El vicepresidente de la Cámara de Frigoríficos del Chaco, Julio Augusto, analizó el presente del sector cárnico provincial y nacional, tras un año marcado por la presión impositiva, el aumento de costos de producción, la disminución de la oferta ganadera y el impacto de la exportación en los precios locales.
En diálogo con Radio Natagalá, el empresario describió un escenario «de escasez», un mercado interno debilitado por el poder adquisitivo y la necesidad de políticas que contengan el precio en góndola sin afectar la rentabilidad de productores e industriales.
En su diagnóstico, Augusto aseguró que las fiestas de fin de año ya no representan el pico histórico de consumo, como ocurría tradicionalmente. «La cultura cambió», sostuvo, al explicar que las familias chaqueñas optaron por comidas frías debido a las altas temperaturas y a un cambio de hábitos.
Según indicó, los picos de venta se trasladaron al Día de la Madre y al Día del Padre, mientras que la demanda navideña perdió peso en las últimas décadas.
Escasez de hacienda
Uno de los puntos centrales del análisis de Augusto fue la disminución de la disponibilidad de animales listos para faena, fenómeno que -afirmó- ya se siente en todo el país.
Explicó que los productores venían vendiendo animales de bajo peso, pero ese modelo dejó de ser rentable y obligó a modificar las estrategias productivas. «Antes convenía meter en el feedlot un animal con 170 o 180 kilos, y ahora conviene meterlo con 240 o 250», señaló.
Ese cambio respondió a la necesidad de obtener mayor rendimiento, pero también a la falta de terneros disponibles en el mercado. Según comentó, esta dinámica elevó el valor de la invernada y fortaleció coyunturalmente al ganadero, aunque generó tensiones sobre el mercado interno.
Precio local e internacional
Augusto advirtió que la apertura de mercados, la ampliación de cuotas y la consolidación de destinos como China o Estados Unidos podría empujar al precio interno hacia valores internacionales.
«La tendencia ahora, si sigue todo así, es que el mercado interno pague lo mismo que paga un exportador», explicó. El razonamiento es simple: si las empresas exportadoras compran animales pesados para llevarlos a 500 kilos, la oferta disponible para el consumo nacional se reduce, y los precios se ajustan al alza.
A pesar de esto, el empresario manifestó confianza en que el Gobierno impulse medidas para evitar un impacto desmedido en los consumidores. «Tengo fe en que esto va a tener alguna medida que nos toque algo el IVA a nosotros para trasladarlo a la gente», sostuvo.
la carne y el poder adquisitivo
Consultado sobre la evolución de los precios durante 2024, Augusto estimó que la carne aumentó entre un 20% y un 25% en los últimos meses, aunque aclaró que «hay remates muy locos» que distorsionan el mercado. Aún así, insistió en que la carne continúa siendo un alimento relativamente accesible en comparación con otros productos.
«La carne todavía sigue siendo barata para el argentino», expresó, al comparar un corte popular con el costo de una pizza o una hamburguesa.
Sin embargo, reconoció que el principal problema es el deterioro del poder de compra: «A la gente le cuesta arrancar para que le alcance lo que gana».
En su experiencia diaria, afirmó que cada vez más consumidores compran por monto y no por kilo: «Viene la gente que no sabe lo que tiene en su tarjeta de crédito y te dice ‘probá por $10 mil’ o ‘probá por $2 mil’ hasta que le dé el monto». Para Augusto, esa situación «da pena» y refleja «la dificultad que tienen muchas familias para llegar a fin de mes».
La presión tributaria
El vicepresidente de la Cámara de Frigoríficos señaló que la carga tributaria es uno de los factores que más impactó en los precios. «Para mí tenemos muchos impuestos», sostuvo.
Además, afirmó que todo el sector está atento a las medidas económicas del Ejecutivo nacional y expresó expectativa sobre decisiones que puedan dinamizar la actividad.
«No obstante, remarcó que la industria debe competir «con inteligencia», buscando opciones de compra más accesibles e incorporando mercadería de distintos orígenes para sostener el abastecimiento.
«Si no me da para faenar tanto, traeremos costilla del sur», afirmó, convencido de que el desafío es «multiplicarse tres veces más» para evitar cierres de comercios y pérdidas de empleo.
Competencia ilegal
Augusto también se refirió a la competencia ilegal dentro del rubro de las carnicerías, problemática que -según dijo- afecta tanto al sector formal como a la salud pública. «Es peligroso para la salud, crítico para la salud», remarcó sobre la venta de carne sin control sanitario. Aunque reconoció que el municipio de Resistencia mantiene estándares elevados de fiscalización, advirtió que muchos comercios operan sin las condiciones mínimas.
En esa línea, destacó la necesidad de fortalecer el rol del veterinario en las plantas industriales y en los procesos de elaboración, especialmente en productos como hamburguesas, milanesas y chorizos. «Hay que ser muy responsable: si se te puso feo, tenés que tirar», sentenció.
Consultado sobre el cuatrerismo, Augusto fue contundente al describirlo como un problema «fuerte», tanto en términos económicos como sanitarios. «Es carne que va a una carnicería sin sello, sin frío, trasladada en una caja de camioneta», advirtió.
Además señaló que no solo es responsable quien roba, sino también quien compra: «El culpable es el que compra la mercadería; si no hay comprador, no hay robo». Para él, se trata de un cambio cultural pendiente en la sociedad chaqueña.
El cuero dejó de ser negocio
En otro tramo de la entrevista, Augusto analizó el impacto del desplome del precio del cuero, un subproducto que durante décadas aportó ingresos significativos a los frigoríficos. «En una época valía lo que vale un animal; hoy no vale nada», lamentó.
Según explicó, la caída se acentuó hace más de diez años y golpea con mayor fuerza en el norte del país, donde la demanda es menor y los costos logísticos son más altos. «El cuero hoy es solo trabajo y perder plata», afirmó.
calidad de la carne chaqueña
A diferencia de la carne que viaja hacia mercados del sur del país o a Santa Fe -muchas veces comercializada bajo otra procedencia-, Augusto defendió la calidad de la producción local. «Yo siempre estoy orgulloso de la carne chaqueña», afirmó.
Destacó el trabajo de las cabañas y las mejoras genéticas logradas en los últimos años: «Mejoró una barbaridad lo que es el Chaco en hacienda; es para sacarse el sombrero».
Consumo actual
En términos de consumo, el empresario señaló que los cortes económicos se consolidaron como los más demandados. «Hoy lo más demandado es la molida, las hamburguesas y los chorizos», describió. Entre los cortes premium, mencionó el bife de chorizo, el ojo de bife, la picaña y la costilla banderita, un producto que recomendó especialmente.
Asimismo, advirtió que comer un asado en casa continúa siendo más accesible que una salida a locales de comida rápida: «Te vas a dar cuenta de que te sale mucho más barato el asado que la hamburguesa», afirmó.
vínculos con la comunidad
Hacia el final de la entrevista, Augusto se refirió a algunas iniciativas impulsadas desde su empresa, como la promoción destinada a jubilados que se ofrece los lunes y martes en la sucursal de avenida Wilde y Catamarca. «Se van contentos, es un mimo al corazón de los abuelos», expresó.
También reconoció el fuerte vínculo afectivo con el nombre del frigorífico, originado en el apodo de su padre. Sobre los nuevos productos derivados de esa marca -como el choripete y la peteneza- celebró el humor popular y anticipó novedades para los próximos meses: «Estoy orgulloso de lo que hago; mi frigorífico se llama Pete y es mi frigorífico», concluyó.
EL IMPACTO EN EL EMPLEO DEL SECTOR
A lo largo de la entrevista, Julio Augusto también se refirió a las dificultades para sostener el nivel de empleo en frigoríficos y carnicerías ante la caída de la faena y el menor consumo. «Nos bajó un poco la faena y uno tiene que manejarse para no despedir gente», afirmó y explicó que muchas plantas optaron por absorber costos durante meses para evitar pérdidas laborales.
Además, destacó que, en su caso, prioriza mantener a los trabajadores que lo acompañan desde hace décadas: «Hay gente que se inició conmigo, y uno trata de cuidarla».
Según definió, garantizar salarios dignos no es solo una cuestión empresarial sino también de funcionamiento del mercado interno: «Si los trabajadores cobran bien, nosotros también vendemos bien», sostuvo.

