El violento delincuente menor de edad, conocido como Milton, sigue demostrando que su reinserción en la sociedad civilizada no figura entre sus prioridades. Es el chico que asesinó a un perro en la casa donde ingresó a robar. Por esas cosas que la ley tiene, en lugar de ir a prisión y conocer lo que es ser castigado, lo enviaron a la aldea Tres Horquetas, donde no hay seguridad. La consecuencia fue que por segunda vez se escapó, dejando la sensación de que ese lugar no está hecho para contener a marginales.
Milton se hizo, tristemente, famoso por el aberrante episodio ocurrido el pasado 29 de enero en una casa de Villa Universidad, en Resistencia.
Ingresó para robar y mató al perrito de la morada porque ladraba mucho.
Escapó y fue detenido poco después. En el barrio quedó un profundo dolor por el asesinato del animal y un reclamo de justicia que hasta ahora no se cristalizó.
Es que el chico, por ser menor de edad, fue alojado en la aldea Tres Horquetas, complejo que depende del Ministerio de Desarrollo Humano.
Ese lugar cobijó alguna vez al temible Manitos de Miel, quien también escapó, y lo mismo pasó con Milton.
LA PRIMERA FUGA
Este último se fugó, robó una moto en el acceso a Colonia Benítez y volvió a su barrio Santa Catalina donde fue visto por un periodista de Chaco TV, expolicía, quien lo recapturó cuando lo vio escondido cerca de su casa.
DE NUEVO,
EL SÁBADO
Aunque de nuevo fue derivado al centro de alojamiento cercano a Margarita Belén, otra vez se burló de todos al fugarse por segunda vez, en este caso el pasado sábado.
No lo hizo solo, esta vez consiguió un cómplice, con quien planeó el escape.
Si bien hay guardias en el lugar, estos no estarían prestando mucha atención ya que vieron a los jóvenes dialogando en el salón de usos múltiples en el horario de recreación, hasta que de golpe desaparecieron.
La Policía desplegó un dispositivo de búsqueda de personas para recapturarlos.
Hasta ahora sigue libre, siente que si es atrapado volverá a Tres Horquetas y es aún más consciente de que apenas los guardias se descuiden, escapará de nuevo.
No sería mal visto que la Justicia despierte y entienda que hay personas que no sienten la necesidad de ser honestas, más si le oponen «castigos» que son caricias y les provoca el mal pensamiento de creerse que son intocables.