En la segunda mitad del siglo pasado, la NASA consiguió realizar seis misiones espaciales para llegar a la Luna, de las cuáles solo una fracasó: Apolo 13, cuando estaba en pleno viaje hacia el satélite natural, reventó su tanque de oxígeno líquido que debían usar los astronautas. Afortunadamente los tripulantes consiguieron regresar a salvo.
Uno de los protagonistas del programa Apolo, el astronauta Edgar Mitchell, que se convirtió así en el sexto hombre en pisar la Luna, hace poco hizo una revelación sobre un experimento que hizo estando en la superficie lunar, sin consultar a sus superiores. Aunque no implicó ningún riesgo ni para él, ni para ninguno de sus compañeros. Mitchell y su equipo viajaron al espacio en la misión Apolo 14.
Mitchell, en paralelo a su trabajo para la NASA, siempre fue un creyente de que ciertas acciones catalogadas como «imposibles» sí podían ser reales, como por ejemplo la telepatía. De hecho, su experimento fue sobre la comunicación telepática, el cuál lo llevó a cabo de la siguiente manera.
Antes de emprender su misión, el astronauta seleccionó a un grupo de personas para que lo ayuden en su idea. Él intentaría comunicarse por medio de la telepatía con ellos, mientras estaban en la Tierra y él en el cielo. La idea consistía en que él debería pensar en los símbolos de las tradicionales cartas francesas (picos, diamantes, corazones y tréboles), mientras que las personas elegidas debían adivinar cuáles había escogido. Para ellos, esto no era otra cosa más que poder leerse el pensamiento.