Hace varias décadas, profesionales de diferentes áreas investigan lo ocurrido durante la Masacre de Napalpí y el impacto que tuvo para los pueblos originarios este crimen de lesa humanidad.
«Están ofrecidos hasta el momento 40 testigos, la mitad de ellos indígenas y cuatro son sobrevivientes de la masacre que dieron su relato siendo ancianos, pero eran niños cuando ocurrió el hecho», explicó el fiscal federal ad hoc Diego Vigay en contacto con Radio Unne 99.7, quien aclaró que tres de los que habían sobrevivido ahora están fallecidos, pero se logró filmar su testimonio y «sus voces van a estar presentes durante el juicio». La única sobreviviente con vida es Rosa Grillo, quien hace unos días cumplió 114 años y vive en el Paraje 40 de Colonia Aborigen.
Durante el juicio se recibirán los testimonios de investigadores e investigadoras indígenas y las declaraciones de hijos, hijas, nietos y nietas de distintos sobrevivientes qom y moqoit, que contarán lo revelado por sus padres, madres, abuelas y abuelos, según la tradición ancestral del relato oral.
«También aportarán su testimonio 20 investigadores criollos, entre los que se encuentran antropólogos, sociólogos, historiadores y periodistas, que han trabajado durante varios años con mucha documentación y testimonios», resaltó el fiscal, quien explicó que cada investigador aportará durante el juicio su propia producción científica y académica y las conclusiones de sus trabajos sobre la temática.
Aportes desde
la universidad pública
«Hay investigadoras de la Unne que han hecho un trabajo muy importante para la causa, por ejemplo, Elizabeth Bergallo, quien grabó y aportó las entrevistas de las sobrevivientes Melitona Enrique y Rosa Chará; Mariana Giordano hizo una investigación muy interesante de las fotografías de la época y el discurso periodístico y aportó mucho material a la causa; Teresa Artieda y Laura Rosso realizaron una investigación sobre el rol de la educación en la Reducción de Napalpí; y también Gabriela Barrios llevó adelante un intenso trabajo en el archivo provincial», detalló Vigay.
Mariana Giordano es doctora en Historia, investigadora del Conicet y docente en la Facultad de Humanidades de la Unne. «Hace más de 20 años que trabajo problemáticas vinculadas a los indígenas del Gran Chaco y en particular sobre la Masacre de Napalpí, he trabajado con el discurso periodístico y la imagen visual», contó a Unne Medios.
Mientras trabajaba en una investigación Giordano halló, en el Instituto Iberoamericano de Berlín, una serie de fotografías tomadas por el antropólogo y médico alemán Robert Lehmann Nitsche en los días previos a la masacre.
«Estas imágenes, investigaciones y sus resultados se encuentran publicadas en artículos académicos y capítulos de libros, fueron entregadas como prueba a la Fiscalía Federal de Resistencia en el marco del juicio por la verdad y yo voy a ser por ello testimoniante», explicó la investigadora.
A la vez destacó que «este conjunto de fotos ha motivado muchas reflexiones por parte de la comunidad, acerca de las relaciones interétnicas y el rol del Estado, que son significativas al momento en que esta masacre había sido silenciada e invisibilizada dentro de la misma comunidad».
Giordano destacó la importancia del análisis de esas imágenes: «Podemos ver indígenas que posaban frente a la cámara sin que se reflejara de ningún modo un conflicto, pero muchos de estos indígenas portaban un pañuelo blanco en sus brazos y estos eran los que estaban con el gobierno y con la administración, aquellos que no eran considerados sublevados».