La Semana Mundial del Parto Respetado, este año, tuvo lugar del 16 al 22 de mayo pasado, con el lema «El respeto por las necesidades de la madre y su bebé en cualquier situación», y buscó promover la importancia de contemplar en las medidas de cuidado para Covid-19 los derechos de las personas gestantes y sus bebés.
El parto respetado sigue siendo un derecho pero tuvo algunas adecuaciones dada la situación epidemiológica a nivel global por Covid-19. Entre esos cambios, se dispuso que al llegar a un establecimiento sanitario tanto la persona gestante como quien acompaña pasarán por un triage (cuestionario para descartar sospecha de coronavirus y control de temperatura) y a partir de ahí se derivará al sector correspondiente.
Asimismo, quien acompaña no debe ser mayor de 60 años y ni tampoco se aceptan niños. Estará registrado como acompañante para poder permanecer siempre con la persona gestante y también podrá estar con ella en el momento del nacimiento. También establecen la importancia de seguir las recomendaciones generales para evitar contagios como el lavado frecuente de manos, mantener la distancia física, usar tapabocas, limpiar las superficies y ventilar los ambientes.
En la provincia, el programa de Preparación Integral para la Maternidad (PIM), que funciona el hospital Perrando de Resistencia, lleva 21 años acercando a las madres con sus derechos durante la gestación y el momento del parto. Su coordinadora, Viviana Berbek, en contacto con Radio Nacional Resistencia explicó cómo se encuentran trabajando en contexto de pandemia y en qué consiste su tarea.
«En este tiempo de pandemia hemos trabajado en forma permanente y desarrollamos actividades a las que no estábamos acostumbradas, pero gracias a la tecnología y mucha gente especializada fue posible hacerlo en forma virtual», señaló y explicó que «el parto respetado no es solamente el trabajo de parto y el parto específicamente, sino que arranca desde el mismo momento en que la paciente consulta.
Desde ahí comienza todo el proceso de parto humanizado y los derechos que tiene para un parto fisiológico, natural, y transmitirle a la mujer que ella puede, con una adecuada preparación integral para la maternidad, saber, aprender y conocer lo que le está sucediendo».
«Una vez que la mamá conoce todo el proceso ella domina y se empodera de la situación. Hay una ley que explica y detalla los derechos de la mamá y por eso es muy importante que concurra a la consulta profesional y, solicite una derivación, posteriormente la atendemos nosotras», dijo.
derechos y obligaciones
Más adelante, Berbek precisó que «hay una ley donde se detalla los derechos que tiene la mamá, por eso es muy importante que acudan al consultorio PIM derivadas por ginecólogos. La paciente debe pasar por este consultorio y enterarse los derechos y también las obligaciones que tiene, eso es importante que resaltar, hay derechos como ser informada, ser atendida respetuosamente ver al niño inmediatamente después de nacido, tenerlo en el pecho para afianzar el vínculo, estar acompañada por un familiar, una persona que se elija.
Pero también obligaciones como asistir a los controles, llegar a la fecha de parto por que tiene una fecha probable de parto. Que sepa que debe concurrir con todos los laboratorios, los tres trimestres. Entonces es un trabajo en conjunto entre médicos, parteras y pacientes».
Desde el PIM inculcan «los beneficios de un parto vaginal, que el cuerpo está preparado para ese parto, con una preparación física y sicológica, por esto tenemos una parte teórica y una parte práctica. Como lo dice el nombre es una preparación integral para la maternidad, las mujeres aprenden, saben y conocen lo que está sucediendo y lo que va a suceder en ese momento tan importante como lo es el trabajo de parto», sostuvo.
Para adaptarse a los tiempos que corren, Berbek reconoció que «tuvimos que desarrollar ciertas actividades que no estábamos acostumbradas, pero gracias a la tecnología, de manera virtual se llegó a las pacientes, para que estén tranquilas, que no se movilicen de su domicilio, y de esa manera tener la información necesaria para que pueda desarrollar el trabajo de parto y el parto».
«Es importante también que las madres nos conozcan porque somos el personal que la va a recibir. Cuando la paciente nos conoce, por medio de las clases, en estos tiempos de forma virtual, ya sabe que estamos todo el equipo, conformado por obstetras, residentes, que gracias a ellas se pudo ampliar los horarios del PIM, alumnos de la carrera de obstetricia que acompañan con los ejercicios, los movimientos, mostrando la forma de respirar, todo eso hace que se acorte el trabajo de parto y lo transite mucho mejor», sostuvo.
«Hace un año y medio que estamos con esta modalidad de trabajo. Todos los miércoles a las 14.30 por Facebook hago un vivo que queda grabado las clases teóricas y prácticas. Así que se puede entrar al Facebook del PIM Perrando y realizar los ejercicios que quedan grabados.
Pero también nos pueden acompañar en vivo porque por medio del chat nos consultan, nos cuentan que están realizando los ejercicios con nosotros, y eso es maravilloso porque sabemos que están del otro lado también. Y que hay familiares que están interesados y ocupándose de la atención a la embarazada para que todo termine de una manera normal y fisiológico», aseguró.
De un momento íntimo a un acto médico
El parto comenzó a realizarse en hospitales a principios del siglo XX para disminuir la mortalidad materno-neonatal, pero en ese contexto se instaló la idea de que se trataba de algo parecido a una enfermedad. Las familias en general y las mujeres en particular perdieron protagonismo en un hecho muy trascendental en sus vidas, que hasta ese momento se daba en sus hogares rodeada de personas de su confianza y aceptaron las reglas de las instituciones.
De este modo, el parto se transformó en «un acto médico» cuyo significado científico dejó de lado otros aspectos esenciales para la familia. El equipo de salud pasó a ser el eje de las decisiones y comenzó a usar en todos los casos tecnologías y procedimientos destinados a los embarazos de riesgo. Esto fue alejando a las madres del parto natural sin que se lograse una mejora en los resultados perinatales.
En 1985, la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó una reunión en la ciudad brasileña de Fortaleza y de ese encuentro surgió la declaración «El nacimiento no es una enfermedad», que inició el proceso de transformación del modelo de atención. A esto se sumó un marco legal internacional y local que procura rescatar el papel activo que debe tomar la mujer y su familia en el cuidado del embarazo y del/la recién nacido.
Mientras que la semana del Parto Respetado surgió en 2004 gracias a la Asociación Francesa por el Parto Respetado (Afar) y desde entonces se replica en distintos países con un objetivo principal de visibilizar el modo en que se atienden partos en todo el mundo y exigir el cumplimiento de derechos vinculados al nacimiento.
En la Argentina, existe la Ley 25929 sancionada y promulgada en 2004 y finalmente reglamentada en 2015 la cual defiende los derechos de las madres, los recién nacidos/as y sus familias al momento del trabajo de parto, parto y post parto, donde está detallado los distintos derechos que deben garantizarse a la mujer, el recién nacido/a y su familia.
Adhesión de la ley en LA Argentina
La sanción o adhesión a la Ley de Parto Respetado por parte de los estados nacional y provinciales constituye el primer indicador a considerar al momento de valorar la medida en la que estos estados han priorizado la protección de los derechos de la mujer y su hijo o hija en el momento de su nacimiento, en particular, en aquellos grupos de mayor vulnerabilidad social.
En la actualidad se registra un progreso en el número de provincia que adhieren a la ley o han sancionado una Ley con un contenido similar. Solo 3 provincias no cuentan de manera explícita un reconocimiento de la importancia de este marco legal (Buenos Aires, Catamarca y Formosa).
La implementación de la ley y el acceso de la población, especialmente de los grupos vulnerables, a servicios que brindan una atención humanizada constituyen los indicadores que mejor reflejan la voluntad y decisión política de los gobiernos a velar por los derechos de la mujer y su hijo o hija en este momento tan especial de sus vidas.
En los últimos años se han logrado grandes avances en materia de garantía de derechos en los servicios de salud. Sin embargo, todavía es necesario reforzar y difundir los aspectos centrales de este ley para su cumplimiento efectivo. El camino es que todos los involucrados en el proceso de atención de la madre y el recién nacido conozcan sus derechos, los garanticen y/o los defiendan.