La Asamblea Legislativa concluyó con la sorpresa de una convocatoria del Presidente a transitar un camino de entendimiento entre la Nación y las provincias. Habría un alivio fiscal para los gobernadores si antes se sancionan las leyes pedidas por el Gobierno nacional. El mensaje presidencial tuvo un rating inesperado de 50.7 puntos, superando al anterior récord del partido Argentina-Francia por la final de la Copa del Mundo. Milei habló descarnadamente al pueblo. La mayor parte de los mandatarios provinciales ya hicieron pública su adhesión a la convocatoria presidencial. El aval político al plan económico que comienza a dar resultados con números elocuentes contribuiría a generar las condiciones para la inversión que ayude al crecimiento y desarrollo de la economía. Desde el exterior hay expectativa por los avances políticos que puedan darse en el país.
Por CONFUCIO
Lo anticipó este medio. La Asamblea sería a las 21 horas, por primera vez en la vida parlamentaria, y habría «una sorpresa». Así fue. La decisión de llevar la convocatoria a la noche muchos la vincularon con la tradición americana, aunque en los hechos lo que se buscó, y con señalado éxito, es lograr que el mensaje presidencial llegue a la mayor cantidad de hogares argentinos en un horario que facilite la presencia de la gente frente al televisor. Hubo un rating excepcional 50,7 puntos, esto es, superó la anterior marca que se dio en la final Argentina-Francia por la copa del mundo con 47,8 puntos de rating. No es un hecho menor y habla por sí del interés que tienen los argentinos en el desarrollo del proceso político que involucra la vida diaria del pueblo de la Nación. Esta vez el Presidente no habló a espaldas de los legisladores. Lo hizo en el recinto, frente a un atril ubicado bajo el estrado, con un discurso leído que duro 73 minutos y en el cual en ningún momento levantó la voz, conservando la compostura. Una sola vez remarcó una frase, fuerte por cierto, y lo hizo a continuación de aplausos que dieron pie para que, con cierta picardía fuera incisivo en el mensaje que dejó. Apuntó de lleno al ex gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, aunque, por extensión, alcanzó a la UCR en su conjunto al decir: «Hay absurdos ejemplos obscenos de impunidad como, por ejemplo, el que vivimos esta semana cuando nos enteramos que un ex gobernador metió tras las rejas, sin debido proceso, a un ciudadano por 50 días, meramente por el crimen de hablar mal de la corona en un chat privado. Ofende el silencio de aquellos que se dicen republicanos». La dura recriminación fue escuchada tanto por Martín Lousteau, destinatario directo, como por el actual Gobernador de Jujuy quienes mantuvieron las formas. Morales hubiera preferido un gesto de solidaridad, no solo de su socio político, el actual Presidente de la UCR, sino también de su delfín que es el actual mandatario provincial. A las pocas horas el Gobernador hizo público su apoyo a la convocatoria para el 25 de Mayo en Córdoba, algo que imitaron los gobernadores radicales de Mendoza, del Chaco y de Santa Fe junto a otra importante cantidad de mandatarios provinciales de otros espacios no solo del PRO, inclusive el gobernador de Córdoba y algunos del justicialismo como los de Tucumán y Catamarca, en una lista que sigue abierta y a la cual se incorporarán seguramente varios más que, por estas horas, analizan los pro y los contra de una decisión que será siempre polémica. La expectativa está por estas horas centrada en la respuesta pública que podría dar el Gobernador del primer Estado argentino, Axel Kicillof, cuando el lunes inaugure el período ordinario en la Legislatura de La Plata. Por lo pronto, pareció un hecho auspicioso sí la presencia de Kicillof como la de la mayoría de los gobernadores en el Congreso de la Nación, como tendiendo un puente de plata como lo hicieron diputados y senadores que casi a cartón lleno dieron un marco llamativo a la Asamblea, tanto más por lo que había venido pasando en la relación de Milei con los gobernadores y legisladores, y por las reiteradamente ácidas declaraciones del Presidente, descalificatorias de la política en general y de los jefes provinciales, y legisladores en particular. Corresponde decir, en homenaje a la verdad, que el viernes por la noche todos cuidaron las formas dando una imagen, ante millones de argentinos que siguieron el mensaje presidencial, de una prolijidad en las formas en lo que hace al funcionamiento de las instituciones. El Presidente dijo sí cosas fuertes. Realizó un descarnado examen de la realidad recibida y del estado del país y hasta, en algunos tramos, personalizó con nombre y apellido como cuando se refirió a Alberto Fernández y Cristina Kirchner en un pasaje y a Juan Grabois, Máximo Kirchner, Sergio Massa y Pablo Moyano, pero lo hizo, y esto sorprendió a algunos, en un tono desusadamente calmo. De hecho, no levantó en ningún momento la mirada salvo cuando remarcó la referencia a Gerardo Morales o levantó la vista hacia los palcos del tercer piso donde sus partidarios festejan algunos párrafos del mensaje presidencial. La excepción la dio un Diputado perteneciente al bloque K, que proviene de filas del sindicalismo, que en una actitud marginal, que molestó incluso a los legisladores de su propio espacio, dio las espaldas al estrado presidencial manteniéndose en esa posición durante toda la sesión. Ya al llegar el Presidente al Congreso se advirtió un clima distendido con Milei saludando, a algunos con mayor efusividad, incluso a algunos opositores con quienes, como el caso de Florencio Randazzo se confundió en un abrazo. Lo mismo ocurrió al concluir su discurso. Al bajar nomás se topó con el senador Luis Juez con quien repitió la escena. Siguieron los abrazos con muchos otros, aunque el que más llamó la atención fue el que le dio a la Ministra de Seguridad, acaso como refrendando el reconocimiento que en el mensaje dio respecto a la figura de Patricia Bullrich. En esto de la gestualidad, ya al llegar, fue notoria la onda que recíprocamente se esforzaron en mostrar el Presidente y la Vicepresidente con la clara intención de disipar toda duda alimentada siempre por algunos medios. Muy cerca del estrado principal los cuatro ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación marcaron la presencia de la tercera pata del poder del Estado. Entre los ex Ppesidentes solo estuvo Adolfo Rodríguez Saá quien, a pesar de gobernar solo una semana de vértigo goza hoy de la pensión vitalicia que se le otorga a los presidentes y ex vicepresidentes de la Nación por un régimen especial instituido por Ley 24.018 que el viernes Milei se encargó de decir que lo derogará dentro del paquete de leyes anticasta que elevará al Parlamento. Cierto es que el clima dentro del Congreso se modificó notoriamente cuando, al finalizar el discurso, el Presidente sacó a relucir la sorpresa prometida. La convocatoria a una suerte de Pacto al estilo de La Moncloa para el 25 de Mayo en Córdoba fue un gesto hacia la normalización de las relaciones con los gobernadores, que fue muy bien recibido. Más de una docena hasta promediar la noche ya hicieron pública su adhesión, conscientes que la realidad indica la necesidad de acercar posiciones frente a un gobierno «con pocas pulgas» y una decisión muy firme en mantener el déficit cero logrado en enero y quizás confirmado en febrero, cueste lo que cueste. En realidad, la posición de Milei no debe sorprender, simplemente porque lo había anunciando muy claramente cuando dejó en claro que para cerrar las cuentas fiscales era necesario una mayor recaudación y la reducción del gasto público. Los legisladores fueron permeables a ciertas presiones de los habituales lobbis y así fue que la «Ley Ómnibus» fue sufriendo sucesivos recortes que desnaturalizaron su objeto, lo que determinó la decisión presidencial de retirar el proyecto, algo que sorprendió y mucho al arco político por cuanto se advirtió que se había tensado en demasía la cuerda agotando la paciencia presidencial. A partir de ese momento el Gobierno dejó en claro que, así las cosas, el ajuste sería mucho mayor, y que los principales perjudicados serían los gobernadores, algo que rápidamente comenzó a verificarse con la no remisión de partidas del fondo docente, de los subsidios al transporte y otros ítems. Chubut pareció ser la primera víctima haciendo que su Gobernador salga con los botines de punta recogiendo de inmediato una serie de apoyos, a lo largo y lo ancho del país, de otros gobernadores. En verdad todos, incluido el Jefe de Gobierno porteño, con la sola excepción del de Tucumán, el peronista Osvaldo Jaldo, quien desde antes vio que era mejor estar cerca del Gobierno nacional. A muchos sorprendió el apoyo masivo y extendido que logró Torres, quien incluso llegó a poner en duda la provisión de gas y petróleo al resto del país hasta que el principal gremio vinculado al petróleo salió a tomar distancias, con la cintura propia y el olfato que tienen los jefes sindicales, poco propensos a asumir peleas ajenas. Con el correr de las horas se develó la razón de este sorprendente y masivo apoyo. En verdad, como Chubut, hay varias otras provincias en apuros, entre ellas el Chaco, que ayer se apresuró a enviar un explícito mensaje de apoyo a la convocatoria, en línea con el acercamiento que viene registrando en los últimos tiempos. En verdad, Leandro Zdero dio señales contradictorias desde el comienzo, aunque a partir de las últimas reuniones el Gobierno nacional lo ha ubicado dentro del pelotón de gobernaciones amigables, un logro no menor para una provincia fuertemente dependiente del Gobierno federal. Si bien el interlocutor es particularmente el ministro del Interior, Guillermo Francos, el Presidente monitorea y se interesa, de manera directa, «en el ir y venir de los gobernadores» que recién ahora, algunos tardíamente, han comenzado «a picarle el boleto» a la forma de actuar del Presidente. En el caso de Corrientes como Chaco y Formosa, el Vocero presidencial es quien le acerca, cuando lo considera oportuno, las noticias provenientes de estas provincias que se publican en EL LIBERTADOR, LA VOZ DEL CHACO o FORMOSA. Este medio lo advirtió hace varias semanas. «Conocer el perfil de Milei es el ABC de una buena relación con el poder central». Otros siguieron, como Quintela y Kicillof como casos extremos, la política de la confrontación dialéctica, un terreno en el que siempre perderán frente a quien maneja sin pudor la botonera del poder, y sabe desempeñarse, como nadie, ante los medios y las redes sociales a las que le dedica horas de tiempo como parte esencial de su trabajo. A ello se le suma el complemento de su «llamado asesor estrella» o «todo terreno», el joven Santiago Caputo que, no solo controla y nutre las redes con un equipo en el primer piso de la Casa Rosada, sino que elabora el discurso en función al aporte que surge de los sondeos de opinión y, como si fuera poco, asume de manera directa, y por delegación expresa del Presidente, negociaciones «de alto vuelo» en las que baja línea, notoriamente por sobre el resto de funcionarios de mayor jerarquía. Con algo de desconocimiento de la importancia que tiene Caputo, hijo de un ex Presidente del Colegio de Escribanos de la Capital y sobrino de Luis y Nicki Caputo, el diputado Miguel Pichetto, por lo menos entonces sin dimensionar cómo funciona el esquema del poder presidencial, pretendió condicionar su presencia a que no esté el joven Santiago. De hecho, fue Pichetto el que no estuvo, un legislador que aunque por momentos parece cerca de la Casa Rosada se convierte, por momentos, en un personaje que logra hasta irritar a quienes están en el área chica del poder presidencial. En las últimas horas volvió a hacerlo con declaraciones que, aunque favorables al Pacto del 25 de Mayo, introducen cuestiones que agitan el debate en un momento que es para calmar las aguas.
EL PLAN A Y EL PLAN B DE MILEI, CLARO COMO EL AGUA
La caída de la Ley Ómnibus y los reparos al DNU 70/23 llevaron a un grado de extrema tensión al Gobierno con el arco legislativo y los gobernadores. Sin embargo, esta tensión no repercutió de manera negativa en los mercados que siguen dándole la derecha al Gobierno. En el exterior, y en el empresariado nacional, se pondera la convicción del Presidente y en el no ceder a las presiones ratificando un rumbo de saneamiento de las cuentas fiscales que entusiasma, más allá que esperan que en el menor tiempo posible la política haga lo suyo para alinearse en una misma dirección que posibilite recrear la confianza y sentar las bases que ayuden a que el mundo mire con mayor entusiasmo a la Argentina como un país previsible, con seguridad jurídica y un marco de legislación laboral y tributaria que contribuya a que, con políticas de largo plazo, pueda convocar a la inversión de capitales que buscan, antes que nada, garantías de respeto a la propiedad privada y previsibilidad.
CONFRONTACIÓN VS ACUERDOS
Milei ha sabido mostrar los dientes y, por momentos, ser implacable en la toma de decisiones tanto en el trato con los gobernadores como con el echar a funcionarios de su Gobierno que a la hora de la verdad parecían dudar de su sentido de pertenencia. En su mensaje, el Presidente señaló que «la confrontación no es el camino que queremos ni el que elegimos. Hay otro camino posible, distinto. Un camino de paz y no de confrontación: un camino de acuerdo y no de conflicto»; aunque admitió: «Debo ser honesto en decirles, no tengo demasiadas esperanzas de que tomen este camino. Creo que la corrupción, el egoísmo, y la mezquindad están demasiado extendidos. Pero si bien no tengo demasiadas esperanzas tampoco las he perdido. Es más, quiero que me demuestren que estoy equivocado, quiero desafiarlos a que demuestren que la política puede ser más de lo que es, que podemos aspirar a ser mejores, que demuestren que, a pesar de nuestras diferencias, podemos anteponer los intereses de la Nación a los miserables intereses electorales». Con estas palabras Milei trazó los dos horizontes posibles. Seguir con la confrontación o firmar un nuevo contrato social el 25 de Mayo en Córdoba, que establezca los diez principios del nuevo orden económico argentino, con la idea de dejar atrás las antinomias del pasado, abandonar las recetas del fracaso. La segunda opción supone el paso previo de firmar un preacuerdo y sancionar antes tanto la Ley Bases como un paquete de alivio fiscal para las provincias. Con esta invitación, el Presidente tendió un puente de plata que será el eje del debate en los días venideros, con gobernadores exhaustos y con poco margen para asumir posiciones principistas, algo de lo cual los legisladores han tomado debida nota.