El Congreso de la Nación finalizó el 2025 con un balance legislativo histórico por su baja productividad. En total, se sancionaron apenas 13 leyes a lo largo del año, once durante el período ordinario y dos en sesiones extraordinarias, lo que convierte a este período en el menos productivo de los últimos diez años.
El escenario parlamentario estuvo atravesado por una fuerte confrontación política y la falta de mayorías claras. Durante las sesiones ordinarias, ninguna de las leyes aprobadas fue impulsada originalmente por el Poder Ejecutivo. Ocho iniciativas correspondieron a proyectos de la oposición y tres a acuerdos internacionales pendientes de la gestión anterior. Recién en extraordinarias, el oficialismo logró avanzar con dos normas clave: el Presupuesto 2026 y la Ley de Inocencia Fiscal.
En paralelo, el presidente Javier Milei utilizó el veto presidencial en siete oportunidades, aunque el Congreso consiguió revertir tres de ellos, marcando un hecho poco habitual. Además, la oposición recurrió con frecuencia a los emplazamientos a comisión para forzar el tratamiento de proyectos, alcanzando un récord de 20 en el año.
El Congreso también mostró mayor autonomía al rechazar decretos de facultades delegadas y un DNU, limitando el margen de acción del Ejecutivo. De las 22 sesiones realizadas, la mitad fueron especiales, reflejando la dificultad para consensuar una agenda común.
De cara a 2026, el oficialismo confía en que la nueva composición del Congreso tras las elecciones de octubre permita dejar atrás una dinámica defensiva y recuperar la iniciativa legislativa.

