Un estudio preliminar de la Universidad del Nordeste (Unne) y el Inta Cerro Azul evaluó el aporte nutricional de la harina de hojas secas de mandioca e identificó que satisface casi 25% de la ingesta diaria recomendada de proteínas en la dieta humana y el 100% de calcio, hierro, magnesio y otros minerales.
De esta manera, este subproducto podría transformarse en una alternativa productiva de gran valor nutricional ya que hasta el momento del cultivo de mandioca se aprovechan las raíces, pero las hojas de las plantas se descartan.
Desde la Unne indicaron que, en las cadenas agroalimentarias hortícolas, implementar estrategias tendientes a intensificar el uso de los subproductos y su agregado de valor constituye un desafío para dar un destino útil a la proporción no comercial en fresco.
Dentro de los cultivos, en el caso de la mandioca, que en gran medida es cultivada por pequeños productores, se aprovechan las raíces tuberosas amiláceas para autoconsumo, alimentación animal, venta como hortaliza en fresco o para la obtención de fécula. Pero las hojas de las plantas de mandioca se descartan, generando un desaprovechamiento productivo y a la vez un problema ambiental por su disposición final.
Recientes investigaciones evaluaron el uso potencial forrajero de las hojas de mandioca para la elaboración de productos para alimentación animal, y de igual manera el alto contenido de proteína, vitaminas y minerales de las hojas podrían aprovecharse en el desarrollo de tecnologías para la elaboración de productos para consumo humano.
En ese aspecto, un proyecto de investigación de la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA) de la Unne y el Inta Cerro Azul (Misiones) consideró viable el aprovechamiento de las hojas de mandioca por medio de harina que puedan ser incorporadas a mezclas alimenticias.
Con ese fin, se estudió las propiedades nutricionales de las hojas de distintos genotipos de la especie, y se estimó el aporte que representaría en la ingesta diaria recomendada de proteínas para una población de entre 3 y 13 años de edad basada en una dieta diaria de 1.050 a 2.550 kilocalorías.
«La inclusión de harina de hojas de mandioca en alimentos para consumo humano puede ser una alternativa alimentaria innovadora para la Argentina, donde las raíces tuberosas constituyen el único producto de cosecha de esta especie», resaltaron desde el equipo de investigación a cargo del estudio.
La investigación fue realizada por los ingenieros agrónomos Ángela Burgos (Facultad de Ciencias Agrarias), Martín Domínguez (Estación Experimental Agropecuaria -EEA- del Inta Cerro Azul), Miguel Michellod (FCA y Centro Tecnológico de Producción de Corrientes) y José Domínguez (FCA).
Detalles del trabajo
El experimento se llevó adelante en el Campo Didáctico-Experimental de la FCA de la Unne con muestras de hojas de mandioca, que incluyeron láminas y pecíolos, de 23 genotipos de mandioca, cultivares pertenecientes al Banco de Germoplasma de la Cátedra de Cultivos III (FCA) y a la Colección de Germoplasma de la EEA Cerro Azul.
El muestreo foliar se realizó nueve meses después de la plantación en fase de madurez y en coincidencia con la cosecha de las raíces tuberosas para que el cultivo fuera implantado. Las muestras frescas recolectadas fueron pesadas en fresco y secadas en estufa, y posteriormente molidas hasta obtener una harina fina y tamizada.
De cada muestra se determinó la concentración de nitrógeno (N), fósforo (P), potasio (K), calcio (Ca) magnesio (Mg), hierro (Fe), cobre (Cu), manganeso (Mn) y zinc (Zn). Complementariamente se estimó el rendimiento de biomasa seca de hojas por hectárea.
Relevancia
«La propuesta de harina de hojas de mandioca mejoraría la sustentabilidad y productividad de la cadena agroalimentaria», indica Burgos, una de las autoras del estudio publicado en la Revista Horticultura Argentina.
Se destaca que sería altamente factible aprovechar la totalidad de las hojas de la planta de mandioca en el momento de la cosecha de las raíces para evitar su desperdicio y hacer un uso integral de ella como fuente promisoria de proteínas y minerales para la elaboración de alimentos.
Ese aspecto, se remarca que la utilización de las hojas permitiría aumentar la productividad del cultivo, maximizar la utilización de la biomasa, amortizar los costos asociados a su producción y reducir el impacto ambiental inducido por su descarte.
El equipo a cargo del estudio aclara que la investigación genera información de utilidad para poder desarrollar nuevos productos, y aporta datos valiosos que deberían ser validados cuantitativamente en futuros estudios.
Resultados más que alentadores desde el punto de vista proteínico
De acuerdo a lo observado en los ensayos, las hojas secas y molidas de mandioca compuestas por láminas y pecíolos poseen contenidos de proteína que se encuentran dentro de los parámetros de calidad que son cumplidos por la totalidad de las muestras analizadas y que llegan a aportar hasta el 78% de la ingesta diaria recomendada de proteínas.
Una porción diaria de 33 gramos de las hojas aporta hasta 23% de la ingesta recomendada de proteínas y el 100% de calcio, hierro y magnesio requerido para escolares de 3-13 años, junto a otros minerales.
Los NOEA (Niveles de No Observación de Efectos Adversos), definidos por el Código Alimentario Argentino (CAA) como la ingesta máxima de determinado nutriente no asociada con efectos adversos, fueron superados por el 100% de los genotipos evaluados para el caso de calcio y manganeso, mientras que los de magnesio y cobre solo son superados por algunos de ellos.
En cuanto a la biomasa, existe una gran diversidad de rendimientos de biomasa seca de hojas por hectárea asociados a los diferentes cultivares, pero como promedio general se pueden obtener rendimientos cercanos a 7.300 kilogramos por hectárea de biomasa seca de hojas susceptibles de ser convertidas en harinas de alto valor nutricional.
Con ese aprovechamiento de biomasa, se recuperaría en promedio 893 kilos por hectárea de proteína bruta.