«La Revolución de Mayo abre otra dimensión jurídica, económica y política que motiva la aparición de una nueva estructura, que irradia hacia adelante y crea las condiciones para la apertura de otros procesos de independencia», dijo Ricardo Foster en declaraciones a Radio Nacional Resistencia.
«Marca un giro histórico porque inaugura una nueva época. Establece vínculos con lo político con lo social, con lo económico y también con ese cambio estructural de mentalidad que supuso la Revolución Francesa. Desde esa perspectiva es que la Revolución de mayo nos sigue marcando», argumentó.
«Hay tres palabras como igualdad, libertad y fraternidad que aún perduran en nuestra sociedad, hay que preguntarse qué significan cada una de ellas en este tiempo. Las relaciones entre ricos y pobres y la humanidad nunca fue tan desigual como hoy, con el agregado de la pandemia. Los patriotas nunca hubiesen hablado de una libertad individual, narcisista sino relacionado con lo colectivo, con lo común, con la primera persona del plural: nosotros», indicó.
«Cuando hablamos de libertad también tenemos una diferencia muy importante. Si uno le hubiese podido preguntar a un patriota de mayo si la libertad era solamente individual, era hacer lo que yo quiero, era un gesto egocéntrico o narcisista hubiera mirado sorprendido y no hubiera entendido nada. Porque para él la libertad tenía que ver con lo compartido con lo común con la construcción de algo colectivo. Hoy, en cambio, para determinar las ideologías dominantes para el proyecto neoliberal y para muchos medios de comunicación, sobre todo los concentrados, la libertad es un problema netamente individual, meritocrático, autorreferencial, egoísta y narcisista», explicó.
«Hoy tenemos que recuperar la idea de libertad como lo común, lo compartido, lo colectivo. La Revolución de mayo fue un nosotros que estuvo integrado por individuos, pero esos individuos eran parte de un proyecto independentista que luego se fue expandiendo. Entonces creo que ahí también hay una diferencia importante para señalar para entender cómo se han modificado algunas condiciones del mundo moral de la vida social», agregó.
Forster consideró en otra parte de la entrevista radial que «Alberto Fernández es una persona abierta al diálogo y decidió que existiera un grupo de asesores con el que intercambiar ideas en diferentes temas del que participo con una mirada desde mi formación política, con discusiones tanto en lo nacional como internacional, analizar qué pasa en otros países latinoamericanos y es una responsabilidad y honor participar de ese espacio».
Sobre su libro «Desafíos en la pandemia» precisó que «es una iniciativa de una revista virtual, ‘La tecla Ñ’, en la que confluyen diferentes pensamientos y mi obra reúne algunos artículos publicados en ella», expresó.
«Es una iniciativa muy interesante y el libro es la consecuencia de haber reunido uno de los tantos artículos que a lo largo de 2020 sirvieron en torno a la pandemia. Es obvio que la pandemia va a generar mutaciones en la vida social, económica, subjetiva. La historia de las pandemias es la historia de profundas perturbaciones y transformaciones de las sociedades, de las economías, de las formas de la producción y esta no va a ser diferente. Hay que ver como se plantean esas transformaciones y en qué medida implican una disputa en algo fundamental que tenga que ver en construir sociedades más igualitarias o seguir profundizando la lógica de la desigualdad», reseñó.
«Yo creo que nos espera un escenario muy potente, muy volátil, muy conflictivo dentro de las sociedades dentro de las pospandemia. Las sociedades no van a aceptar que unos pocos se queden con todo. Lo que está pasando en la región es una señal de lo que ocurre con las rebeliones populares en Chile, lo que está sucediendo con las movilizaciones contra las políticas neoliberales en Colombia, creo que es un adelanto de las convulsiones y los conflictos de los tiempos por venir y creo que esa publicación está vinculada sobre estas discusiones», finalizó.