día le duele 24 horas, que la impiedad de los pesos excesivos, de los ruidos desmedidos le cobran una cara factura, pero por sobre todo, nada logra mellar su humor. Su gran fino y sutil sentido del humor y eso lo hace diferente. Te quiero, changuito, gracias por estar», reconoció Fabián Nanni.
«Pensar en vos, como persona, no quiero, prefiero aprovechar esta oportunidad para capturarte, con las sensaciones que me produce recordarte ¡Estás en mi taller con las virutas de palo santo y su aroma!, en el arranque de mi motosierra, y en las curvas, esas que vos bien conoces. Te tengo, cerca de mi mesa de dibujo, con mis tintas, que compartimos con mi hijo. Apareces en mi taller como si yo fuera tu visita. Te nombro con mis alumnos, cuando prenden las amoladoras, martillos y soldadoras. Si en verdad creo que has hecho algo bueno conmigo, enseñarme que el taller es donde las cosas suceden, ahí me quedo, contigo, limpiando de vez en cuando mi antiparra, para ver la luz que alumbra mi camino. Agradezco a la vida, haberte encontrado ¡Gran obrero!, escribió Raúl Collemi.