Al cumplirse un año de la desaparición del pequeño Loan Peña en el paraje 9 de Julio, en Corrientes, la Justicia elevó a juicio oral la causa por la que hay siete detenidos y diez imputados.
Entre ellos se encuentra un personaje que al principio de la investigación, y por algunas actitudes que tomó, fue considerado un «encubridor» del hecho, pero con el correr de los días, y ya casi enfrentando el juicio, para la Justicia pasó a ser calificado como uno de los secuestradores.
Ese personaje es Walter Maciel, quien en el momento de la desaparición de Loan era el comisario de 9 de Julio, y para los investigadores tuvo un rol crucial aquel día triste para la familia del nene, que entonces tenía 5 años.
El policía había sido acusado de encubrimiento al considerarse que no estaba en el lugar al momento de la desaparición de Loan, pero finalmente los investigadores señalaron que había participado del plan, junto a los otros seis detenidos, de sustraer al menor, por lo que el pasado 10 de abril la Cámara Federal de Corrientes modificó la acusación y ratificó un «rol más activo y funcional» del exfuncionario policial en el secuestro de Loan y lo señalaron como partícipe necesario.
Para justificar la acusación, la Cámara Federal consideró que había un plan previo para «la sustracción de un menor» donde cada uno de los procesados tenía un rol asignado. En esa asignación de roles, los jueces aceptaron la descripción que hizo la jueza Cristina Pozzer Penzo acerca de que mientras era comisario, Maciel visitaba los colegios y se tomaba fotos con los niños, lo que lo puede poner en el rol de conocer las identidades de los menores y también sus movimientos.
¿Que hizo el acusado?
Los jueces también consideraron que «aprovechando su calidad de funcionario policial, debía garantizar un perímetro temporal que permitiera a Carlos Guido Pérez, María Victoria Caillava, Laudelina Peña, Bernardino Antonio Benítez, Daniel Oscar Ramírez y Mónica Millapi ejecutar la sustracción sin interferencia de las fuerzas de seguridad».
En ese sentido, para cubrir el hecho, el día de la desaparición por la mañana, Maciel se llevó el libro de guardias de la seccional para «evitar que se dejara constancia del horario exacto en que se produjo la desaparición y, con ello, obstaculizar la reacción inmediata de las fuerzas policiales».
Para el fiscal federal de Goya, Marcelo Colombo, y los fiscales de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas, María Alejandra Mángano y Marcelo Colombo, durante la madrugada del 14 de junio, casi 12 horas después de la desaparición, tuvo comunicaciones con otros policías e imputados.
Esa convicción gira en torno a lo que se conoció como «falsa noticia» o «falsa alarma» de la aparición del nene, con dos intercambios importantes que realizó el excomisario.
El primero se da entre Maciel y un concejal y exintendente de 9 de Julio, de apellido Moreira, a quien le asegura en un audio a las 2.10 de la madrugada: «le acabamos de encontrar, Concejal, le acabamos de encontrar… así que todo bien».
Entonces el funcionario le pregunta si «lo encontró un dron», y Maciel responde que «fue la recorrida». Sin embargo, poco más de 20 minutos después Moreira vuelve a escribirle y le pregunta por qué en distintos estados de los teléfonos ya hablan de una «falsa alarma», y el excomisario le asegura: «porque es falsa alarma», y le comenta: «una calentura tengo con la familia chamigo».
Y Cuando el funcionario insiste con exigirle explicaciones, Maciel responde que «la familia salió a decir que se le encontró y fuimos todos al lugar y no fue así».
Sin embargo, también a las 2.10 de la madrugada, Maciel le envió un mensaje de audio a la agente de Seguridad Vial Viviana Fernández, con el que le avisa: «lo acabamos de encontrar, lo acabamos de encontrar. Yo me estoy yendo hasta el fondo del campo».
De encubridor a partícipe necesario
Luego de los mensajes del comisario se le pidió al hospital que envíe una ambulancia e incluso una mujer policía, que es esposa del viceintendente de 9 de Julio, quien declaró que le comunicaron alrededor de las 2.20 de la madrugada que «alguien dijo que encontró a Loan en una tapera vieja».
También fue analizado el historial de llamadas de María Victoria Caillava, que se comunicó con otros policías y no con Walter Maciel, en lo que para la Justicia se trató de un entramado de distracción para evitar exponer el plan criminal.
De esta forma, para quienes hicieron la investigación Maciel no tuvo control en la ejecución del delito, lo que lo ubica como partícipe necesario y no como un simple encubridor.