A medida que la Municipalidad de Resistencia y su Concejo Deliberante avanzan en las consultas a los diferentes sectores de la sociedad, sobre el proyecto de ordenanza de modificación del Código de Planeamiento Urbano, que propone la reformulación de zonificación y distritos, como lo hizo con la audiencia pública que tuvo lugar el pasado lunes, las voces a favor y en contra comienzan a hacerse oír, retomando un viejo debate que enfrenta a desarrolladores inmobiliarios, estado y ambientalistas.
Según explicó la comuna, al momento de su presentación en junio pasado, esta iniciativa surge debido a la ausencia de normas urbanísticas que acompañen el desarrollo desmedido de Resistencia, por lo cual, se busca actualizar y rever todo el mapa de uso de suelo y de distritos de la ciudad para su desarrollo. El proyecto pone especial atención en seis zonas diferenciadas geográficamente: norte, sur, las autovías de las rutas nacionales 11 y 16, el valle del río Negro, el macrocentro ampliado y la reserva del ex Campo de Tiro, que a su vez están conformadas por 34 distritos.
Desde su lanzamiento la propuesta fue puesta a consideración y debate de sectores profesionales y sociales, a través del Consejo de Planeamiento Urbano, y que ahora busca el acompañamiento de toda la comunidad y la aprobación en el Legislativo local a través del mecanismo de doble lectura que estipula la Carta Orgánica Municipal.
Tras la audiencia, estipulada en la Carta Orgánica Municipal, la iniciativa regresará al Concejo Municipal de Resistencia para modificar puntos, en caso de ser necesario, atendiendo las observaciones presentadas en la misma.
necesidad de planificar
Entre las voces a favor de la iniciativa se encuentra la arquitecta Susana Matta, especialista en desarrollo urbano, con más de 50 años de trayectoria, participó de esta audiencia, y manifestó su postura, que posteriormente compartió con Radio Facundo Quiroga.
En primera medida, la profesional recordó que «toda ciudad necesita una planificación, que es una norma que sale de un estudio muy a fondo de todas las áreas que la componen», definió y seguidamente destacó: «La ciudad es un sistema activo, lo que hoy es residencial, mañana deja de serlo y tiene más carácter de área céntrica o comercial, lo que antes eran casas bajas empiezan a levantarse, o sea esa es la realidad de los procesos de la ciudad».
En este sentido señaló que las áreas de la ciudad, su localización, uso y formas, fueron definidas en un código que data del 79 y ejemplificó: «Plantea que toda la avenida Sarmiento no es comercial, y la cantidad de comercios que hay no se pueden habilitar, ese es el cambio de concepto de cada distrito».
Algo similar sucede con otras zonas, señaló la arquitecta: «Hay una gran área en el norte, en lo que significa la ciudad consolidada y la ruta Nicolás Avellaneda, que hay un valle del río Negro. Ese valle que es un sitio Ramsar, área de riesgo hídrico, con meandros, varios cauces, lagunas, ríos y demás, hace 30 años, una resolución estableció que estaba prohibido la construcción en toda la línea de ribera, coincidentemente con esa prohibición, el área es totalmente privada, hasta el río Negro está mensurado, esa es la barbaridad que nos pasa, un área increíblemente valiosa desde lo ambiental y demás que no está regulada, solamente está con esa resolución de los hídricos que dicen esto se inunda y esto no se inunda».
Seguidamente recordó: «Eso fue antes de que el río Negro esté controlado, con todo el sistema de defensas, hoy el Rio está regulado y lo dicen todos los especialistas hídricos».
«Ahora bien, con un río regulado, donde hay posibilidades de buenas cotas y donde hay un ambiente increíblemente bueno, hay que establecer cómo se trabaja con una ciudad que está pegada a esta situación natural», consideró.
«Y esta ordenanza lo que pretende es decir ese cómo, creo que no la terminan de expresar bien para que se entienda. Ese cómo se hace, tiene que estar reglamentado, trabajado por cuenca, dónde no hay muy buenos datos técnicos, sobre las cotas y demás», opinó también.
Y en este punto volvió ejemplificar: «Shopping, una cosa que a lo mejor podría haber sido de otra manera, pero salió por excepción. El barrio La Rivera estuvo muchos años para aprobar su construcción y termina no satisfaciendo demasiado. Entonces vamos a seguir esperando que toda la actividad privada vaya viendo de qué manera llega a esas zonas, que son altamente codiciadas para hacer cosas muy interesantes, o vamos como municipio de decir cómo se va a utilizar a esas áreas».
Al destacar la necesidad de este Código de Planeamiento Urbano, Matta continuó explicando: «El municipio tiene que decirle al dueño de su terreno lo que puede hacer y lo que no puede hacer. Eso es planificar áreas vacantes, antes de que se tomen decisiones erradas y particulares».
Y en este punto respondió a los cuestionamientos que se realizan desde los sectores ambientales: «desarrollar áreas es absolutamente beneficioso para una ciudad, hay que desarrollar. Solamente es rica en su ambiente aquellos lugares en los de que de alguna manera alguien intervino».
Matta recordó que «cuando un dueño no dijo esto es mío, está totalmente usurpado, es un basural, está descuidado, ¿quién va cuidar o va a trabajar esa área?, esa es mi pregunta a las personas que hablan del ambiente permanentemente. Tenemos una cantidad de habitantes que podrían estar disfrutando de eso, si hubiera accesibilidad, y un plan para llegar a lugares más lindos y unas posibles urbanizaciones adecuadas, con buenas densidades, con parques, sino vamos a dejar todo a la deriva, ese es el tema, no sé si sirve o no la ordenanza, lo que digo es que hay que planificar y hay que trabajar».
La especialista también añadió otro factor de la problemática, la usurpación de terrenos: «Cuando se limpia un poco el monte comienzan la quema y caen lapacho, caen timbó, caen todo lo que se ocurra, y lo ocupa gente especula informalmente, si decís que la parte de desarrollo inmobiliario hace una especulación formal, la especulación informal es inmensa, lo venden a 30 mil o 50 mil pesos, yo lo he vivido».
«Además de ser una arquitecta con más de 52 años de antigüedad, mi especialidad fue la vivienda social y la problemática de los que no tenemos tierra social, y aseguro que he trabajado muchísimo en eso, y por eso estoy hablando con mucho conocimiento del problema, creo que puede haber loteos sociales en estas áreas, pequeños desarrollos productivos en, se pueden hacer parques, residenciales, de muy baja densidad», describió.
«Lo peor que se puede hacer es dejarla así, sin que el municipio que tiene el rol fundamental del ordenamiento no pueda tocar este tema. Debe tocar este tema y tiene que hacerlo bien, y tenemos que estar todos apoyando para que salga una cosa coherente, eficiente, que sirva, pero no ponernos en contra a los gritos porque nos sirve para nada», describió. «Soy amiga del consenso, la participación y que todo se puede solucionar con mesas de trabajo y podemos llegar a cosas de mucha calidad, espetando el ambiente, la fauna y todo lo que hay», finalizó.
» Cuestionamientos
Mientras que entre las voces en contra se encuentran la Facultad de Arquitectura de la Unne, que tras que analizar el proyecto, el consejo directivo manifestó su desacuerdo con la iniciativa a la que realizó 13 observaciones.
En primera medida recordaron el trabajo que de forma conjunta realizaron con la municipalidad, a lo largo de dos años, en la que se elaboró el proyecto POT Res 2040 con la participación de distintos sectores de la sociedad.
La propuesta del plan concluyó en 8 líneas estratégicas, 28 programas de actuación y 112 ideas de proyectos, como una estructura flexible y abierta a ser desarrollada a medida que avance su implementación.
En 2018, el plan fue elevado por el Ejecutivo al Concejo Municipal de Resistencia para su tratamiento y aprobación final. Sin embargo, esto nunca ocurrió, y desde que se retomaron las actividades, luego de su suspensión por pandemia, se están tratando propuestas y proyectos que no se encuadran en el POT RES 2040.
Tampoco se aprobó públicamente el abandono de este plan por otro diferente. Por este motivo, la Facultad dejó de participar y retiró su representación del Consejo Permanente del Código de Planeamiento Urbano y Ambiental de Resistencia que funciona en el ámbito del Concejo Municipal de Resistencia.
defensores del río negro
Mientras que por otra parte el Colectivo de los Defensores del río Negro y sus Lagunas, integrado por distintas organizaciones y vecinos de Resistencia, manifestamos su preocupación ante el avance del proyecto.
En primera medida señalaron la poca difusión que existe sobre esta ordenanza, sus disposiciones e implicancias, incluso las instancias de consultas como la audiencia pública, punto que también fue cuestionado desde la FAU.
Tras afirmar que su postura fue puesta en conocimiento de los concejales sin respuesta alguna, entendieron que «todo este proceso está seriamente cuestionado y constituye un avasallamiento a los derechos de la comunidad. La comunidad no está efectivamente informada sobre la incidencia que el cambio normativo supondrá en sus barrios, en sus manzanas, y fundamentalmente sobre el ambiente al afectar los bienes comunes de la naturaleza.
La normativa que se pretende aprobar, modifica la Zonificación y los Distritos de uso de todo el Ejido Municipal, afecta áreas de reserva y de interés ambiental, sitio Ramsar Humedal Chaco, bosques nativos, el valle del río Negro y su sistema lacustre, cuenca baja del riacho Arazá», enumeró la ONG en una carta de lectores.
«La propuesta no incluyó los Estudios de Impacto Ambiental indispensables para sopesar los impactos directos e indirectos que las nuevas áreas urbanizables y las mayores densidades admitidas podrán tener sobre los otros municipios del área metropolitana, sobre la capacidad del sistema defensivo, ni la vulnerabilidad que nos caracteriza frente a los anegamientos por lluvia», expresó.