El caso del detenido que se cosió la boca, reclamando un celular, permitió descubrir una historia terrible, ya que el protagonista resultó ser un peligroso asesino.
Se recuerda que el lunes pasadas las 22, las autoridades del Complejo Penitenciario II de Sáenz Peña tomaron contacto con el detenido José Roberto Carmona, quien se encuentra realizando una huelga de hambre y se cosió la boca.
Fue llevado al sector de Sanidad de este establecimiento carcelario, donde lo examinaron y, posteriormente, lo realojaron en su sector.
Uno de los reclamos estaría relacionado con un pedido de comunicación, ya que el detenido, oriundo de Santa Fe, solicitó un teléfono táctil para hablar con sus familiares.
NO ES UN ÁNGEL
Su historia de criminal temido comenzó en 1986 donde llevaría adelante su primer delito atroz. En ese año, seis personas que habían salido de bailar cerca de Carlos Paz tuvieron la desgracia de cruzarse en el camino de Carmona. Estas personas tuvieron un inconveniente en ruta al pinchar la rueda de su vehículo.
En ese momento, Carmona había frenado con supuestas intenciones de ayudarlos, pero la realidad fue otra porque a punta de pistola terminó obligando a Gabriela Ceppi (16), a subir a su auto para luego violarla, asesinarla y enterrarla, publicó La Voz del Interior.
Antes de que se avizore su trasladado hacia la provincia, José tuvo varios altercados con internos de la cárcel del barrio San Martín. Allí tuvo un cruce con un compañero porque no le quería «prestar» a su pareja para tener sexo, por lo que Carmona le tiró caramelo hirviendo en la cara y lo desfiguró.
A otro lo apuñaló y le arrojó aceite hirviendo mientras que guardia cárceles también fueron víctimas de su violencia.
MÁS AGRESIONES
Pero eso no fue todo lo sucedido, porque en 1994 llegaría su segundo crimen al asesinar con una púa a Héctor Bolea, un preso con quien se disputaba el liderazgo del pabellón. Inmediatamente otros reos quisieron lincharlo por lo que se decidió trasladarlo a Resistencia. Por ese hecho fue condenado a 16 años.
Cuando parecía que el perfil de asesino de José Carmona cesaría, ocurrió todo lo contrario, porque en 1997 cometió su tercer homicidio al tener una pelea con el interno Demetrio Pérez Araujo, a quien le clavó un palo afilado perforándole el tórax. Lo hizo en el patio del penal de Resistencia donde estaba recluido.
Por este tercer asesinato fue condenado nuevamente a prisión perpetua, pero el equipo legal que lo defendía logró anular la condena y terminó siendo acusado como responsable de homicidio simple, un delito que no tiene perpetua.
MÁS PROBLEMAS
A partir de lo narrado anteriormente comenzó con un recorrido de cárceles. Primero fue de nuevo a Córdoba y lo mantuvieron aislado de los demás presos, a pedido de él. De igual manera, volvió a tener complicaciones con internos por lo que fue trasladado nuevamente al Chaco. En una estadía muy breve, fue derivado hasta Corrientes, más precisamente a una granja llamada modelo Yatay, donde los presos se autogestionan y cuentan con vigilancia mínima.
En su momento, Juan Cima, juez de Ejecución Penal 2 del Chaco, comentó al medio nacional La Nación que Carmona «salía a correr hasta el río, a unos cuatro kilómetros, a diario. Jamás intentó fugarse. No tenía problemas y fue entonces cuando se le autorizaron las salidas transitorias para ver a su mujer. Un día rompió la disciplina y lo devolvieron». Desde ese momento quedó alojado en el Complejo II de Sáenz Peña.
Aparentemente sus reacciones violentas cambiaban con las mujeres. El periodista Francisco Panero escribió en La Voz que Carmona «con quienes no tuvo dificultades fue con las numerosas jóvenes que le escribían cartas de amor y lo visitaban en la penitenciaría tras conocer el crimen de Ceppi».
Ya en la actualidad se sabe que José Roberto Carmona es el preso con más años de encierro detrás de Carlos Robledo Puch.