El presidente de la Federación Económica del Chaco (FECHACO), Alfredo González, trazó un crudo diagnóstico sobre el escenario que dejó el 2025 para el sector pyme y advirtió que las empresas continúan arrastrando dificultades estructurales que condicionan su desempeño de cara al nuevo año.
«Fue un año bastante complicado, con muchos cambios, con una mochila muy pesada que todavía arrastran nuestras empresas», sintetizó González al ser consultado sobre el balance del año y las perspectivas para el 2026.
En declaraciones a radio Facundo Quiroga, el dirigente empresarial señaló que la complejidad no es un fenómeno aislado ni reciente. «Como lamentablemente viene pasando hace muchísimos años en nuestro país, para todos los sectores productivos pymes siempre sentimos que el año que termina fue el peor, pero después nos sorprende uno aún más difícil», afirmó.
Según explicó, el 2025 estuvo marcado por transformaciones profundas que impactaron de lleno en la estructura de las pequeñas y medianas empresas. «Fue un año difícil, con muchos cambios, con la necesidad de comenzar a modificar desde lo más profundo el funcionamiento de nuestras empresas, mientras seguimos cargando una mochila muy pesada que nos cuesta muchísimo sostener», sostuvo.
Uno de los puntos que más preocupan al sector es la fuerte apertura comercial, que, según González, no se dio en condiciones de igualdad. «Se avanzó en una apertura comercial bastante fuerte, pero sin que las pymes tengan las condiciones necesarias para competir de igual a igual. Todo eso hizo que el año sea muy, muy difícil para las empresas de nuestro país», remarcó.
Consultado sobre los compromisos asumidos tanto por el Gobierno nacional como por la gestión provincial durante la campaña de 2023 para generar un escenario más favorable para las pymes, González fue contundente: «Algunas situaciones sí se cumplieron, pero la gran mayoría no».
En ese sentido, indicó que, si bien existe diálogo institucional, aún falta una política integral para el sector. «Con este nuevo gobierno, que ya lleva dos años, no hemos tenido un proyecto productivo claro para todos los sectores pymes del país. Tenemos buena comunicación a nivel nacional a través de entidades madre como CAME, pero eso no se tradujo en un plan concreto, y eso complica muchísimo», señaló.
González reconoció que el ordenamiento macroeconómico es necesario, pero advirtió sobre los tiempos y sus efectos en la economía cotidiana. «Entendemos que lo primero es corregir el desbalance macroeconómico y que lo están intentando, pero es un proceso largo y uno no sabe cuánto tiempo va a llevar. Mientras tanto, eso repercute de manera directa en la microeconomía, en la diaria de las empresas», explicó.
Uno de los indicadores más claros de esta situación es la caída sostenida de las ventas. «Seguimos con bajas ventas, teniendo en cuenta que venimos de dos o tres años de una caída muy fuerte del consumo interno», afirmó, y alertó además sobre el crecimiento de la informalidad. «Lo que sí crece mucho es la ilegalidad, y eso engaña, porque muchos actores pasan a competir en condiciones totalmente desiguales. Al no pagar impuestos, tienen una ventaja de entre el 50 y el 60%», advirtió.
Respecto a la presión impositiva, uno de los reclamos históricos del sector, González destacó avances a nivel provincial. «En la provincia se inició un proceso de baja de un impuesto muy distorsivo como Ingresos Brutos, y desde FECHACO acompañamos esa decisión», indicó.
Detalló que el tributo pasó del 3,5% al 3,2% y que desde enero se reducirá al 2,9%. «Parece poco, pero es muy importante. Es el comienzo y una muy buena señal para que se generen otras medidas similares, no solo en impuestos provinciales, sino también en tasas municipales que son bastante complicadas», sostuvo.
En cuanto al plano nacional, explicó que las gestiones se canalizan a través de CAME. «Hemos sido colaborativos en muchas desregulaciones que forman parte del llamado costo argentino. Hubo medidas positivas, pero también otras que nos perjudican, y la balanza hoy está bastante crítica porque lo positivo no termina de impactar en la realidad diaria del comercio», analizó.
En otra parte del diálogo se refirió al comportamiento del consumo en fechas clave como Navidad, el Día de la Madre o el Día del Padre. «Se registraron leves incrementos, como en Navidad, con apenas un poco más del 1%, pero con un ticket promedio mucho más austero», indicó.
Según González, este fenómeno está directamente relacionado con la pérdida de poder adquisitivo. «El problema principal es el poder de compra de nuestros clientes. Al actualizarse servicios básicos de la vida cotidiana, cuyos costos en algunos casos se duplicaron, y no así los salarios, se redujo de manera muy fuerte la capacidad de consumo de las familias», explicó.
«Eso se refleja claramente en los informes mensuales de ventas que publica CAME: menos consumo, tickets más bajos y una economía familiar cada vez más ajustada», aclaró.
Inflación, índices y distancia con
la realidad
Consultado sobre la medición de la inflación y los índices oficiales, González reconoció que se trata de una discusión técnica, aunque remarcó una brecha evidente entre los números y lo que ocurre en la calle. «Son situaciones muy específicas. Tengo entendido que este año se va a implementar una fórmula distinta a la que se viene utilizando desde hace muchos años. Hay críticas porque algunos indicadores están desactualizados o no contemplan de manera integral el costo real de la canasta básica», explicó.
Si bien señaló que el organismo encargado de las mediciones «lleva adelante su tarea con seriedad», subrayó que la percepción cotidiana de los empresarios es muy diferente. «Lo que uno ve en la calle es totalmente distinto a lo que reflejan los números oficiales. Desde nuestro lugar, con listas de precios que cambian permanentemente, sentimos que quedamos fuera de juego, incluso para competir internamente», sostuvo.
En ese sentido, advirtió que los aumentos en mercadería e insumos son superiores a los que reflejan los índices oficiales. «Eso es lo que nos pasa en el día a día. Técnicamente no puedo discutir porque no tengo las herramientas, pero esperamos que la nueva fórmula esté más cerca de la realidad cotidiana», señaló.
Cambio en los hábitos de
consumo y efecto en la actividad
González remarcó que la caída del consumo es uno de los principales problemas que enfrentan hoy las pymes. «Nuestros clientes han cambiado de hábitos y, en algunos casos, directamente dejaron de consumir ciertos productos. Esto repercute muchísimo en la actividad diaria, no solo del comercio, sino también de la industria», explicó.
Según indicó, esta situación reduce cada vez más las posibilidades de sostener empresas y emprendimientos en condiciones adecuadas para competir. «La falta de consumo explica entre un 60 y un 70% de la dificultad para tomar más empleados», afirmó.
Reforma laboral
Al referirse a las reformas estructurales que se discuten a nivel nacional, entre ellas la reforma laboral, el titular de FECHACO sostuvo que se trata de un debate necesario y largamente postergado. «Hace muchos años que venimos trabajando para readecuar las relaciones laborales, que en muchos casos son obsoletas y no contemplan la realidad actual ni la globalización en la que está inmersa la Argentina», afirmó. En ese marco, apuntó a uno de los principales obstáculos que enfrentan las pymes para generar empleo. «El gran problema no es que no se quiera pagar un despido, sino la enorme cantidad de juicios laborales. Hay un sistema que se metió entre el trabajador y la empresa, con demandas muchas veces inventadas o infladas con rubros que hacen inviable cualquier sentencia para una pyme», denunció.
Informalidad
El dirigente empresario también se refirió al crecimiento de la informalidad, en línea con datos difundidos por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que advierten sobre la pérdida de miles de puestos de trabajo formales en sectores como el comercio, la industria manufacturera y la construcción.
«Hoy más del 50% de la microeconomía argentina está dentro de la informalidad, y eso se siente muchísimo», afirmó González. En ese sentido, advirtió sobre la competencia desleal que enfrentan los comercios formales. «Tenemos al lado de nuestro negocio una competencia con una ventaja enorme: no paga IVA, ganancias, ingresos brutos ni tasas municipales. Eso representa casi un 50% de ventaja en el precio de un producto», explicó.

