El chaqueño Mauro Passarino se quedó con todo en San Pablo. Ganó la final general y su categoría de manera magistral. Sobre el cierre de la carrera, por apenas 192 milésimas, el piloto del Tecfiel Racing Team superó a Lincoln Lima Melo y Rafael Oliveira para ganar la primera fecha del año en Brasil.

Mauro tuvo que largar en P11 debido a un recargo sufrido en el warm-up que lo dejó 10 puestos detrás de la segunda ubicación (primero en su categoría, la N400 Cup) obtenida en clasificación. Passarino fue sancionado debido a que utilizó neumáticos usados en Tanque Lleno, información que el equipo no manejaba y lamentablemente sufrió el recargo.
Sin embargo, comenzada la carrera, Mauro quedó quinto y comenzó a avanzar puestos hasta quedar solamente con Melo y Oliveira hasta la bajada de la bandera de cuadros.
A la hora de la carrera, la temperatura ambiente era de 21 °C y cielo mayormente cubierto. En la largada, el argentino movió bien y rápidamente se sumó al pelotón de la punta. La pelea por el triunfo fue entre Lincoln Melo, Rafael Oliveira y Mauro Passarino. Los tres se fueron repartiendo la primera colocación hasta que en la última vuelta se definió todo. Saliendo de la última curva, hubo un roce entre Oliveira y Melo que perdieron velocidad y eso lo aprovechó Passarino que con la succión los superó a los dos y pudo cruzar la bandera a cuadros en la primera colocación.
Segundo a 192 milésimas terminó Melo y el podio lo completó Oliveira.
Ahora Passarino regresa al país con la mente puesta en el Súper Bike Argentino donde compite en la R3 Cup.
Su próxima fecha dentro del Súper Bike Brasil será el fin de semana del 20 de junio, nuevamente en Interlagos.
Fue la segunda victoria del año para Mauro ya que había comenzado con un triunfo en 2021 en el Sanjuanino de Velocidad.
Feliz y aliviado
En medio del «millar» de llamados que recibió tras su brillante triunfo, Mauro Passarino tuvo la gentileza de hablar con LA VOZ DEL CHACO.
«Nada fue una prueba, la carrera fue muy dura, los pilotos son muy rápidos y sus motos también», comenzó diciendo el piloto de la Kawa 25 cuando se le preguntó si lo que hizo en la entrada de la última vuelta había sido una prueba. «Vi la posibilidad de estar adelante y aproveché», agregó Mauro.
«Al ganar sentí alivio y felicidad, muchísimas emociones juntas por lograr algo así, con poco presupuesto y lejos de los que quiero, estoy muy feliz y muy agradecido con todos los que me apoyan», cerró el joven centauro chaqueño.
Victoria, esa divina obsesión
Silvio E. Buittoni
Cualquiera que vio la carrera que ganó casi sobre la línea de sentencia misma Mauro Passarino se habrá emocionado. Porque lo que vio fue una de las definiciones más apasionantes que puso a consideración en los últimos tiempos el motociclismo alrededor del mundo, en este caso, el brasileño.
Pero aparte de lo espectacular del cierre, lo de Passarino va más allá, mucho más allá.
En una mirada «corta» centrada solo en lo sucedido en San Pablo, habrá que recordar que el viernes se perdió la primera tanda de entrenamientos por una falla en la moto. Que el sábado mostró ya su jerarquía quedando al tope de la clasificación, logrando así su primera pole en la categoría (N400 Cup) en la que es debutante absoluto (en la primera fecha). Pero el domingo, una mala interpretación del reglamento de parte de su equipo, que le cambió las gomas tras el warm-up, lo recargó con 10 puestos en la grilla de partida. Y desde allí, Mauro comenzó a edificar lo que sin dudas pasará a ser una de sus carreras más recordadas. Y así transcurrió la misma hasta que se colocó tercero (para el neófito, que no sabía que las dos motos que la precedían eran de la categoría superior que corre junto a la suya, pero ya primero de la suya) desde donde mostró que quería más. Tanto, que al entrar a la última vuelta, realizó una maniobra que lo colocó en primer lugar a riesgo incluso de una caída. La mayor potencia de las otras dos motos, lo devolvieron al tercer lugar, y desde allí, en la última curva y con una maniobra casi calcada de la vuelta anterior, Passarino volvió a saltar al primer lugar, con la pequeña gran diferencia que allí sí ya cayó la bandera a cuadros sentenciando así una tremenda victoria del joven piloto resistenciano.
Eso es la «mirada corta», la intermedia habla de un joven que para llegar a competir debió sortear todos los obstáculos imaginables en esta época de pandemia y restricciones para poder estar en el lugar de la carrera, San Pablo. Y como muestra vaya un botón: pasó la frontera argentino-paraguaya (hasta donde lo llevó su hermana) a pie; luego fue a Ciudad del Este y de allí a Foz do Iguazú, desde donde tomó el vuelo que finalmente lo depositó en el Garulhos paulista.
Y la «mirada larga» bien puede contar que esta fue la tercera moto que debió «conocer» en el año para poder seguir estando en actividad. Primero fue la Benelli 135 cc del Paraguay con la que volvió a sentir sensaciones después del año de parate por la pandemia; luego la Yamaha 300 cc con la que ya ganó en San Juan y ahora esta, la Kawa 400 a la que llevó a la victoria en la primera del SBK brasileño.
¡Ah! volviendo al inicio: aún terminando tercero Mauro ganaba su categoría, pero él fue por todo y se impuso incluso a motos de mayor potencia. Obsesión por la victoria y más, mucho más.